Park Jimin es un joven adulto que ha vivido veintidós años de su vida privado por completo de uno de sus sentidos: La vista. Él nació siendo ciego, por lo que cree que no es feliz, debido a las contantes burlas a su alrededor e incluso por algunos c...
Tres días después, la importantísima cena de mis padres por fin ha llegado y lo único que puedo hacer es quedarme en mi habitación mientras los empleados contratados por mi padre recogen hasta el último centímetro de la casa sin que yo les estorbe mucho.
Y desde que mi papá había llegado de su viaje, el entorno dentro de mi casa se puso tan tenso que incluso yo mismo podría cortarlo con un cuchillo. Mi relación con él no es la mejor, y a decir verdad, el no querernos es mutuo.
—Hoy te verás guapísimo, mi niño —Dice mi mamá con emoción cuando los dos nos encontramos juntos en mi cuarto escogiendo qué debo de ponerme hoy —. ¿Qué te parece este traje, cielo?
—No sé cómo luce, mamá —Contesto con obviedad, dejando que mi mamá me acomode la corbata debajo de mi cuello con la misma habilidad de siempre. Así como todos los años anteriores, ella siempre me vestía en estos días de celebración —. ¿De qué color es el traje?
— Gris oscuro, Jimin. Tu padre te lo trajo de Estados Unidos, así que debes ponértelo hoy porque te quedó de maravilla.
— Oh, vaya...entonces sí se acordó de mí durante su viaje, qué sorpresa —Respondo con ironía, provocando que mi mamá suelte mi corbata y escuche de parte de ella un suspiro de frustración.
— ¿Por qué eres tan grosero con tu propio padre? Deja de ser tan malagradecido.
— ¿Grosero yo? No sé por qué tengo que estar recordándote que él no me quiere. Desde que supo que yo sería ciego para siempre dejó de quererme, ¡Es tan obvio, madre!
— ¡Park Jimin, te prohíbo que vuelvas a decir algo así! Somos tus padres y te amamos demasiado...aunque al principio esto fue una noticia fuerte para nosotros, ¡Nunca te ha faltado nada! —Y de repente, oigo cómo su voz se rompe entre sus palabras, por lo que sé que pronto comenzará a llorar —. Quiero que te comportes en la cena, ¿Entendiste? Ahora termina de ponerte los zapatos para que pueda bajar, en cualquier momento los invitados estarán aquí.
Finaliza después acomodarme el saco y segundos después, sus tacones resuenan en la madera de mi habitación hacia la puerta, para después salir y cerrar con un poco de fuerza. Pero realmente no me importa que esté enojada, no pienso llevarme bien el con hombre al que me despreció desde el momento en el que nací.
Una vez que me termino de poner los zapatos, me levanto de la cama y respiro hondo un par de veces para calmar mi mal humor de hoy.
Lo único bueno de la noche sería mi primo y mis dos mejores amigos, los hermanos Kim.
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Al parecer, la fiesta de mis padres había sido un éxito después de todo, pues cuando el reloj marcó las ocho de la noche, mi madre me había dicho que la casa tenía más de cuarenta personas tratando de llevarse bien.
