ASI PASA CUANDO SUCEDE

CAPITULO CATORCE: DIJE DE AMOR

 DOMINGO 30 DE MARZO

El viernes fue un día tan hermoso, juro que no quería que terminara, después de hacer el amor, nos quedamos allí abrazados, por no se cuanto tiempo, acariciándonos, mimándonos, fue extraordinario, juro que nunca me había sentido así, tan tranquila, tan feliz, tan alegre, que podría reflejarse en mi sonrisa de boba, y la de él también.

Fue un día de hibernación, Thomas trajo su consola de juegos, y como algún otro día lo hemos hecho, decidimos jugar la revancha de Tekken, era mi juego favorito, y la revancha venía por parte de él, yo era casi una experta, nivel Master, siempre elijo a Christie y le resulta imposible ganarme, dijo que yo era la única que le había ganado, me pregunto si será cierto, o él me estaba dejando ganar, prefiero pensar que soy una Máster en Tekken.

En la tarde preparamos macarrones con queso, si lo sé demasiado simple, pero no teníamos ganas de salir, solo de disfrutar de nosotros, esa noche era definitivo, dormiríamos juntos, él se iría pronto y yo no quería despegarme de él, el sólo hecho de pensar en su viaje me dolía.

-Cuando volverás?- le pregunté mientras estaba sentada  atrás de él, e iba haciéndole masajes en los hombros y de vez en cuando dándole alguno que otro besito en el cuello.

-Estaré de regreso el próximo fin de semana- me dijo con un deje de tristeza..¿Eso significaba que le dolía tanto como a mí?- ¿podrás esperarme?- vaya pero que pregunta tan absurda, pero preferí provocarle.

-No lo sé, la verdad…sino te apuras…- y noté que se puso algo tenso- claro que te esperaré, te esperaría mil años.

Y en ese momento volteó rápidamente y  me tomó en sus brazos.

-No vuelvas a bromear así bonita.- su mirada me dio un poco de miedo, pero al mismo tiempo era tan sexy, no entiendo ¿acaso le afectó tanto que aquella tarada le ponga los cuernos? ¿Tan inseguro se sentía? ¡Por Dios un hombre tan bello! Y esto que yo no he visto su rostro en todo su esplendor, pero como persona, como amigo, como compañero, no lo cambiaría por nadie.

-Lo siento- sólo atiné a decir, ya que me quedé perdida en su mirada, en aquellos ojos hermosos que mezclaban diversos colores.

Se acercó y me besó con tal devoción, que hizo que todo mi cuerpo se relajara, con sus hábiles manos, comenzó a hurgar bajo mi ropa, causando que mi cuerpo vibrara al contacto, era electrizante, relajante y perturbante.

-Te deseo- me dijo con voz rasposa y seductora, mientras besaba el lóbulo de mi oreja, aquello me ruborizó, creo que nunca me habían dicho que me deseaban, sentir su barba en mi cuello me provocaba demasiado.

-Que haces- le pregunté mientras estaba atrapada entre sus caricias y besos, haciéndome la tonta.

-Besando a mi novia, e intentando convencerla...- seguía hablando con esa voz que hacía que me derrita, si él me lo pedía en ese instante yo me quitaba la ropa en one.

-Convencerla para qué?- le pregunté obviamente haciéndome la ingenua.

-Para hacerle el amor...no es obvio.- y me levantó levemente para quitarme el polo, bajo mi fingida y sorprendida mirada, y mi sonrisa de boba.

Yo hice lo propio, levantándole el polo, pero él fue más rápido y se quitó el mismo el polo, mostrándome ese bello torso, no era perfecto pero era tan natural, y era mío, y solo mío, deseado por muchas pero poseído por una, por mi.

Al mismo tiempo que nos besábamos íbamos poco a poco quitándonos nuestras prendas, ayudándonos en la tarea de hacerlo, repartiéndonos besos por el cuerpo y sonriéndonos como si estuviéramos rodeados de una esfera mágica que nos alejaba de absolutamente todo el mundo.