Capítulo 20

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Cuando desperté Shawn me besó en la mejilla y me dijo que volvería en una hora. Honestamente, me sentía mejor de lo que me había sentido en toda mi existencia. Me di una ducha de media hora y me vestí con la misma ropa que traía el día anterior.

Me miré al espejo, me estaba convirtiendo en un esqueleto...

Estaba sintiéndome mal, por no haber comido nada, eso se reflejaba en mi vista, era borrosa. Más de lo normal, maldigo por no traer puestos mis lentes de contacto. Como pude fui a la cocina y me serví un vaso con jugo de naranja, había un poco de fruta a la vista, así que también tomé unas cuantas.

Mi teléfono sonó. Siete de la mañana y Richard me está llamando.

—Hola, Richard —respondí con calma —¿Qué pasa?
—¿Aun quieres hablar, Caty? —quiso saber —, mañana tengo que partir a primera hora, como te mencioné hacen meses tengo que volver al ejército pero antes tengo que resolver unos asuntos con la fuerza aérea por eso me tengo que ir antes...

Hace días le había comentado a Richard que quería hablar seriamente con él. Quería contarle muchas cosas de mi pasado y moría por decirle que mi madre me había dejado sola. Pero no quiero impedir nada que tenga que ver con su vida. No puedo quedarme con él.

—¿Me estás escuchando?
—Sí, Richard... —murmuré pensativa—. La verdad no sé si quiera hablar.

Richard respondió.
—Si cambias de parecer, llámame o ven a verme. Eres bienvenida, Caty.

Sonreí al colgar.

Maldita sea.

Guardé mi teléfono cuando noté algo inusual y que me desconcertó.

Shawn había dejado la abierta la puerta a la cual nunca me ha permitido entrar. Sería abusar de su confianza pero la curiosidad pudo conmigo, entré y dejé la puerta tal cual como la encontré. Estaba totalmente obscuro. ¿Por qué una habitación estaría a obscuras en plena luz del día?

Demoré en encontrar el interruptor, luego encendí la luz. Me arrepentí de solo haberlo hecho, en las cuatro paredes estaban tapizadas de imágenes y hojas con cierta información.

Mi cabeza daba vueltas, traté de enfocar bien, nunca en mi vida había visto tantos rostros diferentes al mismo tiempo. Me acerqué para verlos mejor. Todos eran de chicas pero ninguna de ellas seguía un patrón físico. Diferentes tonalidades de cabello, color de ojos, tipos de cuerpo. Creo que lo único que tenían ellas en común era la edad, todas tenían entre 23 y 29 años.

Él las espiaba. Acoso. Existían un total de cuarenta fotos por cada chica, en diferentes lugares, mi mirada se detuvo en una chica morena, que desafortunadamente yo conozco. Bueno, conocía porque ahora está muerta. Lily, la ex novia de John. Me estremeció ver la realidad,  todo el tiempo fue él. El lo hizo.

Me acerqué a la otra pared dónde solo eran hojas con información, que en realidad eran expedientes de todas ellas. Encontré rápidamente el de Lily y leí otros más. Todas las chicas que acababa de ver en las fotos estaban muertas.

Dios mío.

Tenía miedo, ¿qué mierda era esto? En la cuarta y última pared habían muchísimas fotos, creo que más de doscientas fotos formando una especie de collage, todas eran de una sola persona. Era yo.

No puede ser cierto.

Recordé uno de nuestros primeros encuentros y que mencionó.  Te he visto, llevo tiempo observándote pero me cansé de esconderme.

Solo llevo aquí en la ciudad de Nueva York dos años. Él llevaba dos años observándome, la cantidad de fotos lo confirma. Recuerdas lo que pasó ia última vez, no le hagas daño. Ahora entendía las palabras del chico que Shawn casi mata frente a mí.

Siempre tuve la respuesta en mis narices. Él está enfermo, es un maldito desquiciado. Y desafortunadamente, el planea hacer lo mismo conmigo.

Lo que sucedió ayer, no significó nada para él. Mintió. Me usó.

Él observaba a sus víctimas las hacía caer en sus encantos, después se aprovechaba de ellas y por último las mataba. Volví a sentirme sucia, pero lo que no entendía era, él ya tuvo lo que quería de mí, por qué no se deshace de mí de una vez por todas.

Mi vista se puso borrosa. Más borrosa por las ganas de soltar lágrimas.

Obsesión. Obsesión era lo que Shawn sentía por mí.  Solo era un enferma obsesión, no era amor o lo que se le parezca, no era nada de eso.

Shawn apareció en mi campo de visión. Me sobresalté. El corazón me latía deprisa.

—Me descubriste, pequeña —dijo neutral y nervioso.
Comenzó a avanzar hacia mí.
—¡No te me acerques! —exclamé.
—Puedo explicarlo, lo juro.
Sentí mucha rabia.
—¿Explicar? ¿Explicar qué? —grité—. Te aprovechaste de ellas, les diste un final de mierda, por qué no lo haces conmigo también. Es lo único que te falta hacer —escupí con enojo.

Shawn me miró frustrado.

—No te quiero para eso, Caty —tú no me quieres.
Fruncí el ceño. No tardaría en llorar.
—Tú fuiste la más difícil de todas. Con ellas fue más sencillo pero tú no me dejabas siquiera acercarme, eso me obsesionó demasiado.

Obsesión, obsesión y obsesión. ¡Que egoísta!

—Estás enfermo, Shawn. Sumamente perturbado.

El rostro de Shawn era un poema. Él dijo lo siguiente.

—Te dije que contigo sería diferente, Caty. Ellas no tenían ningún problema, a ellas no les hacía falta nada pero, cuando te vi a ti, te quería para mí y me rehuso a compartirte con nadie. Por eso te investigué, te observé por años, quería conocerte de pies a cabeza para llegar a ti y arreglarte para así tenerte en mis brazos libremente.

Ya estaba llorando. No quería escucharlo, no quiero quedarme mientras me hago pedazos a mí misma. Creo que me estoy rompiendo ahora mismo. Ya no puedo más. Y fue justamente ahí cuando tomé la decisión más importante de mi vida. Tal vez de mi existencia.

—Adiós, Shawn.
Shawn se puso pálido y estaba apunto de quebrarse.
—¿A dónde vas, pequeña? —las palabras apenas podían salir de su boca. Él estaba tan mal, igual que yo.

Tuve que ser fuerte porque técnicamente estaba haciendo exactamente lo mismo que mi madre hizo conmigo.
—No quiero verte nunca más. Jamás.

Quiero que sientas lo mismo que yo sentí cuando mi madre me dejó. ¿Lo sientes ahora?

—No puedes dejarme, tú eres mía.
Apreté los labios y mi respuesta fue fría.
—No soy tu nada, Shawn. Desintegra tú obsesión por mí porque no volverás a tenerme. Jamás.

Me fui, huí de él. Esta vez fue para siempre. Perdóname Shawn.. Perdóname, te dejé solo. Era lo mejor, ¡perdóname, Shawn!

Mistakes S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora