Las cosas estaban bastante calmadas para la feliz pareja, ya llevaban su buen rato juntos de relación, desafortunadamente para todos, la plaza de un año que le habían dado a Yuuri por el intercambio estaba a nada de caducar.
Yuuri había olvidado completamente ese detalle y no era propio de él olvidar algo tan importante, pero, estar junto con Viktor, Yurio y sus amigos lo hacía olvidar las demás cosas. No fue sino hasta que le hablaron de la oficina principal donde le informaban que estaba a un par de meses de cumplir con el año del contrato del intercambio de docencia
– La verdad joven Katsuki, mentiríamos si le dijéramos que no queremos tenerlo más en nuestras instalaciones, sabemos que debió ser duro para usted aprender a hablar nuestro idioma hasta un nivel básico-intermedio y nosotros valoramos todo su esfuerzo, el amor y respeto con el que trato siempre a los alumnos...– hablaba el director mientras Yuuri solo podía sonreír superficialmente, sí, se sentía feliz por los halagos a su trabajo y la buena imagen que dejo, pero no quería irse aún, ¿qué pasaría con Yurio? ¿qué pasaría con su relación con Viktor? ¿qué pasaría con la vida que estaba haciendo ahí? Su mente había dejado de escuchar al director –... entonces ¿qué le parece joven Katsuki?
– Ah, sí, me parece muy bien– contesto el japonés un poco aturdido y confundido pues respondió a algo que no había logrado escuchar, desconocía totalmente sobre aquello que le había preguntado, pero no quería quedar mal, así que solo pudo contestar que sí.
– Esta bien, entonces dentro de unas semanas más le hablaremos para darle más detalles sobre esto y poder comenzar con la documentación necesaria. Muchas gracias por su tiempo
– Gracias a usted
Yuuri salió de la oficina, directamente a su salón, estaba cabizbajo, tenía muchas cosas que pensar ¿cómo le diría a Yurio? ¿a Viktor? ¿ya no se verían más? ¿hasta aquí llegaría su relación con él?
Casi una semana había pasado y todos notaban el bajo ánimo del japonés, no querían obligarlo a hablar, sabían que en su momento él lo haría o podían simplemente obligar al ruso platinado a hacerlo hablar
—-amor ¿te encuentras bien? — pregunto el alfa a lo que el japonés solo asintió levemente con la cabeza. Viktor besó sus azabaches cabellos y acarició su espalda — bueno, cuando estés listo para decir cualquier cosa que está cabecita tuya esté pensando aquí estaré
—Vi, Viktor— susurró Yuuri a casi las lágrimas y se abrazó más fuerte de su pareja
Más días habían pasado, pasaban rápidamente para el japonés, más rápido de lo que le gustaría que lo hicieran, aún no decía ni pío sobre el asunto de regresar a Japón, pero no podía seguir aplazando la noticia, sería peor si lo hiciera un día antes de irse, lo odiarían por eso, se odiaría por eso.
Era viernes, decidió decirle solo a Viktor por el momento, salieron a pasear después del trabajo y luego fueron a cenar a un restaurante algo lujoso que a Viktor le encantaba pagar para que su cerdito estuviera feliz. El ruso hacía lo posible para tener una velada amena, hablaba de cualquier cosa haciendo bromas tontas que al parecer funcionaban pues hacían reír a su pareja, luego de un rato, cuando el postre llego, las cosas se pusieron un poco más serias
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Renta de un día - Victuuri
Hayran KurguYuuri Katsuki un omega, docente de la guardería y preescolar de Hasetsu acaba de terminar una relación tóxica con un extranjero. Destrozado por todo el tiempo qué pasó, su jefe y amiga Yuuko decide mandarlo a laborar a San Petersburgo donde después...