No volví a ver a Mendes en una semana. Lo evitaba a toda costa, por mi propio bien, pero aún así, me lo encontraba en cualquier lugar al que tuviese que ir, más no me dirigía la palabra solo me observaba con detenimiento a cierta distancia. Ese chico es muy raro.
Mi madre compró la cena, para mantener las apariencias tomé asiento junto a ella y me impuse a comer, cada bocado que me llevaba a la boca era una maldita tortura, no quería hacerlo. A la mitad de la cena, ella recibió una llamada de su trabajo, así que tuvo que irse.
En cuanto desapareció de mi vista fui a vomitar todo. Sentía mucha ansiedad y culpa, no podía quedarme en casa. De un impulso llamé a John a la vez que daba un portazo a la puerta principal. No era tan tarde pero empezaba a oscurecer.
John no respondió pero ya sabía dónde encontrarlo. No pude despejar mi mente durante el trayecto porque tenía la sensación de que alguien me seguía, más no veía a nadie...
Jugaba baloncesto con John en un parque que estaba a un kilómetro de mi edificio. Era una actividad común de nosotros y en cierta manera me hacía sentir normal. Al terminar sacó un cigarro y lo encendió, al dar la primera calada me ofreció.
—No, gracias —hice una mueca.
Había probado el cigarro en el pasado, porque él mismo me ofreció y aunque parezca inofensivo, es un vicio difícilmente de dejar pero lo hice. Porque no era lo mío.Mi madre fumaba, le insistí para que lo dejara y a cambio, tenía que dejarlo también. No fue fácil pero no imposible. Me quedé mirando la canasta de baloncesto cuando John me lanzó el balón en mi dirección, era un pase tan sencillo pero se me fue de las manos.
John me miró extrañado yo nunca fallaba. Mis reflejos son bueno casi similares a los de un gato pero en este momento parece todo lo contrario.
—Has estado muy rara, Caty, ¿pasa algo? —preguntó.«Estoy agotada. Estoy harta y triste.»
—La misma mierda de siempre, eso es lo que pasa —dije sin importancia.
John enarcó una ceja.
—Vamos, pelirroja no es tan malo —apagó su cigarro.
—Intenta hacerte cargo de ti mismo aún cuando no sabes qué mierda quieres, hazte cargo de todo lo que rodea y de tu mamá que es un caso perdido y carga con toda la culpa, solo así me entenderás —dije a la defensiva.Mi madre era como una niña o una colegiala, tenía que hacerme cargo de absolutamente todo para que se mantuviera a flote. Por eso deseaba estar en la universidad, quería mantenerme lejos de ella para solo hacerme cargo de mí y que ella empezara a madurar.
Más no podrá hacerse realidad.
—El año se pasará rápido, mientras tanto te puedo ayudar a prepararte para ese examen y te aseguro que te darán el lugar que te mereces en la universidad.
No era una mala idea. Era excelente.
—De acuerdo pero que quieres a cambio —lo conocía, siempre era así.
—Quiero que prometas algo —puso sus manos en mis hombros.
—Lo que quieres —intenté sonreír.—Promete que vas a mantenerte saludable—había destellos de esperanza en sus ojos azules—, no quiero que te rindas ni que las sombras de la vida te apaguen.
Me ardía la garganta. Me contuve para no llorar. Me di cuenta de que necesitaba parar, dejar a un lado todo lo que me hacía daño y resignarme a lo que no podía arreglar. Yo quería vivir, yo quería salir adelante.
Quería convencerme a mí misma de que merecía algo mejor.
Asentí sintiéndome incapaz de hablar.
—Caty —susurró John, con temor. Me miró aterrado, me puse en alerta.
—¿Qué viste? —miré a mi alrededor, solo estábamos él y yo. No había nadie más.
—Es él... Es —se quedó callado.
—Habla maldita sea...
—Richard —dijo sin más.
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Mistakes S.M
Fanfiction-No te vas a librar de mí -dijo él. -¡Basta Shawn! Deja ya tu estúpida obsesión conmigo. -Eso es lo que eres: un capricho mío. -Pues olvidalo porque sólo te matará por dentro. Siempre habrá alguien que esté dispuesto a arreglarte pero a veces la...