Chapter Seven.

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"Enredados"


Cuando sus brazos la rodearon con firmeza, se sintió desvanecer. Confesaba que había imaginado algo así, desde la primera vez que lo vio. La corriente eléctrica que descendió por toda su columna, fue un dato adicional. Sus ojos lo decían todo. Estaba dispuesto a completar aquella oscura promesa, como si fiera el mismísimo Lucifer, vendría a colectar su paga, tarde o temprano.

Pero con Michael, había sabido que sería más temprano que tarde.

Cuando los sorprendentemente suaves labios del hombre rozaron su desprotegido hombro, toda su resistencia se vino abajo.

Como si toda su vida hubiera estado en un completo estado de avidez, se aferró con afán a los anchos hombros de su marido. Algo que sin duda no le había dicho, entre los motivos de la separación meses atrás, había sido precisamente el intenso deseo que sentía por este casanova.

Sabía que sería fácilmente desechada, como cualquiera de sus anteriores conquistas. Pero ya no le importaba. Nada importaba... Sólo aquella sensación maravillosa, de encontrarse atrapada en la dureza de este hombre.

-"Sabes tan bien..." Lo escuchó murmurar con voz enronquecida por el deseo. Sintió una satisfacción no conocida, orgullosa de poder ser deseada por aquel hombre que seguramente había experimentado más de un tipo de mujer.

Sólo atinó a suspirar, incapaz de formar palabras, mucho menos frases coherentes.

-"Mmm...." Un gemido se le escapó, cuando aquella delicada y húmeda succión llegó a una de las áreas más sensibles de su anatomía. Le produjo un mayor placer, el ver la cara de aquel hombre tan apuesto, pegado a su pecho, estremeciéndola toda con cada lametón que daba. Sin poder soportar más la tortura, puesto que parecía que se encontraban a millas de distancia, enterró sus dedos entre su cabello exigiéndole aún más cercanía, dejando escuchar su deleite.

-"Michael..." Sintió las piernas convertirse en gelatina, cuando aquel apasionado beso se vio acompañado de más caricias. Peligrosas caricias que distaban de ser inocentes y que descendían para encontrar el punto en su cuerpo que parecía explotar en cuestión de segundos.

Se sintió ser arrastrada en medio del vaivén de sensaciones. El lugar era lo menos importante, de eso estaba segura. Una locura le había nublado los sentidos, éste hombre podía empujarla desde un precipicio y ella no se percataría hasta sentir el golpe.

Cuando sintió que más prendas le eran arrebatadas con poca paciencia, experimentó una súbita urgencia. Una urgencia por algo que nunca había sentido anteriormente.

Miró casi con gesto salvaje a su pareja, que sonrió satisfecho al verla tan necesitada, desnuda y a su merced. Fue así como se sintió Valentina, al menos.

Dos dedos expertos, se deslizaron por la planicie de su abdomen, para encontrar el paraíso terrenal de la mujer. Michael no pudo evitar volver a sonreír ante su sumisión. Cuando el momento del contacto se convertiría en más íntimo, Michael desistió en su tarea para besarla profundamente en la boca. Como nunca lo había hecho, arrasando con las pocas barreras de cordura que le faltaban todavía romper.

Valentina correspondió el beso, había esperado demasiado por aquel contacto. Demasiado tiempo anhelando... demasiado tiempo... esperando poder sentir.

Cuando nuevamente la mano de Michael se deslizó hacia su zona íntima provocó que su muslo tuviera un íntimo contacto con aquella dureza que se escondía de su conciencia. Lo sintió respingarse, pero ni aún así se detuvo la tortura para ella.

La asaltó con más pasión que antes, y cuando tocó aquel delicado botón en la feminidad de ella, Valentina creyó que moriría. Esto era demasiado para soportar al mismo tiempo.

BAJO CONTRATO |MICHAENTINA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora