VIII

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10 de Febrero 2009

En la casa no tenía mucho que hacer, mi padre se quedaba en su despacho sumergido entre papeles la mayoría del tiempo y a pesar de ser sábado no dejaba de trabajar, últimamente se mantenía ocupado hasta altas horas sin importarle el dolor en sus huesos cansinos, ser el encargado de las entregas de paquetes importantes y dinero de una empresa al parecer no ha de ser muy fácil ya que si un solo paquete no es entregado a tiempo la responsabilidad recae duramente en él y por lo tanto, debe de estar llamando a empresas de otros países o ciudades cada cierto tiempo para verificar si todo está en orden, no debe ser algo para estar tranquilo.

Iban a ser las tres de la tarde, en la tv no pasaban nada bueno además de comerciales, caricaturas, comerciales, noticias y algunos otros canales de comerciales también. Pau estará en algunas clases de pintura o técnicas de dibujo y no podía escribirle e interrumpirla. Como era de esperar estaba en mi casa, sin oficio y con lo único que podía distraerme era con los deberes, pero claro, ya los había hecho hace un buen rato, me hacían falta más por muy raro y terrible que suene de mi parte.

Estábamos a 9°C y aunque acostumbrada al clima despiadado, éste seguía atormentándome la piel, necesitando así una manta gruesa encima mientras comía galletas de chocolate en el sofá, hoy no iba a ser un día de productividad. No podía dejar de cabecear y luchar contra mis tentadoras ganas de dormirme cuando el celular sonó.

- Ugh, ¿quién carajos será? -Estiré el brazo sin ni siquiera abrir los ojos y descolgué -¿Qué? -Contesté a secas.

- Okey, no estás de humor, adiós - Sonaba sarcástico incluso a través de la línea.

- ¡NO! -Exclamé, abriendo los ojos de golpe y ubicándome en la conversación -Está bien, estoy bien.

- De acuerdo... ¿Tienes planes para hoy? -Pude entender su pegunta a pesar del escandaloso ruido de fondo de metales pesados siendo lanzados desde altas alturas.

- No -No pude evitar vacilar.

- ¿Quieres ir al parque? -Su voz de pronto sonaba agitada.

- ¿Ahora? -Chillé mientras me metía una galleta en la boca -pero hace frío, Steven.

- Pues abrígate -Colgó sin más.

Me levanté del sofá sintiendo la cerámica fría del suelo bajo mis pies, subí las escaleras a paso lento con el paquetes de galletas a la mano dirigiéndome al pequeño despacho de mi padre, abrí la puerta sólo un poco para asomar la cabeza y que el aire no acondicionada y tibio de su interior recayera ligeramente sobre mis manos. Miré a mi padre con aquellos lentes pequeños en el puente de su nariz, sostenía una hoja en su mano y trazaba figuras invisibles con el bolígrafo en la otra.

-Papá -Llamé su atención, él se enderezó en su silla giratoria y me miró -Saldré al parque, ¿puedo?

- Claro, no llegues tarde -Me sonrió de lado y se levantó de la silla para ir a su biblioteca, cerré la puerta a mis espaldas y a saltitos entré a mi habitación.

Tomé lo primero que vi en el armario, no estuve mil horas frente a él decidiendo que ponerme. Sólo unos jeans, un buzo algo grande, unas Ugg bailey beiges más una chaqueta para el frío que por supuesto no estaba de más. Tomé algo de dinero, mi celular y empecé a andar de camino al parque. ¿Por qué tan repentina invitación?. No le di muchas vueltas al asunto, de cualquier forma no es que tuviera muchas cosas que hacer y encima quería ver a Steven.

Mi amistad con Steven ha sido bastante buena, ¿quién lo diría? Yo, Heli Webster teniendo más amigos. Es un avance social, aunque no tengamos mucho tiempo conociéndonos se ha esforzado en demostrar ser alguien muy amigable, honesto y simpático, aun así no me ha contado muchas cosas sobre él, no sé qué hace o de qué trabaja, sólo sé que tiene un empleo sencillo y creo que es familiar, hablando de ello, su familia, no habla en lo absoluto de ella, ella pero tampoco evita el tema, cuando comento algo por el estilo sólo sonríe o dice algo al respecto pero no habla de ella, es como si captara mi indirecta y la desviara con la misma sutileza con la que yo lo envié. Hablar sobre sí mismo a diferencia de la mayoría de los chicos, no es su pasión, se reserva muchas cosas y se da cuenta de otras cuantas. Hace unos días, me acompañó a buscar un paquete que le había llegado a mi papá, pero iba a hacer el favor de buscarlos por él ya que llegaría de noche a casa y la agencia de envíos cerraría; cuando veníamos de regreso llamaron a su teléfono, él aminoró el paso dejando que siguiera un poco de largo y dejarlo atrás, no quería ser curiosa pero a medida que seguía hablando con quien sea la persona que llamó, más alzaba la voz, podía imaginarlo a tan sólo unos pasos agitando el apartado y jalando con exasperación de su pelo; luego se calmaba un poco, incluso de golpe, de seguro por la distancia que tenía conmigo y lo obvio de que yo estaba escuchando su escándalo. Cuando colgó, él volvió a mi lado y seguimos hablando con normalidad todo el camino, Steven sonreía como si nada lo hubiera irritado hacía unos segundos y por primera vez, me pregunté si su sonrisa era profesionalmente falsa.

Para Quedarme En Tus Recuerdos. COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora