Capítulo 8: Ven conmigo

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No me había dado cuenta de cuanto me importaba hasta que mi nombre no apareció en esa lista. Mi madre apagó el televisor y se retiró rápidamente a la cocina sin decir palabra, mi padre se tocó la frente nervioso.

-Tenemos que hablar Victoria

-No ahora - dije levantándome y yendo hacia mi habitación.

Él se casaría, se enamoraría de alguna otra chica de por ahí y nuestra "historia de amor" hasta aquí llegaría, había sido demasiado bueno para ser verdad. Él encontraría a alguien más y me iba a olvidar... tal vez se casaría con Claire, ella haría una estupenda reina.
Pero ¿por qué? ¿Por qué yo no estaba en esa lista? Habían solo dos posibles opciones, la primera y la más obvia, sus padres sabiendo de mi familia me dejaron afuera, y segunda, la opción en la cual más me dolía pensar era que él se había arrepentido, no me amaba lo suficiente, quería conocer a alguien más. Yo no tenía madera de reina, no de esposa, y él se había dado cuenta.
Me senté en mi cama, mirando mi futuro hacia delante. No quería convertirme en mi madre, realmente no quería, tenía claro que el matrimonio de mis padres era arreglado, al igual que mi nacimiento, un hijo/hija y nada más, así se gasta menos dinero.
Me levanté y me miré al espejo colgando de mi puerta, me limpié las lágrimas de los ojos y suspiré.

-Lo lamento

Me di vuelta de golpe. Afuera de la ventana abierta un par de ojos verdes grisáceos me miraban.

-¿Nicholas?

Él entró y se sentó en la cama.

-¿Cómo llegaste aquí tan rápido?

-Digamos que corrí bastante... y que le debo un auto al gobierno.

-¿Vienes a despedirte? Vas a conocer a tus posibles prometidas en un tiempo.

-Ya la conozco - él dijo, se levantó y puso su mano en mi mejilla - la conocí hace un tiempo ya.

-Nicholas... ¿qué ocurrió?

-Dinero Victoria, siempre es eso, todo esto es un gran negocio.

-¿Y ser una tres no era suficiente? Hay una cuatro en La Selección.

Nicholas frunció el ceño unos segundo mirándome y luego subió las cejas.

-No te han dicho

-¿Decirme qué?

-No creo que yo...

-Nicholas, ¿qué está pasando?

-Al principio mis padres habían aceptado mi petición y ya estabas en la lista de La Selección, mientras les diera un buen show a Illéa, podía casarme contigo.

-Pero... - lo incité.

-Hubo un problema, mis padres estaban de acuerdo contigo porque a pesar del problema familiar eras una tres

Me quedé en silencio mirándolo.

-¿Era?

-Tus padres... ellos, la cagaron en grande Victoria, tienen más deudas de las que cualquier tres puede pagar, las tenían escondidas pero salieron todas al mismo tiempo... bajaron de casta.

Me apoyé en la pared, no podía ser posible... sabía que su codicia no los iba a llevar por buen camino y ellos lo tenían claro, y no me habían dicho nada.

-¿Soy una cuatro? - pregunté.

Nicholas retiró la mirada y la bajó al suelo. Tragué sintiendo como mi pequeña vida se desmoronaba, lo había perdido a él y ahora estaba perdiendo todo el resto. Y nadie siquiera me advirtió.

-¿Cinco? - volví a preguntar.

Él me volvió a mirar.

-Siete Victoria, los bajaron a la séptima casta. Les deberían quitar todo esta semana.

Abrí la boca, sus palabras me llegaron de golpe. Yo sabía que les pasaba a los sietes, trabajaban mucho toda su vida, era imposible que ganaran como para subir de casta, tener hijos era un infierno ya que ya era difícil tener dinero para comprar un plato de comida para ti mismo como para alimentar a otro, en invierno morían de hipotermia y en verano de agotamiento.
Y yo iba hacia eso, yo quería tener hijos, pero ahora no podría, porque se morirían de hambre, quería tener una vida y no podría, porque como se vive en esa casta... eso no es vida.

-Bueno - dije soltando una risa nerviosa - no quería tener la vida de mi madre, por lo menos no la tendré.

-Victoria... - Nicholas dijo preocupado.

-Es su culpa

-Lo se

-Estaban tan preocupados de su lindo dinero, de su maldita imagen que nos les importé... ellos sabían de las deudas Nicholas, por algo lo escondían, y ahora tienen exactamente lo que se merecen - dije con lágrimas en los ojos - y yo me hundo con ellos.

-Victoria, ellos no buscaban esto

-No los defiendas Nicholas, tú sabes como son, no se merecen ser defendidos ni por ti ni por nadie.

Dejé que las lágrimas de exasperación salieran sin importarme que Nicholas estuviera ahí, él tomó mi mano y me sentó a su lado. Después de varios minutos él habló.

-Pero tengo una solución para ti

Lo miré y él me dedicó una sonrisa nerviosa.

-Sé que no es lo mejor pero es la única posibilidad de sacarte de esto y tener la oportunidad de estar en el mismo lugar que yo.

Lo miré confundida.

-Como te dije antes, mis padres aceptaron que tú estuvieras en La Selección al principio aunque fueras una Hart, y eso era porque les dije que... bueno que te amaba, pero ellos en el fondo esperaban que terminara eligiendo a otra por lo que lo de tus padres les vino como anillo al dedo para no tenerte en el palacio.

-¿Me amas? - dije con los ojos abiertos, sinceramente era la única parte que me había quedado de todo lo que dijo.

Él retorció sus manos y bajó la mirada, luego me volvió a mirar con esa sonrisa perfecta.

-Lo llevaba pensando hace un tiempo - me dice - y sí, te amo.

Le sonreí y tomé sus manos con más fuerza.

-Sé que estás acostumbrada a esta vida, a ser una tres, y lo que voy a proponerte no es la mejor forma de vida, pero es mejor que vivir como una siete.

-Si voy a estar contigo aceptaría cualquier cosa - le respondí.

-Te puedo meter al palacio, para La Selección se necesitan muchas más doncellas y mucamas y se contratan a cientos de ellas, si te metiera como una de las doncellas para La Selección estarías en el palacio conmigo. Mis padres no te conocen pero si lograras acercarte a ellos, aunque sea como doncella y les gustaras, si se dieran cuenta de que no eres como tus padres ni como tus abuelos, existe la pequeña posibilidad de que sí me dejaran casarme contigo.

Me quedé en silencio pensando sobre su opción.

-Sé que no es lo que pensabas, no estarás en La Selección con todos los vestidos caros ni sentada en la mesa con los reyes, pero estarías conmigo, claro tendría que ser en secreto, pero se puede.

Era la única opción que tenía. Yo también amaba a Nicholas y no quería estar sin él, no quería ser una siete, aunque prácticamente lo sería de igual manera pero en un palacio, con comida, ropa, abrigo y compañía... y escaparía de mis padres. Que no se entienda mal, yo no odiaba a mis padres, los quería porque eran mis padres, pero siempre me había molestado su manera de pensar y hacer las cosas pero ahora habían pasado un límite, y me habían ocultado todo incluso tratando de usarme a mí en La Selección como medio para pagar las deudas que su propia avaricia y necesidad por el lujo y la aceptación social causó.

-Acepto - le dije.

Los ojos de Nicholas se iluminaron y una sonrisa se formó en su rostro.

-¿Enserio?

Me acerqué a él y con una mano en su cuello lo atraje hacia mí.

-Enserio - susurré en sus labios.

Elígeme: fanfic de "La Selección" (Kiera Cass) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora