Capítulo 7: Bibi

283 14 0
                                    


La verdad no tenía idea de que sería de nosotros después de todo lo que ha pasado estas semanas, sé que es prácticamente nada, pero... ¿Qué será de mí y mi pobre corazoncito?

Salimos de la secundaria y como es costumbre de todos los días, nos dirigíamos a la casa de Robert, David un chico de mi clase, Raquel, tu, y yo.

-Iré por un poco de comida- dijo Robert al salir, -Te acompaño- dijo Raquel - está bien los voy a esperar- dije sin ninguna duda, luego apareciste y ahora con una gorra azul en la mano, me viste y la dejaste mal puesta en mi cabeza, te quedaste a la par mía y luego Robert y Raquel llegaron con lo que parecía ser unos Hot- dogs – está bien vámonos- asentí, te miré distraído y dije- ¡hey! ¿Vas? - sonreíste y asentiste más de una vez.

Mientras caminábamos, mi celular sonó, lo saque de mi bolsillo pero no era nada interesante, así que se me dio la idea de tomarnos una foto, ¿Por qué no? Ya nos hemos tomado varias, una más no le haría nada de mal.

-¿nos tomamos una foto?- dije un poco nerviosa... me miraste y me diste una sonrisa de boca cerrada - Si, ¿Por qué no?- entonces te acomodaste para tomarla bien y bueno no te culpo eres más alto que yo, sin embargo no tanto.

La foto quedo tan linda, que iba como idiota viéndola mientras cruzábamos la calle, así que tomaste mi mano y cruzamos juntos.

Supongo que lo hiciste para que ningún carro me atropellara, es algo lógico, solo digo.

Al ir agarrados de la mano, sentí un poco de nervios y como las mentadas "mariposas" llegaban a mi estomago por primera vez.

Al llegar a la casa de Robert, el se giro hacia nosotros que todavía íbamos tomados de las manos, sonriendo por algún chiste - ¿se van a quedar? - pregunto un poco sorprendido, te solté rápido – no, solo saludo a tu mamá y me voy- te mire, mire a Robert y entre a la casa.

Saludé a Luisiana la mamá de Robert, salí de nuevo, ya que seguían afuera -listo, me voy, tengo que hacer unas cosas- dije un poco apurada, Robert se acercó a mí para darme un abrazo de despedida, luego me despedí de Raquel, oí como te preguntaban - ¿y tú qué? - tus ojos encontraron los míos, no puedo creer que en el sol se miren aun más perfectos.

-La encaminaré un poco y después me devuelvo- dijiste con tu cuerpo girado hacia Robert pero con tu mirada fija en mi, que estaba a tu lado. – Está bien, te esperare a dentro- dijo Robert entrado a su casa con Raquel.

Caminaste conmigo lo más una cuadra, sin decir nada, solo caminábamos uno a la par del otro; no sabía que tan gratificante podría ser solo caminar a lado de una persona... hasta que lo hice contigo.

¡Dios, solo es caminar!

En una esquina me gire hacia ti, te agarré de los hombros, te mire fijamente y dije – está bien hasta aquí, no tiene que acompañarme más- y te abrasé fuerte, aunque tú me abrazaste más fuerte, que sentí que mi alma se iba a salir a saludar para luego volver a mi... pero antes de separarnos mi conciencia me lo decía.

Hey vamos! ¡Díselo ya!, no esperes más!, es ahora o nunca Hanna

Así que por alguna razón decidí hacerle caso, cuando nos despegamos y mientras cruzaba la calle te dije – Me sigues gustando- otra vez, sin esperar ser correspondida pero con un poco más de esperanza volví a hablarte de mis sentimientos, me la estaba jugando por ti.

Por favor valórame, no soy una persona de andar disparando amor por todos lados, soy súper cerrada en este tema, por favor no me vayas a lastimar, tengo miedo.

Gritaste- ¡¿Espera que dijiste?! ¡No te escuche!!- así que fuiste detrás de mí y otra vez el señor pánico me controló para salir corriendo.

Me alcanzaste, ¿Por qué tienes mejor condición física que yo?, me tomaste en tus brazos dándome un abrazo por atrás, te pegaste demasiado a mi oreja para decir algo que me dejo sin respirar, sin palabras, sin nada – A mi también bibi-


La carta que nunca te di (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora