CAPITULO SEIS: PSEUDO FUGITIVA

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Lunes 03 de Julio

El domingo desperté y lo primero que hice fue pedir mi tablet, estaba en mi bolso, debía escribir todo absolutamente todo lo que Daniel me había dicho, no podía perder ningún detalle, así que inmersa en una aparente tranquilidad me dejaron en paz todo el día para que yo pudiera hacer lo que deseaba, Daniel no se movía del lugar, a veces salía pero regresaba, empezaba a sentir cierto estrés contra él.

Ya me habían quitado la sonda con el suero, estaba comiendo normalmente así que no era necesario, por la noche me dieron unas pastillas, supuestamente para el estrés, pero yo creo que más bien eran para hacerme dormir, así que la retuve bajo la lengua tomé el agua que me ofrecieron y luego cuando no se dieron cuenta, la saqué de mi boca, y la escondí bajo la almohada.

Daniel se acercó a mí, para darme un beso en la frente, mientras yo fingía tener sueño, se despidió de mi, y me dijo que vendría el lunes por la mañana, que seguramente ya me daban de alta, yo por mi parte solo le sonreí débilmente, fingiendo estar muy agotada y a punto de caer en coma…coma de sueño.

Cerré mis ojos y esperé un tiempo bastante prudente, pudo haber sido una hora quizás, la enfermera ya no ingresaba a mi habitación, todo estaba apagado, baje de mi cama y fui directo al armario, encontré mi ropa doblada y mi bolso, lo que llevaba puesto el día que llegamos de nuestro viaje Thomas y yo, sólo recordarlo, siento un pesar enorme, pero no podía quedarme con aquella respuesta de Daniel, debía saber que era lo que realmente pasaba, y no confiaba en sus respuestas y yo necesitaba la verdad.

Abrí la puerta de mi habitación muy despacio, para evitar llamar la atención, fuera estaba iluminado, pero no se avecinaba ninguna enfermera, así que salí sigilosamente, cuidándome de toparme con alguien, a esa hora estaban de guardia, así que supuse que debían  estar en sus puestos, escuché algunas voces y me metí de inmediato a la primera puerta libre que encontré, gracias a Dios, la habitación estaba vacía, podría haber sido una buena opción el quedarme allí hasta que sea una hora prudente para salir, pero no soportaba quedarme allí un minuto más, por lo que volví a salir de aquella habitación apenas sentí que las voces se alejaban, llegué a las gradas, era lo más seguro, todos siempre usan el ascensor para subir o bajar, así que bajé a toda velocidad, para acortar el tiempo, mi gran problema sería el atravesar la puerta de salida, el guardia no iba a permitirme salir, así que busqué la cocina, que se encontraba en el piso en el que yo estaba, y me las agencié para prender un papel toalla y colocarlo cerca del sensor de incendios, como era obvio todo el lugar se mojó cual si fuera lluvia y comenzaron a sonar las alarmas contra incendios, esperé que la gente se alarmara un tiempo prudencial y en medio del alboroto, vi que el guardia había dejado libre su puesto, por lo que aproveché y salí corriendo del lugar.

Agradecí internamente que mis tarjetas y las llaves de mi casa estuvieran en mi bolso, caminé al cajero más cercano, saque algo de dinero y cogí un taxi, fui directo a casa.

Abrí la puerta de mi departamento y todo  era completa oscuridad y silencio total, no encendí las luces aun tenía ese pseudo complejo de fugitiva, así que era mejor no levantar sospechas, por si acaso nada más.

Fui a tientas directo a mi habitación, encontré algunas ropas de Thomas, las abracé fuertemente, su aroma aún permanecía ahí, inspiré hondamente su olor, como si al hacerlo pudiera tenerlo al menos un poquito más cerca a mí  y tendida ahí sobre la cama comencé a llorar amarga e inconsolablemente, hasta que el sueño ganó la batalla.

Cuando desperté, aun era muy temprano y yo mantenía ese pseudo complejo de fugitiva, por lo que me di un baño rápido, cogí las llaves de mi auto y las puse en el bolso, tenía las llaves del otro auto, pero debía seguir en el puesto policial, ya que nunca llegué a llevármelo, ya tendría tiempo para hacerlo después. Miré por la ventana, para ver si no había nadie fuera, nadie como Daniel, era muy temprano, así que seguramente no se habría dado cuenta aún, de que no estaba allí, pero igual era mejor prevenir que lamentar, antes de abrir la puerta vi a través del ojo mágico, y nada, no había señales de vida humana afuera, algo más tranquila, salí y nuevamente preferí las gradas que el ascensor, solo por si acaso.

Cuando llegué a la estación policial, pedí hablar con la agente que me había interrogado la primera vez,  aunque me molestara hablar con ella por su tono burlón la última vez que hablamos, ella tenía las respuestas, no quería pensar si quiera en sus burlas por el amor de Thomas hacia mí, ¿acaso era que ella ya sabía todo y solo quería saber si yo era cómplice de ellos? No, ni hablar, no podía estar pensando eso.

Aquella fue la peor y más deprimente charla de mi vida, al contrario de lo que pensé ella no me recibió con desdén sino como una mujer que siente lástima y algo de compasión por otra, al haber sido engañada.

Me confirmó casi toda la versión de Daniel, al menos desde la parte en la que Jane había confesado todo, y Thomas no lo había negado, claro que tampoco había confesado nada, así que yo guardaba una esperanza.

Estaba en el hospital de reos, al parecer estaba en alguna especie de shock, y no hablaba, ni se inmutaba de lo que pasaba a su alrededor, ellos pensaban que era alguna especie de coartada, para apelar demencia, pero yo no lo creía así, necesitaba verlo, necesitaba hablar con él, necesitaba escuchar de sus labios que era inocente.

-¿Puedo verlo?- le dije apelando a su buen corazón.

-En realidad no tiene permitido las visitas.- me dijo con pesar.

-Por favor…ayúdame.- le dije casi rogando.

-No te dará ninguna respuesta, no habla- me dijo intentando apelar a mi cordura.

-Te lo ruego, te lo suplico, si él es culpable necesito escucharlo de él, para olvidarlo para siempre.- lo pensó un momento, al parecer sopesaba los pros y los contras.

-Justamente voy para allá, quizás nos puedas ayudar.- escuchar aquello fue un gran alivio.

Me sudaban las manos, y me palpitaba fuertemente el corazón, incluso sentía esas malditas mariposas en mi estómago, una vez que ingresamos al hospital, y me registré dejando mis documentos y recibiendo un pase de visitante.

Britany, la agente policial, me guió hasta una habitación, y me dijo que tuviera cuidado, él estaba esposado, y que tal vez lo que viera, no me gustara, de igual forma respirando hondo ingresé.

Cuando entré, había seis camas y sólo estaban ocupadas cuatro camas, la cama donde se encontraba Thomas estaba cerca a la ventana con barrotes, podía ver su rostro demacrado y taciturno, me acerqué lentamente para no asustarlo, intentando forzar una sonrisa a mi rostro.

-Hola- le dije pero no me respondió, sólo podía ver en su mirada desesperanza.

-¿Cómo estás?- lo sé fue una pregunta idiota, pero necesitaba que me responda algo.

-Dime que todo es mentira, dime que saldremos de esto, que tus abogados están trabajando en esto.- insistí.

Levantó su mirada, una mirada oscura y peligrosa.

-Es mejor que te vayas, has tu vida, eres  libres, olvídate de mí.

-¿Qué? ¿Por qué?....No… tu eres inocente…yo lo sé- le dije desesperada tratando de acercarme a él.

-¡No¡ - levantó la voz- ¡Esto se acabó¡

Yo negaba con mi cabeza y al mismo tiempo mis ojos comenzaron a picarme, a dolerme, y las lágrimas empezaron a salir a borbotones, todo se nublaba ante mí, sólo opté por salir corriendo del lugar, lo olvidaría para siempre.

 HOLA CHICAS....NO ME ODIEN  POR FAVOR NO ME ODIEN....DIGANME ¿SIGUEN CREYENDO EN LA INOCENCIA DE THOMAS????? YO MISMA YA NO SE QUE PENSAR....QUE SUCEDERÁ......VOTEN Y COMENTEN ADORO LEER SUS COMENTARIOS Y CONJETURAS....

ASI PASA CUANDO SUCEDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora