Chloé.

Capítulo: 14

- Chloe, despierta, despierta...- Esta voz me suena. - Despierta, hay que irse. Despierta.- Abro los ojos y veo a Taylor encima mía, sonriéndome y sus ojos no paran de brillar.- Hay que irse.- Le vuelvo a sonreír, no quiero irme a ningún lado. Quédate conmigo. Un ratito más. Pero un ruido nos desconcentra y mi cuerpo empieza a tambalearse solo, y con Tay encima. Despierta, algo me dice. Despierta, y sigo sin saber qué hacer. Una sensación de inmovilidad y la incapacidad de estirarme ni moverme, me aterroriza.

- Maldita sea, Chloe, deja tus sueños para después, hay que irse. YA!-

- Déjame...- Y me rasco la nariz, pero noto un líquido que cae de ella. Abro los ojos y mis dedos están manchados de sangre. Que es esto...?

- Bien. Toma, - Alison me da un pañuelo.- levántate ya.-

- Alison, es la hora. O la llevamos arrastras, o la dejamos.-

- Pero qué estás diciendo Erick. Nadie la va a dejar aquí. Va mover su trasero, así como me llamo Alison Boomer.-

- Y están dentro...- Dice Erick, sacando una espada enorme de su espalda. Es una catana más bien. Pero para que quiere una catana que siempre estaba en nuestro salón de adorno. No lo entiendo.

- Chloe, o te levantas ya, o mueres. Jamie se ha enterado que te han quitado el beso y te está buscando. O te levantas ya, o mueres.-

- ¿Quién es Jamie?-

- Mi primo.-

- Es un asesino...-

- NO hay tiempo, levántate de una vez Chloe. -Me mira Erick con cara de poco amigos y me levanto de un salto.

- Por aquí, métete por este agujero. - Me meto por el agujero que hay en la pared, de una rara habitación, serán todas habitaciones de un diseño distinto, porque la mía no era así. Y veo como Erick, mueve el armario de la otra habitación para tapar un agujero. Como el primo de Alison es tan tonto que no se dará cuenta, pero de repente, el agujero se llena de hormigón y la pared queda lisa y sin ningún rasguño. Oh Dios mío, esto es...

-Se te cae la baba Chloe, - me dice Alison,- ven por aquí.- Y me lleva a una puerta enorme.

- Piensa en tu casa de Los ángeles, entendido?- Me pregunta Erick.

- E...e...eso... Sí, entendido.- Me meto en esa puerta y una fuerte corriente de aire me lleva hacia abajo. Parece una atracción, pero es mucho más rápida. Cierro los ojos porque me hace daño el viento y cuando los abro estoy...estoy en mi... ¿Casa?

- Es mi casa!- Miro por la ventana pero no veo nada. Miro por la otra ventana y, tampoco veo algo.

- No es tu casa de verdad. Es una reconstrucción de ella. Por si surgía un problema, como el que acaba de surgir y no había tiempo de volver a Los Ángeles.- Dice Erick guardando su catana.

- Tranquila Chloe... Todo saldrá bien.- Me intenta animar Alison pero sé que no es verdad.

- Por qué tu primo mató a Taylor?-

- Chloe... Yo tampoco lo sé. -

- Pues averígualo.-

- Pues te toca esperar chica, porque aquí estaremos un largo tiempo.- Dice Erick, y se tumba en sofá.

De verdad habrá muerto? Alison dice que sí, pero yo no me lo creo. Llevo ya dos días sin salir de nuestra habitación y su lado de la cama, huele a él. Me paso todo el día pegada en su parte de la cama y, con una sudadera suya puesta porque en esta casa hace frío.

Al parecer James, se ha quedado en la Rosaleda o eso me han dicho los cazadores que nos vienen a traer noticias y comida. El beso , ya dejó de hacer efecto en mi. Pero sigo sin saber quién era ese chico. Según Alison era su primo, pero que ser humano es capaz de tratar así a alguien, y cuando recuerdo que no son humanos se me va ese pensamiento.

Cuando consigo pegar ojo, mi mente ve a Taylor pero, no puedo alcanzarlo. Siempre sueño que está cerca y me da la mano, pero cuando estiro el brazo aparece más y más lejos. No sé cuánto voy a durar así, tengo cosas importantes que hacer, que pensar y que descubrir. Pero sin él, es como una misión imposible.

Esta mañana hasta me eche en la muñeca su perfume. Y me vino todo el recuerdo de Taylor.

Erick no para de venir verme preguntándome que tal me encuentro pero, como siempre se va sin que yo pronuncie ninguna palabra. Me duele tanto no sentir su presencia y cuando recuerdo ese día aún más. Ni sé que pasó... Y yo ni soy capaz de averiguarlo.

- No puedo sin ti, Tay...- Susurro en voz baja.

- Si que puedes...- Su voz. Oigo su voz. Es dulce y grave... y es preciosa, es suya... es...

- No puedo, te necesito... te necesito...- Y mis lágrimas vuelven a brotar de mis ojos.

- No llores, mi niña estúpida... Mi niña imposible... Llegará un día en que podrás superarlo...-

- NO! - Le grito. - Ponte en mi lugar, ¿ qué harías Tay? Qué, dime! - Mi voz subió de tono y noté como mi sangre recorría todo mi cuerpo.

- Te quiero...Búscame. Te ayudaré. - Me dice y su voz desaparece.

Era la última vez que me había hablado.