Capítulo 4

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"Cristina:
Mi turno terminará a las seis de la mañana, cuando llegue espero encontrarte despierta y con el dinero necesario."   Una vez que leí el mensaje de mi madre, lo borré.

No era necesario que siguiera mandándome mensajes como estos. Ya me sabía la rutina, ya me sabía sus palabras de memoria.

Shawn Mendes estaba  afuera de mi edificio a la hora acordada, pero no estaba esperando por mí realmente, él estaba discutiendo con otro sujeto.

Escuché claramente que aquel sujeto le dijo.

"Cuando será el día en que no hagas de las tuyas, hombre no te aproveches de ella, esta vez no sabes lo que estás haciendo." 

¿Aqué se refiere con eso?  Shawn parecía luchar consigo mismo para conservar su paciencia pero eso se fue al demonio de un segundo a otro. Iniciando una pelea.

  Seguí escuchando: "Escúchame, idiota. ¿Recuerdas lo que pasó la última vez?"  continuó diciendo aquel tipo.

Shawn prefirió no responder y se agarró a golpes con ese sujeto, no paró de hacerlo hasta que su contrincante cayó al suelo inconsciente. Quise intervenir pero si hacia un movimiento lo más lógico es que uno de los me hubiese dado un golpe, esta vez yo no tenía nada que ver.  

Me quedé inmóvil respirando con cautela, él todavía no se daba cuenta de mi presencia. ¿Qué fue lo que hice para conocer a este chico? ¿Cómo terminé aquí? Su expresión cambió radicalmente al verme. Me observó de la cabeza a los pies, apretó los labios con fuerza, como si estuviera aguantando las ganas de hacer algo.

Eso me incomodó y me puse más nerviosa. Shawn se cruzó de brazos.
—Al final no eres tan cobarde como me lo imaginé —dijo con ironía—. Tienes agallas, vamos bien. 

Entrecerré los ojos. Se estaba burlando de mí. Eso pareció divertirle porque sonrió con una peculiar inocencia. De inocente no tiene nada.

—Espera aquí —ordenó con voz ronca —caminó en dirección a su auto abrió la puerta de este, mientras buscaba algo. No pude evitar mirar el cuerpo de ese sujeto, este abrió un poco los ojos y abrió la boca para decir algo.

—Huye de él mientras puedas —susurró para que solo yo pudiese escucharlo. Fruncí el ceño y presté más atención —, huye o terminarás como yo, Caty —sus ojos se cerraron por completo.
¿Cómo sabe mi nombre? ¿Qué demonios está pasando? No estaba entendiendo nada, ni tampoco quería entenderlo ya no quería problemas.

La sensación de que las palabras de ese desconocido eran ciertas y de alguna manera tenía que hacerle caso.Traté de que mis piernas se movieran pero Shawn me tomó del brazo.

Me sobresalté, no me gustaba que me tocaran, su piel se sentía exactamente igual que la otra vez, fría. Muy fría y lejana.

Normalmente el tacto de las personas es cálido, ¿por qué el de él no? 

—¿A dónde creés que vas? —preguntó con frialdad a la vez que me retaba con la mirada.

Me armé de valor para responder.
—A casa, por favor, suéltame.

Él no daba señales de querer soltar mi brazo, al contrario, su fuerza se intensificaba. Aguanté el dolor hasta que me soltó. 

—¿Qué dices, niña? Acabas de llegar, no puedes irte —murmuró confundido. Su mano derecha estaba oculta tras su espalda.

Ah, al demonio. La noche acaba de arruinarse.

—Fue un placer conocerte, adiós —contesté  con sarcasmo.

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