Capítulo 2

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Ya no podía correr más, me detuve para tomar aire, sentía la garganta arder y muchas ganas de vomitar. Shawn Mendes no tardó en alcanzarme, traté de correr nuevamente pero sus fuertes brazos me rodearon con agilidad, mientras más trataba de safarme él menos me liberaba.

—¿En qué estabas pensando? —me preguntó  con curiosidad en mi oído—. Casi te pierdo de vista.
Me sentí incómoda.
— ¡¿Por qué me seguiste?! —respondí con otra pregunta, más nunca tuve su respuesta.
Luego me liberó de su agarre.

Abrí la boca para responder a su pregunta pero preferí no hacerlo, no tenía por qué darle explicaciones de mis acciones.
—¿Por qué huyes de mí? —continuó insistiendo.

¿Hablaba en serio?

Para mi mala suerte, las calles estaban solitarias, sin señales de vida, estaba completamente a solas con él y aún no me transmitía confianza. Lo miré directo a los ojos, me arrepentí de solo haberlo hecho; sus ojos castaños daban la impresión de querer abalanzarse sobre mí, como si muriera de sed, como si estuviera hambriento.

Shawn Mendes relamió sus labios, después apretó los mismos. Retrocedí—. Necesito que hables por las buenas o no me dejarás otra opción que obligarte —me advirtió.

Conserva la calma...
Solo quería llegar a casa y olvidar que todo esto pasó. Él me intimidaba, su presencia me lo ponía difícil.
—Aléjate de mí y no te metas en mi vida —fue lo único que podía decirle. Es un desconocido y no confió en él, ¿por qué debería confiar en su palabra?

Me di cuenta de que estábamos en frente del edificio dónde resido, miré hacia arriba, especialmente el quinto piso. Mierda, ahora sabrá dónde vivo. Esta noche no puede ser peor.

En su mano derecha tenía un tatuaje, más no pude distinguir el diseño debido a la poca luz de la calle. No estaba entendiendo nada. Ni mucho menos entendía el por qué seguía aquí en vez de echarme a correr.

Comencé a marearme. Ya era suficiente para un día.
Shawn miró en otra dirección—: ¡Maldita sea! —maldijo entre dientes. Tensó la mandíbula.
—¿Qué? —pregunté con cautela.
—Son ellos otra vez —tardé segundos en enterarme, luego lo supe, los mismos sujetos que vimos cuadras atrás nos habían alcanzado.

Me quedé paralizada, solo por un par de segundos, di la media vuelta y subí las escaleras corriendo, no quería saber si él venía detrás de mí solo quería mantenerlo lejos. Me tomó cinco minutos subir hasta llegar a la puerta de mi departamento.

Me costaba trabajo respirar con normalidad.

Había un problema. No traía conmigo mis llaves, creo que se me cayeron y mi madre no se encuentra.
—¿Necesitas esto? —preguntó Shawn Mendes, su respiración era irregular. Su pecho bajaba y subía rápidamente y sus mejillas estaban rojas. Las famosas llaves se encontraban es su mano izquierda.

Por su sonrisa triunfal supe que se estaba burlando de mí.

Fruncí el ceño.

—Damelas —estiré los brazos para quitarselas.
—No —dijo con autoridad, alzó el brazo impidiendo que las alcanzara.
—Deja de hacerte el chistoso —me quejé.
Sonrió tiernamente.
—Te las daré, si aceptas salir mañana conmigo.

Trágame tierra. Entrecerré los ojos. Su respuesta me causó curiosidad: ahora yo deseaba saber que era lo que él quería de mí. Por qué quiere ayudarme. No voy a conseguir respuestas si no las busco.

Me las devolvió. Abrí la puerta cuando él me empujó con fuerza logrando tumbarme al suelo a la vez que cerraba la puerta. Me levanté en automático haciendo una mueca de dolor. La puerta no abría, tenía seguro.
—Fue un placer conocerte, pequeña —murmuró. Me causó escalofríos.

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