La puerta del departamento se abrió, y la castaña volteó su cabeza en la dirección de la entrada. Una sonrisa se dibujo en sus labios al instante en el que sus ojos se encontraron con otro par de ojos marrones. Él sonrio al verla, también, y se despojo de su saco. Lo dejó sobre uno de los pequeños sofás, y se acercó a ella, que estaba en el rojo, el más grande. Sin decir nada, tomó el rostro de Jo entre sus manos, y dejó un dulce beso en su frente, para luego sentarse a su lado.
— ¿Que estabas viendo, cariño?—le preguntó, mientras ella lo observaba tomar un almohadon y colocarlo en el regazo de ella, donde Liam colocó su cabeza, sin abandonar sus ojos.
—Mi serie favorita, "Castle"—le respondió.
Su sonrisa se había hecho más grande, y su corazón latia acelerado, como si fuera la primera vez que lo vio. Él pasó sus ojos a la pantalla del televisor, mirando intrigado. Ella pasó sus dedos a través de su cabello, y rio en voz baja, victoriosa, cuando vio como los ojos de él se cerraban a la acción.
—Sabes que eso me calma, y me duerme...—le dijo él, abriendo sus ojos y fijandolos en los de ella— Y no quiero dormir ahora, quiero estar contigo.
—Pero, cielo, te vez demasiado cansado—le comentó ella, con una mueca de preocupación.
Liam sonrio, tomando la mano de ella y dejando un beso en esta.
—Estoy bien—le aseguró—, ahora acurruquemonos y veamos tu show.
Ella asintio, amando la idea. Minutos después, Liam y Jo estaban acostados en el sofá. Él estaba detrás de ella, abrazado a su cintura, y ella sujeta a sus brazos. La calidez del cuerpo de él hizo que no hiciera falta una manta sobre ellos. Por unos segundos, ella se olvidó del programa, y sólo se concentró en la respiración de él en su nuca, y como su pecho subía y bajaba al respirar contra su pecho.
Abrió los ojos asustada cuando sintió que su pecho se quedó quieto, cuando la respiración de él se atoró en su garganta, por una escena bastante dramática que pasaba en el programa. Ella sonrio, relajandose, y mirándolo por encima de su hombro.
—No es tan malo, ¿no?—le preguntó, algo divertida por la manera en la que él estaba atrapado en el programa.
Bajó sus ojos a los de ella, y le regaló una linda sonrisa, aquella que marcaba sus hoyuelos. Se acercó a su rostro, tanto, que sólo los dividía una pulgada de distancia.
—No tanto—confesó, antes de besarla.
Cuando se alejaron en busca de aire, él dijo: —Es fascinante el programa, pero hay algo que más me fascina...
—¿Qué?— preguntó inocentemente ella.
Liam se acercó a su oído, y susurró: —Tus labios.— Provocando un escalofrio en ella, y que, esa vez, fuera ella quien estaba siendo tomada por sorpresa.
Antes de que pudiera decir algo, Liam unió sus labios, y ambos se olvidaron por un largo rato del programa en la televisión.
