[Universidad AU]

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La muchacha recogió su cabello en un moño desprolijo, sin apartar en ningún segundo su mirada de su libro de texto, intentando comprender algo que había pasado tres horas leyendo. Por unos segundos se había maldecido a ella misma por haber elegido algo complicado como psicología, pero luego recordó que era algo que la fascinaba y le interesaba demasiado, así que pensó que valía la pena. Su teléfono sonó a su lado, y solo lo tomó cuando terminó de leer el párrafo. Deslizó su pulgar por la pantalla, desbloqueándolo, y rodó los ojos al notar de quien era el mensaje de texto que había recibido.

“Necesito tu ayuda, biblioteca en 20 x”

Ella pasó su vista nuevamente por su libro de texto, y luego de nuevo a la pantalla de su teléfono, indecisa. Sabía a que se refería él con ese mensaje, así que se puso de pie. Llevaría sus libros también, para cuando él estuviera ocupado, seguir estudiando. Miró su atuendo, y frunció su ceño, preguntándose si debería cambiarse o no. Vestía unos jeans y sweater, nada formal, por supuesto. Pero iría a verlo a él, y aquello sí que la ponía realmente nerviosa. Después de haber estado pensando durante cinco minutos, terminó optando por ir tal y como estaba, solo añadiendo una bufanda y un gorro. Eran las seis de la tarde, pero parecía que el frio no tenía horarios allí en Londres. Tomó su libro de psicología, un cuaderno y lápiz, además de su teléfono, y salió. Decidió mandarle un rápido mensaje a su mejor amiga en el camino a la biblioteca, comentándole que ella iría a aquel lugar, por si regresaba antes de lo esperado y no la encontraba. Aunque no lo creía, puesto que solo hace una hora se había ido a una cita con su novio.

Se apresuró a llegar a allí, sin olvidarse de apagar todo y cerrar con llave la puerta antes del departamento en el que ella y su mejor amiga, Victoria, vivían.  Realmente, la biblioteca pública no estaba en realidad muy lejos. A pesar de que ambas amigas habían querido vivir en un edificio afuera del campus, no habían encontrado uno que fuera mínimamente razonable, por lo cual no les quedó otra. Aunque no se quejaban demasiado. Era económico, entraban al menos seis personas, cada una tenía su cuarto, y con una cocina y un cuarto de baño podían arreglarse las. Luego de haber caminado unos ocho minutos, llegó al gran establecimiento.

Presionó con fuerza sus libros contra su pecho, mientras que suspiraba, al sentir el escalofrío recorrer su espina dorsal. Sacudió sus hombros, deseando así poder sacar el frio de su cuerpo. Miró su reloj en su muñeca izquierda, y golpeteó impacientemente su pie contra el suelo.  Estiró su cuello, para ver por encima de las cabezas en el pasillo de estanterías, si él se acercaba, pero no lo encontró. Su corazón se detuvo y un agudo grito salió de sus labios cuando unas manos taparon sus ojos por detrás de ella, asustándola demasiado. Lo oyó reír, y al instante se relajó, puesto que reconocería esa risa ligera y adorable en cualquier lado, a cualquier hora, a cualquier distancia. Fingiendo enojo, frunció el ceño y se volteó. Su sonrisa se extendía de oreja a oreja, marcando aquellos irresistibles hoyuelos que el castaño tenía en cada una de sus mejillas, y cerca de su pómulo. Aquellos hoyuelos que eran la debilidad de ella, y hacían que sus piernas temblaran tanto como si fueran de gelatina.

Se había perdido tanto observándolo, que ni siquiera pudo recordar que iba a decirle, así que se mantuvo en silencio, viéndolo, con  una sonrisa de enamorada en sus labios.

—Hola a ti también, cariño— ironizó él, con su típico tono juguetón, antes de acercarse y besar su mejilla.

El 50% de los estudiantes en la Universidad miraban de lejos a Liam Payne y pensaban que era un tipo serio, estudioso, y bastante responsable. Por supuesto, todos ellos estaban algo equivocados. Liam podía ser serio, pero la menor parte del tiempo. Y si, era estudioso y responsable, pero no era solo eso. A diferencia de todos los demás, Jo si lo conocía. Realmente lo conocía. Desde que él le había pedido ayuda en un trabajo dos años atrás en esa misma biblioteca, se habían hecho compañeros de estudio. Pero concorde los días, meses, fueron pasando, ambos se fueron volviendo más y más cercanos. Sabían bastante el uno del otro, y ya no solo se juntaban para estudiar, o para que ella lo ayudara a él en alguna materia. Cada viernes se turnaban, y pasaban la noche en la casa del otro, viendo películas, series, o incluso jugando Pokemon toda la noche. El 50% restante de los alumnos de la Universidad pensaba que Liam Payne era un chico realmente divertido, con un gusto musical inclinado hacia el rap, amante de las fiestas, y el alcohol. Ellos tampoco se equivocaban del todo, pero tampoco estaban completamente en lo cierto. A ninguno de ellos se le ocurriría que él pasaba todos sus fines de semana con su amiga más cercana del género femenino haciendo batallas Pokemon hasta que alguno de los dos acabara rendido, o sea, dormido. No, no pensaban en ello, pero si sabían quién era ella. Los veían gran parte de los días juntos, cuando él no estaba con su mejor amigo, y ella con su mejor amiga, quienes, raramente, se odiaban. Pero eso es otra historia.

[Jiam♥]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora