Dejando mi orgullo, salí de la habitación para dirigirme a buscar a Dani. Entré en su habitación pero no estaba, fui al salón y allí estaba Jesús.
- ¿Sabes donde está Dani? - le pregunté.
- Hace un momento estaba abajo, en el patio, ¿ha pasado algo? Es que estaba un poco desanimado.
- Si, bueno voy a arreglarlo. Luego te cuento, gracias. - respondí cerrando la puerta.
Bajé al patio y estaba sentado en el borde de la piscina con los pies dentro del agua.
Me fui acercando poco a poco.
- No te vallas Dani. Quiero hablar contigo.
Levantó la cabeza. Me acerqué y me senté a su lado con las piernas cruzadas.
- No quiero estar así contigo - dije triste.
- Ni yo contigo.
- Sabes de sobra que los dos tenemos mucho orgullo, asi que dejemoslo a un lado y seamos felices.
He de decir que esto último me quedó un poco "cursi".
- Yo por ti estoy dispuesto a hacer lo que sea.
- Y yo, pero me voy en cuatro días, y no quiero desaprovechar ni un segundo de todo esto.
- ¿Sabes lo que haría ahora mismo?
- ¿El que? - pregunté curiosa.
- Esto.
Entonces me pegó un empujón y caí al agua.
- ¡DANIEL OVIEDO MORILLA, YO TE MATO! - dije al ver como Dani se estaba riendo de mi desde el borde.
- Admite que te ha gustado, guapetona.
- No vas a tener Sevilla para correr. - dije histerica.
Salí de la piscina, esta empapada de arriba a bajo y encima con la ropa puesta. Dani empezó a correr por todo el patio.
- No me vas a pillar - dijo riendose.
Este niño me sacaba de mis casillas.
Cuando por fin le pillé le empujé con toda la fuerza que tenía para empujarle dentro de la piscina, empezó a tambalear en el borde, pero al final cayó.
- ¿Ahora qué? ¿Eh? - dije vengativa.
Entonces alguien me empujó por detrás y caí encima de Dani.
Dani me agarró y los dos nos sumergimos hacia abajo. Cuando salí resoplé y vi como Jesús estaba riendose y María a su lado.
- Os dejamos solos un ratito - bromeó Jesús
María y Jesús se fueron. Dani y yo en el agua nos empezamos a mirar, yo más bien le miraba esa sonrisa que tenía en ese momento mientras el miraba, ¿que miraba?
- Dani, ¿que miras? - pregunte observando la cara de tonto que tenía en ese momento.
- Es que - empezó a titubear.
- Todo muy perfecto - solté cuando me di cuenta que se me había desabrochado el sujetador.
Me giré inmediatamente. Estaba super roja. Y muy nerviosa, no era capaz de abracharmelo.
- Era lo que te iba a decir.
- Abrochamelo.
- ¡¿Que?! - exclamó sorprendido.
- Venga Dani, que es facil.
Y por fin despues de varios intentos, lo consiguio.
- Muy bien campeon. Un aplauso, el primer sujetador que abrochas. - dije riendome.
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Una señal del destino. (Jesús y Daniel)
RomantizmLlegaba el mes de Mayo y como todos los años mis padres preparaban un viaje familiar para la primera quincena de julio. Cuando era mas pequeña siempre me gustaba ir y estaba deseando que llegase el verano para disfrutar y pasármelo bien, pero ahora...