Chloé.

Capítulo: 30

Llegamos a nuestra habitación y me fui corriendo a la ducha. En el espejo miré todo mi cuerpo y no encontré ninguna escama. Se me hacía raro no verlas sabiendo que estaban ahí. Me metí rápidamente en la ducha. El agua caliente recorrió por todas las partes. Me sentí tan tranquila... Tan en paz, hasta se me olvidó que se acercaba la guerra... Nada más salir de la ducha vi un pantalón de cuero y una camisa blanca en la cama.

-A trajo esto para ti.- Soltó Tay, mientras se dirigía a la ducha.- Ha dicho que te lo pusieras y que vendría en cinco minutos.-

- Vale.- Me pongo las bragas, un sujetador después el pantalón y la camiseta. Me miro en el espejo y me hace bastante buen culo. -Alison... -Pienso en voz alta. De repente unos golpes en la puerta hacen que aparte la vista de mi ropa.

- Que guapa!- Sonríe A.

- Gracias.- Le devuelvo la sonrisa. - Querías hablar conmigo?-

- Bueno, mi tío quería hablar contigo.-

- Oh, Arthur... Vale.- Cerré la puerta y nos dirigimos a su despacho. Cuando nos subimos, Max no estaba en su sitio. Tampoco estaban las limpiadoras ni nadie por los pasillos. Alison abrió la puerta.

- Hola de nuevo, señorita Tatum.- Me sonríe amablemente.

- Hola, Señor Le Blanc.-

- Quería pedirte un último favor.- Me indica que me siente.

- Claro.- Le contesto amablemente. -

- Quiero que guardes esta pierda de mi Jamie. -

-Perdón?- Me acerco a la mesa por si había escuchado mal.

- Esta piedra tiene gran valor. Con ella puedes resucitar a alguien y ese alguien podrá vivir en los dos mundos. En nuestro mundo y en el de los muertos. Como sabrás mi hijo no tiene la cabeza muy amueblada, por lo tanto si esta piedra cae en sus manos será otro peligro para la humanidad.- Estiro el brazo para coger la piedra. Es suave y de un color granate intenso. Tiene forma de un romboide tridimensional.

- Y como se usa?- Preguntó Alison mientras todos observábamos la misteriosa piedra.

- No tiene mucho misterio. Se tiene que poner en la mano de alguien muerto. La piedra se incrustará en su mano haciendo que vea los dos mundos. Después su cuerpo comenzará a temblar y sus ojos perderán su color natal. Es decir, si tienes ojos grises, se convertirán en negros o rojizos. Sea cual sea el color cambiará.-

- Entonces, la persona con el cristal incrustado será inmortal?- Le pregunto curioso.

- Al revés. Será aún más mortal. Los del mundo de los muertos reclamaran el alma de la persona. Asique cualquier cosa que sea peligrosa para la salud de la persona será el doble de mortal.-

- Será como vivir en una maldición.- Soltó Alison.

- Más o menos. Pero dará más poderes y sobre todo el poder de salvar a los demás. - Se levanta de la silla y se pone de pie enfrente de la ventana.- El Dr. Gimery no sabía nada de esta piedra. De hecho ninguno de los cinco importantes sabía que existía, porque ya eran inmortales. Ellos no necesitaban una piedra de resurrección. Pero lo que no sabían es que podían controlar con ella los dos mundos. Me refiero a que, si caen en las manos de una gimera, su poder aumentará. Podrán crear ejércitos de los dos mundos y los dos en contra de la humanidad. Podrán hacer cosas imaginables. Sin embargo, mi hijo, desarrolló una adicción por los gimeras. De hecho sus poderes son bastante inusuales para ser un cazador.-

- Si... Tuve una visión en la que vuestro hijo mataba a Taylor y luego me daba el beso de dolor. -

-Si... Sus poderes son extraordinarios la verdad. Pero es muy peligroso. Yo ya no tengo poder sobre él. Ni nadie... A ser sinceros... Asique hazme ese favor.- Me mira suplicante.

- Lo haré Señor.-

- Bien entonces... Ya es la hora.- Se vuelve a girar a la ventana. Veo una nube negra acercándose más y más rápido. El sol que antes brillaba acaba de desaparecer en una enorme nube negra. - Corred.- Se gira hacia nosotras.- Ah sí, Alison... Fue un honor ser tu tío todo este tiempo. Tú padre estaría orgulloso de ti.- Le regala una sonrisa tranquilizadora y se gira de nuevo a observar por la ventana.

Salimos rápido del despacho de Arthur y fuimos corriendo a encontrar a Taylor y Erick, pero gracias a Dios estaban en hall. Erick estaba en las escaleras contemplado como se formaban los grupos de cazadores. Llevaba unos vaqueros azules claros y una camiseta azul marina combinada con una chaqueta de cuero. Por otro lado estaba Taylor con un vaquero desgastado que le quedaba de muerte y una camiseta blanca que parecía tener rota la parte de abajo. Estaba observando también algo pero no podía ver el que.

-Yo voy donde Erick, tu donde Taylor.- Afirmo con la cabeza y me dirijo hacía Tay.

Cuando empecé a subir por las escaleras me sentí apretujada contra mucha gente, pero no podía ver a nadie. Entonces caí en que todos aquellos eran gimeras. Mi pulso se aceleró, pero vi la mirada de Tay y me tranquilicé.

-Ya estás aquí.- Me dice mientras pone su mano en mi nuca.

- Si...- Le digo con la voz jadeante porque estaba corriendo.- Por que no los puedo ver?- Pregunté curiosa.

- Porque no quieren que les veamos.- Contesta mirándome.

- Y como sabremos... - La voz de Alison interrumpe mi pregunta.

-Reclutas. - Mira a los cazadores. - Aliados.- Se dirige con la mirada a donde estamos nosotros, y los supuestos gimeras.-

- Ella los puede ver?- Pregunté en silencio.

- No, pero lo intuye.- Se ríe de mí. Yo le doy un pellizco y deja de reírse. - Eres mala. -

-Como sabéis,- la voz de A sonaba autoritaria y segura. - estamos aquí por una guerra. Una guerra en la que nuestros mundos y el humano, corren grave peligro. Luzos... Luzos nos declaró la guerra. Violó nuestro tratado de paz. Quiere acabar con la humanidad. Quiere acabar con todos nosotros. Sé que algunos de vosotros luchareis contra vuestra misma especie.- Se gira a mirar a los gimeras.- Pero si estáis aquí, estáis aquí por la misma razón que todos nosotros. Estamos aquí, para salvar a la humanidad. Estamos aquí, para salvar nuestros mundos. Estamos aquí, para proteger, para servir y...- Hace una pausa.- Para luchar! - Veo como los ojos de todos los cazaderos se vuelven negros. Alison se pone una chaqueta y con ella, suena un zumbido. De repente veo como en cada uno de los cazadores les sale un arma de la espalda. Mi boca habrá caído al suelo a verlo. Es espectacular. Veo al fondo a Alison haciendo una señal, entonces Taylor empieza a hablar.

-Hermanos, no voy a dar un discurso como la Señora, pero lo que diré son dos cosas. Gracias por estar de nuestro lado, por pertenecer fieles al viejo credo. Y por querer luchar tanto por mí, como por ella, - me señala a mí, y mi cara se pone como un tomate de rojo. Veo al fondo a Ali riéndose de mí y Erick aguantando la respiración para no caer en la tentación. - tanto por nuestros aliados los cazadores. Hagamos que esta guerra sea la razón de nuestra alianza, y no la razón de nuestro odio. Estáis conmigo?- La cara de Tay cambió en un instante y vi como su ojo volvió a cambiar de color. Y a través de la camiseta se podían observar las escamas doradas. Entonces de repente empecé a ver a varios gimeras contemplándome. Eran repugnantes, pero también vi a muchos que eran medio- gimera. Los gimeras cambiaron su aspecto a personas, pero yo los seguía viendo como lo que son. Su piel de lagarto verde y sucio, y de su boca salía una sustancia negra y espesa. En cambio, ellos me miraban con admiración aunque no entendía por qué. Hasta que las frías manos de Taylor me sacaron de mis pensamientos.