Chapter TwentyThree.

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"Amenazados"






Valentina parpadeó aunque incluso aquel leve movimiento le causó dolor. Tres pares de ojos la miraron con diversión pero eso no le podía importar menos, puesto que estaba convencida que se había roto algo.

—"¿Valentina?" La voz de Carlo, le recordó en dónde estaba y qué había estado haciendo antes de caer.

Ajustando la mandíbula, lentamente se levantó mientras sentía su cara arder por la vergüenza. Mordiéndose el labio inferior, se miró las rodillas, que eran las que más dolor le producían, y en ellas comenzaban a oscurecerse. Seguramente, se formarían algunos moretones.

Se forzó a mantener la calma, y evitar la mirada burlesca de la tía de Michael.

—"¿Te gustó la conversación?" Escuchó la burla por parte de Gabriella.

Valentina suspiró, al fin resignada, pero no menos furiosa por haber sido encontrada infraganti.

—"Lo siento. No fue mi intención meterme en sus asuntos," Murmuró finalmente.

Gabriella descartó su disculpa con una mueca sarcástica —"¿Entonces podrías explicar por qué demonios estaba tu oído pegado a la puerta?"

Valentina estrechó su mirada en dirección de Michael, buscando ver su expresión. Error. Aquello sólo consiguió enfurecerla más.

—"No. No puedo explicarlo" Sentenció, aún no sintiéndose humillada.

La carcajada amable de Carlo pareció controlar un poco la atmósfera.

—"Bueno, bueno. Finalicemos este asunto de una vez," Se dirigió a Michael—"Sobrino, en tu cuenta estará depositada tu herencia."

Valentina observó con irritación a Michael, que al fin parecía haber encontrado su lengua.

—"Gracias tío. Valentina y yo les agradecemos su hospitalidad" Le envió una rápida mirada en su dirección —"Pero me temo que es hora de poner fin a esta visita,"

Valentina, a pesar de estar furiosa con él, no pudo estar más de acuerdo.

—"Dile a Malena que la espero pronto, Mike" Espetó Gabriella, autoritaria —"Y dile que más le vale traer a un hombre con ella. Dios sabe que estoy demasiado vieja y esa niña ni siquiera se ha casado"

Michael sonrió a su tía, pero asintió. Valentina frunció el ceño, pero terminó por despedirse de Carlo.

—"Señor, muchas gracias por todo. Hasta pronto," Perdón. Había querido decir hasta nunca.

Gabriella frunció a su vez el entrecejo, y soltó otra de sus frases viperinas.

—"Y tú, jovencito, para la próxima vez que nos visites trae contigo a otra esposa,"

Valentina contuvo el deseo de ahorcar a la mujer. En vez de eso, dejó que sus labios se curvaran en una sonrisa amable.

—"Muchas gracias, señora. Me aseguraré de que Michael siga su consejo" Y enviándole una mirada rabiosa a Michael, salió con rapidez del despacho, en dirección a la habitación que usaban en la mansión. Tenía que salir de esta mansión del demonio.


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Michael sólo rió internamente, mientras observaba a su mujer recorrer la habitación de un lado a otro con las maletas tendidas sobre la cama. Mientras embalaba todo, Michael casi podía escuchar los pensamientos que recorrían su cabeza.

BAJO CONTRATO |MICHAENTINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora