CAPITULO TRECE: ALMAS QUE SE UNEN

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Me senté sobre el sofá, ya sin fuerzas para seguir discutiendo, había caído en la cuenta de que nada de esto tenía demasiado sentido, acababa con todo o simplemente vivía el momento, hace unas horas todo fue felicidad e ilusión, como había cambiado todo tan rápido, que ganaba yo enamorándome de él, demasiado tarde ya estaba enamorada, él se iría, su contrato nos diría la fecha.

Thomas se arrodillo frente a mi, y tomó mis manos, lentamente me levantó, yo era una marioneta entre sus manos, me sentía débil, sin fuerzas, no quería sufrir, después de lo de Cristian esto era mucho peor, de solo pensarlo, se que dolería diez mil veces más.

-Bonita…acompáñame- y me llevó lentamente a mi habitación, yo simplemente dejé que me llevara, estaba empezando a deprimirme, y solo él podía sacarme de aquello.

Me acomodó en la cama de costado y se echo atrás de mi, la famosa posición de cucharita, hundió su nariz en mis cabellos, podía sentirlo inhalar mi olor, luego su nariz fue hurgando un poco mas hasta llegar a la parte de atrás de mi oído, no puedo negar que me causaba cosquillas, pero no tenía ganas de reír, solo hacía ligeros movimientos con mi cabeza en respuesta a los roces de su nariz, pero mi cuerpo respondía de forma extraña, como si una corriente eléctrica tocara mi piel, e hiciera que se erizara todo mi cuerpo, estaba echada sobre uno de sus brazos a modo de almohada pasaba bajo mi cuello y me abrazaba, y con el otro brazo, me tomaba de la cintura, podía sentirlo muy cerca de mi, cada célula de mi piel podía sentirlo, y mi cabeza se debatía entre seguir con esto, o detenerlo antes de hacerme más daño, antes de que no pueda vivir sin él, lo cierto era que era un hecho yo no podía vivir sin él.

-Haré lo que sea para que lo nuestro funcione- me dijo con una vos grave, seductora, encantadora, hizo que me derritiera en el acto, y lentamente giré hacia él, no tenía sentido, ya estaba enamorada, qué sentido tenía luchar contra esto.

Thomas me abrazó con fuerza contra él,  yo levanté la mirada aún temerosa, sus ojos denotaban tristeza, ¿acaso sería por mi falta de confianza?, con una mano levantó mi rostro y se acercó para besarme, de la forma mas tierna y dulce que nunca antes me hayan besado, sentí como se tensaba cada parte de mi cuerpo, como reaccionaba a su contacto, era como si enviara una corriente eléctrica a través de sus manos, de sus besos, de sus caricias, no era una simple excitación, un previo a un encuentro sexual, no era mucho más que eso, eran las caricias de dos amantes, haciéndose promesas tácitas, promesas que quizás no se cumplan, aterrados por el temor a la separación, nuestros cuerpos se reconocían entre millones de cuerpos, nuestras almas se habían encontrado, creo que de una sola alma, nacen dos seres, y esta sería la perfecta descripción de nuestra relación,  dicen que en algún lugar del mundo se encuentra tu alma gemela, solo hay que saberla reconocer y no dejarla pasar, aquello que se siente al encontrarla, esa angustia de no perderla, eso era lo que nos estaba sucediendo, estábamos angustiados por un futuro que cada día se hacía más cercano, y que pronto tendría fecha de vencimiento, desde que lo encontré he dejado de sentirme vacía, es como si él fuera mi complemento, simplemente no podría resistir su ausencia, yo sólo espero y deseo que el sienta lo mismo, que el sepa reconocerme.

- Temo perderte- le dije en un susurro.

-No me perderás- me dijo también susurrando, como si temiéramos que alguien más escuche nuestra charla privada, luego se acercó y me dio un casto beso en la frente.- haré lo que sea que este en mis manos para mantenerte a mi lado, no quiero perderte ahora que te he encontrado- cuando escuché esto fruncí el seño, acaso el pensaba igual que yo?-no sabes cuánto te he esperado Laura, no sabes cuánto te necesito a mi lado, no tienes ni la más mínima idea, yo quiero que lo nuestro funcione....- hizo una pausa- la pregunta es...¿tu quieres que esto funcione?

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora