Al atardecer

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Recién terminaban de ver la película, estaban muy tranquilos, la película había sido buena, había sido elección del mayor, era de suspenso, género que le gustaba al menor así que no tuvieron ningún problema. Para sorpresa de Yuuri, Viktor había resultado ser algo distinto a la primera impresión que había tenido de él, pues en las partes más interesantes de la película Viktor lo sujetaba del brazo, jalándole un poco y abrazándolo de vez en cuando y gritaba de repente cuando se sorprendía, cosa que se le hizo muy tierna.

Yuuri había jugado un poco con Makkachin y después de un rato salieron a pasear al parque. Caminaron un rato con la correa de Makkachin y luego se sentaron en una banca soltando la correa del perro dejándolo andar libremente, ellos solo platicaron un rato.

Hubo un momento en el que Yuuri se perdió en sus pensamientos viendo a los pequeños niños jugar, siempre que los veía no podía evitar desear tener un pequeño bebé en sus brazos producto de su amor con alguien, luego miró durante un segundo a Viktor y continúo viendo a los niños, era la primera vez que se veía mentalmente con alguien a futuro, deseaba tener un hijo que fuera de Viktor, deseaba una familia con Viktor, deseaba a Viktor... Justo después de esos pensamientos, su rostro se pintó completamente rojo.

Viktor por su parte observaba a Yuuri, lo vio perderse en sus pensamientos y le encantaba, el japonés era un poco distraído y no se daba cuenta de la mirada que le dirigía el ruso. Viktor veía la forma en la que Yuuri observaba a los niños, con amor, un amor maternal y escuchaba cómo suspiraba de vez en cuando, volteó a ver a Makkachin y su mente lo traicionó con una imagen de un Yuuri con una pancita de embarazo viviendo en su departamento, le alegró demasiado y no podía esperar por el día en que eso pasara, porque estaba seguro de que pasaría y estaba seguro de que sería con él.

Pasaron alrededor de 2 horas entre pensamientos, juegos con Makkachin y juegos entre ellos, pequeños besos que el ruso le robaba al japonés y sonrisas de alegría y vergüenza que este le enviaba de regreso al ruso. Todo era amor y diversión

–Me alegra tanto que hayas decidido rentar a alguien

– JAJA ¿por qué lo dices?

– Porque así pude conocerte

–A mí también me alegra mucho Viktor– se dijeron para después compartir un tierno beso lleno de amor.

Un poco más lejos de donde ellos se encontraban, había un auto estacionado, justo frente del parque, desde ahí se podía ver lo que ellos hacían, el auto era completamente negro con los vidrios polarizados, dentro de este en la parte de atrás se encontraba cierto beta, en su mirada podía notarse la furia, los celos, la envidia. Viktor ya se había dado cuenta de que el beta los estaba siguiendo, y se hacía mil preguntas sobre qué tipo de vida había llevado el japonés con aquel beta, también pensaba en qué tipo de trabajo estaría metido, se veía que era influyente en los barrios bajos y peligrosos de la sociedad, no podía evitar sentirse preocupado por Yuuri, el que el beta los siguiera solo lo hacía ponerse más nervioso y preocuparse más por el japonés, tenía este deseo intenso por querer protegerlo. En un momento en el que Yuuri jugaba con Makkachin tomo su celular y comenzó a hacer llamadas y mandar mensajes, lamentablemente para él, tendría que regresar a trabajar.

Regresaron a casa de Viktor, Yuuri se sentía incómodo pues quería bañarse, pidieron comida a domicilio y después de eso Viktor decidió llevar a su pequeño omega a su casa

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Regresaron a casa de Viktor, Yuuri se sentía incómodo pues quería bañarse, pidieron comida a domicilio y después de eso Viktor decidió llevar a su pequeño omega a su casa.

Cuando llegaron a casa de Yuuri, Viktor lo dejo hasta la puerta, se despidieron con un beso candente, más subido de tono de todos los que habían tenido en todo el día, y se prometieron volver a salir otro día, a otra cita.

– Cuéntame!! ¿qué paso? ¿cómo terminaste en su casa pillín? ¿lo hicieron?

–Pichit!!!– Yuuri solo vio sonreír a su mejor amigo, esperando respuestas, suspiro se sentó en el sillón y prosiguió a contarle todo a su mejor amigo el cual enloqueció un poco y se alegró por su amigo.

–Bueno a mí me gusta mucho, yo digo que ya sientes cabeza con él

–Yo digo que está muy viejo para ti- interrumpió el adolescente

–Yura, tu no entiendes, la edad nunca es un factor para el amor– comentaba cierto moreno

–Lo es cuando se trata de viejos y pequeños niños

–Yura eso es distinto y este no es el caso, yo creo que Viktor es un buen partido para Yuuri

– El cerdito no necesita pareja

–Oh! ya veo que es lo que pasa... estas celoso– comentaba el tailandés con picardía

–Claro que no!

– No te preocupes gatito, el cerdito te ama como a su propio hijo jamás te dejaría ¿verdad Yuuri?

–Claro que sí!! por eso ¿no te gustaría tener un hermanito?

Ambos adultos comenzaron a molestar un poco al pequeño omega ruso el cual claramente estaba celoso pero su orgullo no le permitiría decirlo en voz alta. Así pasaron lo que quedaba del día y se fueron a dormir. 

 

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Renta de un día - VictuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora