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NARRA EZRA.

Desperté confuso, y con una gran dolor de cabeza. Lo último que recuerdo es a Oswald acariciando mi cara.

-¡Despertaste!- dijo una mujer rubia, bonita para ser sinceros; muy elegante y de ojos azules.

-Si, ¿Quién eres?- pregunte mientras buscaba con la mirada a Oswald.

-Me llamo Bárbara Kean- dijo con una sonrisa Fingida.

Ella era del bando contrario de Oswald.

-¿Que haces aquí?- pregunte Sin entender nada.

-¿Me conoces Guapo?- dijo sorprendida.

-¿Donde Esta Oswald?- dije, su voz comenzaba a irritarme.

-El, esta bien, pero lamentablemente quien no lo esta eres tu, yo vine a cobrar una deuda. Mi amigo Ed Nygma ¿Lo conoces?- dijo, y yo asentí. -El me mando aquí, para asesinarte... Pero eres muy linda, y en verdad no quiero hacerlo- dijo mostrando una cara triste demasiado fingida para mi gusto.

-Hazlo y vete por favor- dije girándome en mi cama, eso causo mucho dolor en mi torso.

-Oh cariño, te rompieron Tres costillas, no debes moverte así- dijo acercándose a mi.

-ALEJATE- Dije firme

Ella se dio la vuelta, pero se regreso y saco un arma de su chaleco peludo beige un arma con un silenciador integrado y mostrando una muy amplia sonrisa que puede llegar a ser un tanto bizarra.

-No quiero Matarte Ezra, pero ¡Ahh! Creo que debo hacerlo.- dijo mirando al techo.

-No lo hagas Bárbara, ¿Acaso te eh hecho algo yo?- pregunte

Ella hizo una mueca y rodo los ojos de forma divertida.

-Pues, solo me has robado el corazón, siendo sinceras no me has hecho nada- dijo bajando el arma.

-¿Le debes algo a Nygma?-pregunte.

-Tampoco, de hecho el me debe un par de favores- dijo recordando.

-Entonces no tienes porque matarme- dije mostrándole una sonrisa.

Ella me respondió la sonrisa y dijo.

-Solo si me das tu número- dijo acercando su rostro demasiado al mío, invadiendo mi espacio personal.

-Pues Si- dije algo extrañado.

Ella saco de su bolso un papel y una pluma.

Anote mi numero y se lo di.

-Adiós Bombón, Te llamaré- dijo guiñando un ojo.

-¿Que acaba de suceder?-Me pregunte

No sabia que estaba ocurriendo, mucho menos como llegue al hospital. Y por lógico no sabía donde estaba Oswald y eso me preocupaba bastante.

¡I Hate You! But... I love you. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora