Panico en el callejon

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Viernes por la mañana, era día de descanso para la guardería, las cosas parecían ir viento en popa

— ándale si! Juro que no volveré a pedir nada en la vida

— ya te dije que no, aunque me pongas esos ojos, sigue siendo no

— Por favor!! ¡¡¡Mami!!!

— oh no! No señorito, eso es trampa

— ¡Solo mira sus ojitos, están súper lindos por fa!

— ya dije que no Yura, al final seré yo quien termine cuidándolo

— di que si cerdito por favor

— Ah! Bueno, pero tienes que hacerte responsable de él ¿ok?

— sí, sí, sí, juro que lo haré gracias mamá cerdito

— sí, sí, ahora vámonos que de seguro Pichit nos está esperando para cenar... ¿ya pensaste en un nombre? — pregunto Yuuri señalando el pequeño gatito que acababa de comprar para Yura

— umm no, aún no

— Yura! Pichit nos va a matar...-- susurro el japonés

Tardaron en llegar a casa, Yura estaba feliz jugando con el animalito que se encontraba en sus brazos mientras Yuuri cargaba un bultito de alimento para gato y algunos artículos para su cuidado, ya irían comprando más cositas luego. Cuando llegaron al departamento, Yura se ocultó detrás de Yuuri para que Pichit no viera al nuevo roomie

— TRAIDORES!!— escucharon ambos omegas que acababan de entrar al departamento

— ¿de qué hablas Pichit?— pregunto el azabache

— Son unos traidores, sobre todo tu Katsuki

— ¿qué? ¿De qué hablas? —respondió Yuuri con tono de ofendido

— ah?! ¡Cuando te pregunte lo de mis hámsteres me los negaste! ¿Por qué a Yura si lo dejas tener un gato?

— ah, sabía que esto pasaría- dijo sacando un suspiro antes de continuar- también le dije que no, pero al igual que tú con tus hámsteres logro convencerme... pero serán las únicas mascotas que tengamos, Yura al igual que le dije a Pichit tú te harás cargo de sus necesidades, no quiero ver esta casa sucia ok? — dijo con un tono de voz de mamá autoritaria

— si cerdito

— bueno entonces voy a dormir un rato antes de salir a comprar la despensa

Después de una pequeña siesta, peino un poco sus cabellos, se puso un suéter ligero, lo suficientemente grueso para cubrirlo del aire de la tarde, tomó su bolso, sus llaves, anunció su salida y fue caminando al supermercado ya que no estaba muy lejos

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Después de una pequeña siesta, peino un poco sus cabellos, se puso un suéter ligero, lo suficientemente grueso para cubrirlo del aire de la tarde, tomó su bolso, sus llaves, anunció su salida y fue caminando al supermercado ya que no estaba muy lejos. Compro todo lo necesario y salió con sus bolsas camino a casa, desde que había entrado al supermercado sentía que lo miraban y ahora que había salido de él y caminado un poco lo podía confirmar, alguien lo estaba siguiendo, no quería voltear y trataba lo más posible mantener la calma pues si comenzaba a asustarse comenzaría a liberar hormonas y eso era lo que quería evitar.

Renta de un día - VictuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora