CAPITULO TRECE : SEXO EN LA COCINA

20.9K 568 68
                                    

Soy culpable y acepto mi responsabilidad, ese beso no debió pasar, ¿Qué cual beso? Ninguno de los dos besos, ninguno…

Siento que me comporté como una reverenda zorra, es decir, ¿Qué clase de chica se besa con alguien que ama y está con otra, y no han pasado ni 24 horas y se besa con otro que ligeramente le gusta o le parece guapo? ¿En que maldito momento se me ocurrió pensar que quería ser otra? ¿Que ahora haría lo que quisiera? Eso señoras y señores, eso, es lo que hace el alcohol, en el cuerpo de una incauta  como yo, la infla de valor, para hacer las estupideces mas grandes del mundo mundial. Gracias a Dios a nadie se le ocurrió ofrecerme drogas, porque con lo envalentonada que estaba, fácilmente me hubiera ido de un beso a quien sabe que.

Nota mental: ya no consumir nada, pero nada que me envalentone y cambie la percepción real que tengo de mí, de gatita a leona. Aunque quizás salió la zorra que siempre quise ser, esa que tenía escondida….salió del closet…no ok no…estoy divagando otra vez.

Lo peor de todo es que de esa situación no tenía como salir, mi rabia aumentó cuando Emilie se acercó a nosotros, para invitarnos a quedarnos, que podíamos ocupar la habitación en donde yo había dejado mis cosas, así como lo oyen…o lo leen para tal caso, era una sola habitación para Daniel y para mi.

-No como crees- intervino Thomas- ellos son solo amigos Emilie…cariño no confundas las cosas- Daniel, hermano hay otra habitación para ti, la de siempre

-Pero…se les ve tan lindos juntos….- dijo ella como si hablara de un par de cachorritos.

-Yooo…preferiría irme.- dije intentando salir de la situación.

-No!  - dijo Thomas- ¡quédate!

-Thomas tiene razón- habló el lado lógico de Daniel- es mejor que duerma en otro lado- aunque no sin un deje de desilusión-¿pero que pensaba? ¿qué me acostaría con él para un choque y fuga…ni hablar.

-Daniel- le dije como si le hablara a un niño pequeño, meneando la cabeza en forma de negación

-Lo sé, lo sé- dijo él levantando las manos.

Me fui a mi habitación sin poder siquiera pegar un ojo, sé que mis demás vecinos estaban habían estado haciendo un buen uso de la noche y de la cama y de todo lo que tuvieran alrededor probablemente, y me torturaba pensar lo que estuviera haciendo Thomas con Emilie, me era imposible dormir, no era mi  cama, daba vueltas y vueltas y aunque era temprano, casi las 3 de la madrugada, ya no había nadie fuera, y es que la fiesta había comenzado temprano, ya todos estaban en calidad de bulto, bultos cachondos, pero al fin y al cabo bultos.

Decidí salir nuevamente a la piscina, caminando muy despacio entre los corredores intentando hacer el menor ruido, pensaba pasar primero por la cocina, y lo que vieron mis ojos, aunque no sé si hubiera preferido que fuera un sueño, o me alegraba que fuera real, pero no daba crédito a aquello.

Era Emilie, por Dios, no lo puedo creer era Emilie, aún tengo el recuerdo de las imágenes, teniendo el sexo mas duro y salvaje que se pueda tener en una cocina, solo que no podía ver con quien, algo nerviosa, retrocedí para no interrumpir, pero me golpee con la puerta y produjo un leve sonido, lo que alertó a los presuntos implicados, provocando que èl se escondiera de inmediato, no dejándome ver su rostro, y protegido por la oscuridad de la noche, yo definitivamente tuve que taparme los ojos, porque aquello era en exceso embarazoso.

-Lo…lo siento…yo…- no se me ocurrió mejor idea que dar media vuelta y regresar corriendo a mi habitación.

Estaba total y completamente pasmada, no habían pasado ni cinco minutos cuando tocaron a mi puerta, definitivamente mis días cuando tienen que ser movidos, a veces se exceden.

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora