CAPITULO OCHO: ES TAN FÁCIL AMARTE

27.6K 740 45
                                    

Viernes 07 de marzo de 2014

Esta semana, fue bastante extraña, luego que cenáramos con la Sra. Inés, ella buenamente y estoy segura que con segundas intenciones, dijo que tenía mucho sueño y que nos dejaba solos para que conversemos, no conoceré yo a la Sra. Alcahueta, yo estaba preocupada porque si bien es cierto Cristian, no se atrevería a volver a molestarme, por lo menos aquí, estaba segura que quizás vaya a mi trabajo, y lo más probable ya no solo con intenciones de volver sino de vengarse por lo que pasó, de hacerme quedar mal, por lo que escuchó, quizás a buscar cámaras, porque eso le beneficiaría, salir en los titulares, aunque sea en un escándalo de poca monta, le conté de esto a Thomas, pues me dijo que me notaba preocupada, intenté ocultarlo, pero al final terminé contándole como me sentía, que sentido tenía que le oculte esto.

Lo que me sorprendió fue que me dijo que si yo deseaba, el no tenía mucho que hacer y podía llevarme muy temprano al trabajo, si yo le indicaba la ruta, y luego recogerme, al principio pensé que me quedaría sin carro, ¿como podría prestárselo así como así?, pero la idea a medida que la pensaba y repensaba no se me hacía tan descabellada, así que accedí, ya que yo no necesitaba el auto todo el día y quizás el sí podía usarlo, además me prometió que el le pondría gasolina, creo que eso  fue el detonante para que me convenciera. Me comentó que había solicitado su licencia en la embajada y que tenía permiso para conducir, así que accedí.

Sábado, domingo, lunes y martes fue una rutina, salíamos a correr, esta ves juntos, ya no íbamos por diferentes rutas a pesar que corríamos sin hablar, pues ambos disfrutábamos correr en silencio, disfrutando de nuestra música, regresábamos y nos bañábamos obvio cada uno en su departamento, luego el subía al mío y preparábamos el desayuno juntos, habíamos comprado diferentes frutas para hacer jugos, yo los preparaba, mientras el hacía los sándwiches, me dijo que le agradaba preparar el mismo sus alimentos, que era mejor que comprarlo todo hecho, luego me llevaba a mi trabajo y bueno el resto del día no se que hacía, me comentó algo de que iba a nadar y otras veces a surfear a la playa, no tengo ni idea de cómo metía una tabla en mi  auto, la verdad no se como lo hacía, siempre andaba cubriendo su rostro, debía ser muy molesto con toda esa barba y cabello crecido, por la tarde, casi noche me recogía, esperaba pacientemente que yo saliera, y regresábamos a casa, a veces íbamos directo, algunas otras me invitaba a comer  fuera, yo no había tenido tiempo de pensar en aquel acertijo de su trabajo ni de quien era él, prácticamente había llenado por completo mis días, no sé si lo hacía apropósito para que no investigue o que.

La sorpresa fue el día miércoles y vaya que fue una gran sorpresa, y no solo para mi, pues como siempre Thomas me esperaba afuera, pero no venía en mi auto, estaba en un Porsche Baxter, no es que yo supiera de autos, él me dijo después qué auto era, para mi basta con que tenga 4 ruedas, y me transporte, suficiente para calificar como auto.

Pero voy a pasar a contar como sucedieron los hechos, pues no fue solamente esa la sorpresa de la noche, uno de mis colegas, llegaba de una entrevista ya casi a la hora de salida, sólo venía a dejar su material, y comentó a todos que afuera había un auto que era espectacular y probablemente el único en nuestra ciudad, ya se imaginan a los hombres  estaban como locos  por salir a ver dicho fierrazo como ellos le llamaban, mientras acomodaba mis cosas, y me colocaba mi abrigo, todos ya habían salido, así que pausadamente me dirigí hacia la puerta de salida, que dicho sea de paso esta sobre el nivel de la vereda y hay que bajar 8 peldaños, mientras bajaba las gradas, note que los muchachos se arremolinaban alrededor del auto, que iba  con las lunas polarizadas cerradas, en serio no era para tanto, y mientras todos concentraban su atención en aquel vehículo, yo estaba a punto de bajar el último peldaño, claro si empezamos de arriba, obviamente, cuando siento que una mano aprisiona mi muñeca, me giré a ver quien era, y no podía ser nadie mas que Cristian, juro que  pensé que después de tantos días, había desistido, y me había olvidado con alguna de sus amigas, pero no, estaba ahí frente a mi, intentando pedirme un tiempo para darme explicaciones de algo que no me interesaba más.

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora