Capitulo 11: Tan inoportuna como siempre

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Sabía que podía confiar en Raquel, ella me conocía de toda la vida, más que una mejor amiga, somos como hermanas, pero lo que le confesé era algo que quería guardarme para mi...

Así que, durante el primer bloque de clases, (educación física, literatura, matemáticas) Raquel se dedicó a sacarme información, la cual se le hizo sumamente difícil de obtener, hasta que llego receso.

Estaba tomando agua cuando llegaste y te pusiste a un lado de mí, sabía que alguien estaba ahí, era obvio, solo que no deducía muy bien quien era ya que estaba ocupada en el agua.

Cuando terminé, pase el dorso de mi mano para limpiar mi boca, me gire hacia a ti para abrazarte, luego nos sentamos al lado de una puerta para ver el partido de futbol, el cual me interesaba ya que eran mis compañeros, contra los tuyos.

Te mire mientras te sentaba en el suelo- ¿No irás a jugar? - me pegue más a ti –Tal vez en el segundo tiempo- después de decir eso, me quedaste viendo por mucho tiempo, recostado contra la pared, mientras yo miraba el partido.

Maldita maña tuya de estarme viendo fijamente y es por eso que siempre me dan nervios cada que te pones así, porque solo me miras sin decir nada, en silencio, sin saber que putas estás pensando.

El partido ya estaba ganado para los de mi año, así que decidí mejor verte a ti...

Así que también me recosté contra la pared junto a ti, luego apartaste la mirada para ver mis zapatos y con ellos mis calcetines– Me gustan tus calcetines- las mire, eran rosadas con corazones ya que no puede encontrar negras – Ah sí, son de corazones- digo con un poco de pena – eran los únicos que tenía limpios-

Reí suavemente para aliviar un poco la tensión, pero solo lo empeoro porque te enfocaste más en ellos- traen corazones porque estas enamorada- deje de respirar, abrí mi boca para hablar pero no sabía que decir o hacer; me pones tan nerviosa que no sé cómo reaccionar a ti.

Volví mi mirada hacia a ti, mis ojos encontraron los tuyos, tenías esa mirada de siempre, tus ojitos brillosos, llenos de calor y un gran agrado, tierna e inocente conmigo.

Sí, inocente conmigo, pero quien sabe cómo has de mirar a las demás...

Luego de verte sonreí como una idiota, mostrando mis dientes, que según tu "era la sonrisa que más te gustaba ver y te gustaba más porque la razón eras tu"

Tan arrogante...

Cuando sonreí, tú también lo hiciste y tomaste mi mano, estábamos frente a frente y pensé que en ese momento seria nuestro primer beso, si hubiera sido en ese momento... hubiera sido una locura total, así que agradezco que no pasó ahí

El plan era: tener nuestros roles de limpieza con normalidad, en un lugar que nadie mirara, darnos el mentado beso o al irnos caminando, pero se complicó. Terminamos normales, cuando íbamos para la bodega a dejar las escobas, era el momento... pero llegó la directora a hacer quien sabe qué. *Menuda suerte*, Por poquito y nos agarra.

Cuando ya estábamos saliendo de la secundaria, tu ex, Olivia la cual por alguna razón era "amiga" mía, fue detrás de mí – ¡Hanna! ¿Me puedo ir caminando contigo? -En el mejor momento apareciste – pero voy con el- dije tratando de zafármela, no es que me callera mal pero tampoco tan bien- no importa, solo vamos y ya- dijo con una sonrisa de satisfacción como si supiera que estaba arruinando algo. *Hija de fruta*

Después de tanto insistir, acepte ya que ella no aceptaba un "no" como respuesta, fue la caminata más incómoda que he tenido.

La carta que nunca te di (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora