Chapter Eleven.

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"Apasionados"



No había podido sacarse de la cabeza los hechos de la mañana. Eran demasiados como para poder asimilarlos de golpe, y Valentina prefería evitarse una jaqueca pensando en ellos.

Haciendo su mayor esfuerzo, ingresó a la oficina de Marcos, después de anunciarse con su secretaria. Lo encontró con su celular en la mano, dando la espalda hacia la puerta y el frente hacia la ventana, que ofrecía una maravillosa vista.

Sin querer interrumpirlo, Valentina se deslizó silenciosa por el piso de roble, registrando su vista por la enorme oficina que pertenecía a su nuevo jefe. Cada espacio tenía un orden perfecto, que a su vez hablaba de la personalidad del ocupante.

Después de algunos minutos, incluso sin percatarse de su presencia, finalizó la conversación telefónica y se volteó. Lo primero que pudo Valentina ver, fue la sorpresa en el rostro, y después le siguió una sonrisa complacida.

-"Valentina. Te esperaba," Puntualizó él, -"¿Otra vez el tráfico pesado te retrasó?"

Valentina se sintió enrojecer cuando recordó qué la había retrasado en realidad. Cuando encontró finalmente su voz, murmuró avergonzada.

-"Tuve... problemas" Al ver que aquella poca información no le había satisfecho a Marcos, suspiró –"En la cocina".

Él sólo levantó una ceja. –"¿Recibiste mis flores?"

Ella sonrió al acordarse del mensaje que le venía incluido con el arreglo floral. –"Sí. Gracias, son hermosas."

Marcos avanzó hacia la puerta que se encontraba de espaldas a la mujer –"Qué bien. Ahora, te enseñaré tu oficina" Y finalizando aquello, sólo salió, esperando a que ella lo siguiera; pero Valentina sólo pudo suspirar temiendo lo peor para las siguientes horas que se le avecinaban.

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Valentina deslizó su mirada con rapidez por su nueva oficina. Era amplia, casi tan grande como la del mismo Marcos, y con una amplia ventana que iluminaba la fina decoración del lugar.

Valentina no pudo sino sentirse sobrecogida ante la elegancia del lugar. Esperaba que Marcos no le estuviera otorgando un lugar preferencial sobre sus demás colegas, que después le pudieran crear problemas de rivalidades.

Ligeramente incómoda, se volteó, y le dijo –"Esto... esto es demasiado. ¿Estás seguro... que todo esto es para mí?"

Desde la fina alfombra que decoraba el piso, hasta las lámparas de arte moderno, la oficina simplemente era... demasiado.

Marcos sonrió confiado –"¿Te gusta?"

Valentina se mordió el labio. ¿Era esta una forma para acercarse a ella?

Tuvo que admitirlo, –"Es preciosa"

De repente, Marcos parecía más cercano que nunca. ¿Cuándo se había acercado y ella no estaba enterada de su avance?

En un intento desesperado por alejarse del hombre — ¿qué diablos le había hecho Michael?— se volteó nuevamente, y enfrentó al paisaje citadino que le ofrecía el vasto ventanal.

No pasaron ni dos segundos, cuando se hubo estremecido ante la respiración del hombre en su cuello. Su aliento caliente le rozaba el cuello y escalofríos invadieron inmediatamente su columna vertebral.

Valentina se tensó cuando sintió la mano de él en su cintura –"Es tuya"

¿Suya, la qué? Ah. Debía ser la oficina.

BAJO CONTRATO |MICHAENTINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora