La cita de Pichit

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Ya había pasado un mes desde que Yuuri llegó a Rusia, su relación con sus compañeros de apartamento era la mejor, se consideraba afortunado por haberlos conocido, eran personas muy amables, sus apodos habían cambiado, ahora se llamaban más familia...

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Ya había pasado un mes desde que Yuuri llegó a Rusia, su relación con sus compañeros de apartamento era la mejor, se consideraba afortunado por haberlos conocido, eran personas muy amables, sus apodos habían cambiado, ahora se llamaban más familiarmente. Pichit el joven tailandés era una de las personas más extrovertidas que había conocido, habian entablado una amistad fuerte en tan poco tiempo, casi como hermanos. Pichit era de su misma edad, bueno casi, los dos tenían alrededor de 23 años y había descubierto que ambos eran omegas y trabajarían en la misma sección de la escuela como maestros. Mientras tanto su relación con el ruso cambio después de enterarse que el joven tenía 15 años comenzó a comportarse como su madre, él no se había dado cuenta sino hasta que Pichit se lo comentó un domingo de flojera.

•-Se encontraban en la sala preparándose para ver películas en Netflix Pichit estaba sentado en el sillón individual, Yuuri se encontraba en la cocina preparando la botana y Yurio estaba en su cuarto, el olor de las palomitas caseras empezó a inundar las habitaciones.

– Gatito no quieres palomitas!! — gritó Yuuri desde la cocina

– si quiero — contesto de igual forma el rubio saliendo de su habitación— mañana puedes hacer piroshki?

– tenía planeado hacer katsudon pero si quieres piroshki eso haré

Decía el azabache mientras le pasaba un toper con palomitas al moreno y él se sentaba en el sillón grande, dejando que el rubio se acostara y descansara su cabeza en su regazo, dándole otro toper con palomitas.

–Lo conscientes demasiado cerdito, a este paso lo harás un niño de mami

– ¿A qué te refieres Pichit?

– Me refiero a que lo mimas demasiado, como una madre a su cachorro

– Ay por dios! ¡¡Estoy siendo mi madre!! Está bien mañana haré sopa de verduras

– Nooo! Yo quiero piroshki, Pichit!!

– ¡Lo siento gatito, pero ser un mimado no te ayudará en la vida!... ah Me siento como una familia, el gatito siendo el hijo del cerdito y yo el tío consentido y liberal... somos la mejor de las familias...— decía el moreno con tono de ensoñación.

– tu para nada eres el tío consentido, el único que me consiente aquí es mamá cerdito

– ves Yuuri, ya hasta te dice mamá

– no importa, no importa, yo tambien quiero al gatito como a mi cachorro

Después de abrazarse mutuamente se la pasaron viendo películas y comiendo palomitas hasta empacharse -• 

Después de abrazarse mutuamente se la pasaron viendo películas y comiendo palomitas hasta empacharse -• 

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Renta de un día - VictuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora