Chapter Ten.

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"Celosos"




Cuando Valentina llegó al departamento, oliendo a alcohol y tambaleándose, Michael sonrió. No por nada había esperado que ella llegara, ¿no?

Después de ir a la reunión en la compañía de Malena, y de tener otra jornada de trabajo, había regresado para encontrar el departamento tan vacío como lo dejó. Pero ahora ya eran las doce de la noche, y Valentina todavía no arribaba.

Una ola de satisfacción egoísta lo bañó. A Valentina le había afectado tanto verlo con "otra mujer". A nadie le afectaría tanto si no sintiese algo por él, ¿cierto?

Observó con una sonrisa cómo la mujer se tambaleaba hasta llegar al interruptor que encendiera la luz. Cuando al fin lo consiguió, la pudo divisar por completo. La mujer estaba por completo desaliñada, de eso estaba seguro, pero no tenía rastros de haber llorado desconsoladamente como debía haber hecho.

Frunciendo el ceño, esperó pacientemente hasta que la rubia se percatase de su presencia. No más de dos minutos pasaron, hasta que Valentina se sentó en el sofá, y se fijara en Michael.

-"Hola" Dijo ella como si nada. El ceño de Michael se frunció con mayor profundidad. ¿Dónde estaban las recriminaciones, el llanto, el caos?

Valentina estaba celosa.

Él quería que lo estuviera.

Y ella tenía que estarlo.

-"Hola" Casi gruñó. Valentina lo miró extrañada.

-"¿Pasa algo?" La inocente pregunta fue la gota que colmó el vaso. ¡¿Dónde diablos estaban los celos?!

-"No." Dijo él, mientras reprimía otro gruñido. –"¿Dónde has estado?"

Está bien, eso no había salido como él había planeado. Se suponía que ella era la celosa. No al revés.

Ella sólo se encogió de hombros –"Me encontré con un amigo" Expresó con la mayor tranquilidad del mundo. Acto seguido, comenzó a quitarse los zapatos.

Una vena vengativa se apoderó de la frente de Michael.

¿Qué, qué?

¡¿Un amigo?!

-"¿Amigo? ¿Qué clase de amigo?"

Ella sonrió levemente, y su semblante parecía más sobrio de lo que en realidad estaba.

-"Ya sabes, Mike. La clase de amigo que una mujer puede tener, ¿no? Supongo que en las escuelas Mexicanas dan orientación sexual, ¿verdad?" Y se extrajo la chaqueta.

Michael palideció. –"¿Qué?" Casi murmuró.

Ella rió completamente cómoda –"Ya sabes, cuando una mujer y un hombre se gustan..."

La pared de contención de Michael flaqueó ante la última frase. Casi como un poseso, saltó del sofá, hasta llegar a donde ella, que lo miró con gesto curioso.

-"¡Dime qué hiciste con ese tipo!" Completamente furioso gritó. Si las paredes hubieran tenido oídos, de seguro se los hubieran tapado. El rugido de furia de seguro lo había escuchado todo el edificio.

Y Valentina se carcajeó. –"Ah, eso fue placentero."

Michael se quedó perplejo. ¿Qué?

Ella volvió a reírse. –"¿Alguna vez te han dicho que podrías ser comediante?"

En ese instante, Michael entendió el pequeño jueguito que ella se traía en manos. Él no era su juguete. Mucho menos su payaso.

Aunque tragándose la furia, Michael rió. –"Supongo que no. ¿A ti no te han dicho que podrías ser dama de compañía?"

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