La mujer me indicó con la mirada que pase y entré a la oficina, esta estaba perfectamente ordenada con papeles y carpetas organizadas por letras y colores. La mujer al igual que su oficina se veía impecable, su pelo blanco tomado en un perfecto tomate sobre su cabeza, sus ojos celestes mirándome con una perfecta ceja levantada y unos pequeños labios rojos en una línea recta.
- Me enviaron hacia usted - dije.
- Eso supongo, por algo estás en mi oficina, ¿quién eres?
- Me trajo Nic... el príncipe Nicholas.
Ella levantó ambas cejas y sacó unos papeles del cajón de su escritorio.
- Así que tú eres el caso de caridad del príncipe Nicholas. Me contó sobre ti, chica pobre, una siete sin casa, sin dinero, sin familia ni amigos, vagando por Illéa. No sé a ti pero a mí me suena a farsa, a flojera, a falta de interés y a poco esfuerzo.
Me quedé callada, si esa era la historia que Nicholas había dicho sobre mí no podía rebatirla, por mucho que quisiera decirle a esta mujer quién era realmente y que no tenía derecho a hablarme así ya que no era ninguna de las cosas que ella dijo.
- Pero es el príncipe el que manda aquí, así que tengo que aceptarte, dijo que eras buena, y yo le creo a él, por lo tanto más te vale demostrar que eres útil aquí porque osino te mandaré a limpiar baños ¿estás entendiendo lo que digo? Aquí tú me obedeces a mí, te levantas junto con las otras, haces tu trabajo, sigues las reglas, tienes respeto, y te están aceptando aquí a pesar de la sabandija que posiblemente eres asique más te vale no desperdiciar esta oportunidad de ser alguien en la vida.
Me mordí la lengua, sabía que no podía decir nada aunque quisiera, pero si esta mujer seguía hablándome así no iba a poder quedarme callada mucho tiempo más.
- Estás bastante lavadita como para ser una pobrecita y triste siete, asique supongo que Nicholas te pasó por una ducha antes de traerte ante mí, pero a pesar de tus ojos asustados y enojados y tu pelo que en este momento es un gran feo nudo sobre tu cara, se puede notar que eres linda. No me agradas, no me agrada la gente que llega a los lugares sin trabajar, pero es la verdad, tienes el físico que podría usar para una doncella Seleccionada, lo que sería aún más beneficioso para ti, pero tengo que ver tu manera de ser y tu comportamiento primero. Dime, ¿cuál es tu nombre niña?
¿¡Por qué todo el mundo me seguía llamando niña?!
-Victoria - dije con voz clara, no iba a mostrarme tímida y sumisa frente a esta mujer.
- Voz segura, algo es algo - ella dijo anotando.
- ¿Tienes apellido? Supongo que no.
Me quedé callada.
- ¿Que sabes hacer?
La miré pensando.
- ¿Nada? ¿Limpias? ¿Cocinas? ¿Coces? ¿Algo que sea?
- Pinto
- ¿Disculpa?
- Pinto, dibujo, diseño... no sé limpiar, ni cocinar. Puedo aprender.
- Claro que aprenderás, y trataré de sacarle un lado útil a tu faceta de "artista" - ella dice haciendo señas con los dedos.
¡¿Cómo podía Nicholas llamar a esta arpía "Bertita" con cariño?!
- Te explico niña, en poco más de una semana llegan todas las seleccionadas, niñas educadas que merecen el mejor trato que este palacio les puede dar, y al mismo tiempo las doncellas están dedicadas a ellas y al estar en algunas fiestas y actividades necesito a las mejores doncellas y que luzcan mejor. Pareces ser respetuosa y tienes el físico ideal. Creo que te podríamos incluir como doncella de una seleccionada y Nicholas estaría feliz, considérate en un tiempo de prueba. Compartirás una habitación con otras cinco doncellas de seleccionadas y te uniré a un grupo, serán tres doncellas para cada seleccionada y ten claro que no te pondría aquí si no fuera porque necesitamos urgentemente doncellas capaces. Recuerda las reglas niña y ya hablaremos de los detalles de tu estadía. Traeré a alguien para que te venga a buscar, te de ropa y te indique las instrucciones.
Berta se levantó y pasó a mi lado saliendo de la oficina. Sentí como botaba todo el aire que no me había dado cuenta que estaba reteniendo. ¿Cómo había llegado aquí? Además de mi madre nunca nadie me había mandado, nadie había sido mi "jefa", no tenía que seguir reglas además de las sociales y era libre de levantarme cuando quisiera y hacer lo que quisiera. Si esto iba a ser así todo el tiempo todos los días no iba a resistir.
Unos minutos después volvió Berta con una menuda chica de pelo rubio tomado en un moño alto y grande ojos marrones.
-Ella es Rebeca, ve con ella - Berta dijo y volvió a su escritorio a ordenar papeles.
Rebeca me dio una gran sonrisa amable y la seguí fuera de la oficina.
-Lo siento por ella - la chica rubia me dijo - Bertita es bastante ruda de repente.
Seguía sin entender el apodo cariñoso hacia esa mujer.
- Te explico, en La Selección nos levantaremos todos los días a las cinco, justo a tiempo para ordenarnos y tener todo preparado para nuestra seleccionada. Mientras más tiempo nuestra seleccionada siga en competencia mejor nos irá a nosotras, las doncellas de La Seleccionada se convertirán en sus doncellas cuando ella sea reina, y eso es fabuloso, es un cargo increíble. Nosotras nos encargamos de hacerle compañía, peinarla, pintarla, hacerle los vestidos, ducharla, prepararla, y lo que ella necesite que hagamos por su persona.
La seguí por una serie de pasillos y llegamos a uno amplio del cual caminaban doncellas de un lado hacia otro, supuse que ese era el pasillo donde estaban las habitaciones de las doncellas.
- Aquí es donde dormimos, hay un gran salón de costura al final y los baños se encuentran en cada habitación. ¿Sabes cocer?
- Nunca lo he hecho
- No es difícil, te lo enseñaremos. Te enseñaremos todo lo que necesites, me imagino lo mal que lo debes de haber pasado. Bertita dice que llevas años viviendo de la caridad de la gente, se cómo se siente eso.
Tragué con culpa.
- No hablas mucho ¿verdad? - ella preguntó.
- Normalmente hablo más, este no es mi... lugar.
- Ya te acostumbrarás. Lo primero que tenemos que hacer es cortarte ese pelo.
- ¿Disculpa?
- Es demasiado largo, no se nos permite tenerlo hasta la cintura como lo tienes tú, tranquila, lo cortaremos hasta los hombros solamente, y luego te daremos algo de ropa, tú estás de prueba así que compórtate lo mejor posible, pero diciéndotelo como un secreto, para La Selección se necesitan 105 doncellas, y el palacio está un poco corto de doncellas últimamente, así que dudo mucho que te saquen, te necesitan. Tú eres junto conmigo y Ámbar, en la tarde nos darán el nombre y medidas de nuestra seleccionada y empezaremos de inmediato a preparar su estadía aquí. Bienvenida al palacio Victoria.
ESTÁS LEYENDO
Elígeme: fanfic de "La Selección" (Kiera Cass) EN PAUSA
FanficFANFIC DE "LA SELECCIÓN" POR KIERA CASS Para treinta y cinco chicas, la Selección es una oportunidad que solo se presenta una vez en la vida. La oportunidad de escapar de la vida que les ha tocado por nacer en una determinada familia. La oportunidad...