Hacía frío en la habitación, todo estaba oscuro, tanto las muñecas como los tobillos le escocían, ¿cuántos días habían pasado ya? ¿5, 6? no podía saberlo con claridad. Tenía demasiada hambre, sed y sueño como para pensar, sus labios le ardían, estaban agrietados y rotos, estaba entrando al segundo trimestre de embarazo, tenía miedo de seguir ahí más tiempo, sin alimento, sin agua, sin nada.
No quería pensar lo peor pero, como no hacerlo si lo trataban como basura en ese lugar. Los primeros momentos fueron una tortura total, estaba aterrado, tenía los ojos tapados, y eso le daba más dramatismo a todo, podía escuchar voces mezcladas pero no las reconocía, lo que el creía que serian el tercer y cuarto día no se acercaron a él para nada. Luego de eso entró alguien y sin esperarlo lo golpeó.
Escuchó una puerta abrirse y cerrarse, el ruido de unos zapatos al pisar, se escuchaban costosos, una silla siendo arrastrada ligeramente y silencio, solo había silencio. Podía sentir la mirada pesada en su persona. Su garganta estaba seca, no podía hablar y tampoco era como si quisiera.
Tenía demasiado miedo de que le hicieran algo de nuevo, la anterior persona lo había golpeado tan fuerte en el rostro que le rompió el labio y sintió el sabor metálico de la sangre. No podía hacer otra cosa más que llorar, y rogarle a su cuerpo porque su cachorro se encontrara bien. Hasta hace tan solo una semana habían elegido el nombre del bebé y ahora, si no salía de ahí, estaría al borde de perderlo... NO, se rehusaba a pensar que no saldría de ahí pronto, Viktor no era tan incompetente en su trabajo, mucho menos con su familia, debía confiar en él, en su alfa.
Se forzó a relajarse, o por lo menos lo más que la situación en la que se encontraba le permitía. Escucho de nuevo el movimiento de alguien caminar alrededor de la habitación, en algún punto los pasos se escuchaban más cerca de él y después se alejaban pero, no paraban, no podía evitar mover su cabeza siguiendo el sonido de los zapatos contra el piso y moviendo su abdomen al lado contrario al que escuchaba las pisadas.
—De verdad que eres una persona inteligente e interesante— fue lo primero que escucho desde que estaba ahí, por algún motivo eso lo hizo sentir un escalofrío y no en el buen sentido -es una pena que ya no estés disponible
Yuuri comenzó a sentir como la venda de los ojos se humedecía a causa de sus lágrimas, volvió a escuchar los pasos alejarse, y acercarse de nuevo, el sonido de la silla siendo colocada justo frente a él, su lógica le decía que se había sentado.
—¿Qu... qué vas a hacer conmigo?— apenas pudo articular con su voz rasposa, gastada y lastimada
—¿Yo? nada, solo vengo a ayudarte
—¿Como?
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Renta de un día - Victuuri
Fiksi PenggemarYuuri Katsuki un omega, docente de la guardería y preescolar de Hasetsu acaba de terminar una relación tóxica con un extranjero. Destrozado por todo el tiempo qué pasó, su jefe y amiga Yuuko decide mandarlo a laborar a San Petersburgo donde después...