Capítulo 18: No hay tiempo

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– Ese maldito ya me tiene hasta los...– grito el castaño aventando un vaso contra el suelo que en su interior contenía algún tipo de alcohol, haciendo que se rompiera en mil pedazos.

– Creo que deberías calmarte Antonio

–¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡¿Como?!

–Es solo que no entiendo

–¿Ahora que?- respondió el beta más calmado

–¿Por que tanta obsesion con el omega ese?– pregunto con algo de astucia muy bien disimulada el joven de cabellos negros que se encontraba en la habitación con el beta

–Oh! No, no es solo un omega cualquiera... quiero decir– continuó diciendo al ver la cara de confusión de su acompañante– el se llevo algo mio y jamas se lo perdonare

–No será que lo amas ¿no?

– Claro que no bebé, eres el único para mi

– Aja!– solo dijo con indiferencia

–Es verdad– contestó el beta acercándose al joven para abrazarlo cuando el contrario lo rechazó

–Mira... lo sé, sí. No tengo tiempo para seguir perdiéndolo aquí. Me tengo que ir

–Agh! Otra vez con tus dramas– dijo con fastidio Antonio

–Sabes que, sí– se volteo enojado el joven omega– Ya estoy arto de todo esto, de la situación, de tus acompañantes, de tu obsesión...– lo miro fijamente a los ojos y continuo– de ti– parecía que todos sus sentimientos brotaran de sus ojos.

–¿de mi?– preguntó el italiano indignado

–Sí, de ti. Tu... jamás has sido sincero conmigo, dices que me amas pero la verdad ahora dudo de tus palabras y es triste porque yo te amo como a nadie, que dice eso de mi... La verdad es que yo sé del porqué tu obsesión con ese omega, lo sé y no me importaba pero es hora de que enfrentes las cosas. Haz vivido atascado en tu miserable pasado con ese chico que no te das cuenta que te estás matando por dentro. Durante años me culpaste por mi incapacidad de tener hijos y lo acepte, aunque no fuera verdad lo acepte, por ti. Ahora creo que te hice más daño y lo siento. Debes aceptar lo que ocurrió.

–Cállate, yo no soy el problema aquí

–Antonio por favor, ya! aceptalo, fue un daño colateral a algo que causaste hace años, tal vez no merecias el quedar esteril pero debes aceptar que lo que le hiciste fue terrible. Yo... yo hubiera actuado igual...

–CÁLLATE, YA TE DIJE QUE YO NO SOY ESTÉRIL

– ¡SOLO ACEPTALO MALDITA SEA!. Fui al doctor y me dijeron que soy de los omegas más fértiles de toda Rusia, así que dime si sigo siendo yo– respondió gritando y cansado, harto de la situación- Jóse me lo ha contado todo, lo del accidente, de Yuu– no pudo terminar de decirlo cuando sintió un fuerte golpe en su mejilla.

Se pasó la mano a donde recibió el golpe y con algunas lágrimas en las comisuras de sus ojos volteo a ver a Antonio con incredulidad. Una parte de su corazón sabía que podía pasar algo así pero no quería creerlo. De verdad amaba a Antonio, con todo su corazón, pero no podía ayudarlo, no mientras él siguiera así. Tomó sus cosas para irse de ahí pero lo detuvieron antes de poder si quiera agarrar el pomo de la puerta

–Matteo por favor no, yo... yo te amo, no me dejes– susurro de forma lastimera el beta. El contrario sólo suspiró pesadamente y lo miró fijamente

–Yo también por eso... Antonio arregla tu vida, libera tu pasado mientras tanto... Por favor no me busques. Si me amas de verdad, dame tiempo. No quiero que esto termine pero... No hay que vernos por el momento.

Renta de un día - VictuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora