"Esas pequeñas palabras fueron lo más aterrador que había ocurrido entre nosotros, porque una vez que estaban ahí afuera, no podríamos retirarlas nunca."
Ámbar me había enviado a preparar a Scarlett y mientras trenzaba su pelo de una de las pocas maneras que sabía hacerlo, solo porque mi madre me enseñó una vez, no podía pensar en nada más que no fuera Nicholas. Scarlett parloteaba sobre lo feliz que sería en el palacio y como todos estarían a sus pies y yo había tomado la sana decisión de ignorarla por el momento y centrarme en los problemas en mi cabeza. ¿Qué iba a pasar conmigo si Nicholas no me quería? Tenía a 35 chicas más muriéndose por conocerlo, besarlo y convertirse en su esposa, no podía luchar contra eso, era una doncella. Pero si no me elegía yo volvería a la séptima casta con mis padres, no me casaría obligada con un rico, ni daría grandes y falsas fiestas para subir mi estatus social, no podría tener la pintura como hobbie ni podría retratar a mis hijos, podía pudrirme en la calle y ser infeliz. O podría quedarme en el palacio eternamente, viendo como el amor de mi vida se casaba y tenía hijos con otra chica.
No sabía cuál de las dos sonaba peor.
- ¿Cuándo llegará mi vestido? Quiero probármelo ya - Scarlett dijo mirando su reflejo en el espejo. A pesar de mi desconcentración y falta de práctica la trenza le había quedado preciosa y adornaba perfectamente su cara.
Para mi suerte había crecido bajo los ojos egocéntricos de mi madre por lo que el maquillaje tampoco se me daba nada mal. Una persona enamorada normal trataría de sabotear a la seleccionada y hacer que la preciosa Scarlett se viera horrible ante los ojos de Nicholas, pero por alguna razón en ese momento solo quería hacer mi mejor trabajo y dejar que mis manos hicieran que ella se viera incluso mejor de lo que ya se veía. Supuse que si Nicholas era la persona que conocía no se casaría con una chica como esta. Tenía en mente el maquillaje perfecto que demostraría su personalidad.
No pasó más de media hora cuando Ámbar y Rebeca entraron a la pieza corriendo y probaron el vestido sobre Scarlett, con cuidado de no desarmar el peinado ni mover su maquillaje. Rebeca dejó caer un par de aceite de rosas sobre los brazos de la seleccionada y ella se paró frente al espejo del armario admirando su físico, mientras yo admiraba nuestro impecable trabajo.
Scarlett tenía justo el aspecto que buscábamos, el vestido le quedaba espléndido y parecía que hubiera sido cocido por un diseñador famoso. Este era hermoso, blanco con escote de hombros caídos y forma de corazón, la tela se ajustaba a su piel y una segunda tela de encaje más delgada pasaba sobre esta hasta la cintura, lo mismo hacía con la espalda la cual estaba hecha de una manera en la que se vieran miles de hilos entrecruzados sobre ella. La falda era simple, de un blanco plano que caía libremente hasta un poco más arriba de las rodillas. Los zapatos eran de color beige y se camuflaban con su bronceada piel. La trenza y el maquillaje, hecho al estilo smokey, mascara y delineador rodeaban sus ojos y la sombra negra salía de las esquinas de estos hacia arriba. Sus labios estaban pintados con un rojo fuerte que contrastaba con todo el resto de su cuerpo. Parecía una novia, sí, pero también parecía una princesa, una niña, una modelo, un ángel y un demonio, todo al mismo tiempo, había algo artístico, algo poético sobre la manera en la que todo estaba compuesto.
- Me veo increíble - ella dijo - me alegro de que no hayan arruinado mi físico con sus ideas, déjenlo como que estoy conforme.
Pero las tres teníamos claro que por mucho que Scarlett tuviera esa manía por insultar, estaba más que feliz con su look, ¿quién no lo estaría?
- ¿Sabían ustedes que nosotras también vamos a la fiesta? - les susurré a las otras doncellas mientras admirábamos nuestro trabajo.
- Todo el palacio está invitado, excepto los guardias que están de turno en las puertas y los cocineros mientras estén sirviendo - Ámbar me susurró de vuelta.
- Disfruta esto - Rebeca me dijo - pasa solo un par de veces, el resto del tiempo somos invisibles.
- Quiero llegar al final - Scarlett dijo.
-¿Disculpa? - Ámbar le preguntó. La chica se dio vuelta y no miró,
- Quiero llegar al final, ¿acaso no entienden español? Quiero que el príncipe Nicholas ya haya visto a todas las chicas y tomado su decisión mentalmente sobre cuales se ven mejor y entrar después de todas, justo para que el príncipe pueda verme y darse cuenta de que no había llegado lo mejor.
Una puntada de celos surgió dentro de mí, pero la dejé ir. Nicholas no la querría, ni siquiera como una amiga, ella era simplemente una mala persona y no era merecedora de él.
- Como diga...- Rebeca murmuró.
Sin decir palabra Scarlett le sonrió a su imagen al espejo y dio una pequeña reverencia, nos miró por el reflejo y luego entró al baño y cerró con llave. Supuse que iba a practicar su entrada triunfal sin nosotras mirándola.
- Dios... -Ámbar dijo frustrada - dudo que la pueda soportar mucho tiempo más, supongo que el príncipe es lo suficientemente inteligente como para no caer por una cara bonita y echarla.
- Lo es - dije con seguridad. Rebeca y Ámbar me miraron extrañada - digo... eso me han dicho, que es una persona inteligente, un príncipe debería serlo ¿no?
- Eso creo - Rebeca me respondió caminando hacia el tocador. Mi error había pasado desapercibido. Ella se paró frente a la mesita y miró hacia la puerta del baño la cual permanecía cerrada. Tomó una máscara de ojos y la pasó rápidamente por ambas pestañas.
Levanté una ceja divertida ante la chica.
- ¡Rebeca! - Ámbar la regañó.
- ¿Qué? Estarán todos los guardias guapos y amigos de la realeza, ¿que ahora es un pecado querer verse linda?
- Son las cosas de Scarlett - ella respondió.
- Son del palacio - Rebeca dijo - no son de la princesita de allí.
- Por favor no le digas princesita - Ámbar dijo alarmada - esperemos que no llegue ni a princesita, porque en el momento en el que ella se convierte en reina...
- Estamos jodidos - dije.
Ambas chicas me miraron. Me comenzaba a dar cuenta que el lenguaje que usaba afuera no era muy usual dentro del palacio, comprendía por qué.
- Dame - Ámbar dijo mirando a Rebecca.
- ¿Ah?
- Dame máscara - dijo tomando el maquillaje de la mano de la chica rubia y echándoselo en las pestañas. Me miró - ¿Quieres?
Acepté riendo y por muy pequeño que fuera, me sentía como si fuera una criminal, pintándome los ojos con la máscara prohibida de Scarlett. Rebeca sacó un poco de brillo labial y lo puso en su boca juntando sus labios y riendo. Estaba a punto de tomar el rubor cuando se escuchó la puerta del pestillo del baño abrirse. Las tres saltamos hacia atrás dejando todo sobre el tocador.
Scarlett salió y nos miró extrañada.
- Me aburro, iré a buscar gente más interesante con la cual pasar mi espera a la fiesta - dijo abriendo la puerta de la habitación, luego miró hacia el desordenado tocador - ordenen eso, no estaré en una pieza así de desordenada. Seré su próxima reina, un poco de respeto hacia mí.
La puerta se cerró de golpe y las tres soltamos las carcajadas que estábamos reteniendo y reímos por varios minutos más hasta que nuestros estómagos comenzaron a doler y tuvimos que obligarnos a dejar de reír.
Tal vez esto no sería tan malo después de todo, por lo menos tenía a estas dos chicas.
<<Hola! Como se pueden dar cuenta la imagen de arriba está en inglés, me quedé sin imágenes de frases en español que poner asique por si alguna no entiende inglés pondré en la parte posterior del capítulo la traducción en español. Los quiero un montón y espero que estén gozando leyendo tanto como yo lo hago escribiendo. Gracias por leer y besos!
-Eivy>>
al;text-decora<Ɲf
ESTÁS LEYENDO
Elígeme: fanfic de "La Selección" (Kiera Cass) EN PAUSA
FanfictionFANFIC DE "LA SELECCIÓN" POR KIERA CASS Para treinta y cinco chicas, la Selección es una oportunidad que solo se presenta una vez en la vida. La oportunidad de escapar de la vida que les ha tocado por nacer en una determinada familia. La oportunidad...