Capítulo ochenta y tres: Confesiones.

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Min Yoongi.

Uno, dos, tres toques suaves en la puerta frente a mí son suficientes para que un "pase" del otro lado suene y me indiquen que puedo pasar, aunque realmente no quiero ya que sé por qué me han llamado. Sabía que Gabriel me había llamado a mí porque Jin no estaba bien, y yo debía tomar su lugar como líder temporal junto a él. 

 A pesar de que ya han pasado cinco días de la muerte de Namjoon, todos tuvimos que regresar a nuestros trabajos para mantener de pie el refugio, ya que por fin los infectados habían parado de venir y ahora todos estaban encargándose únicamente de los ataques de los humanos que podían llegar en cualquier momento. 

Suspiro una última vez, antes de girar el pomo y asomar mi cabeza levemente hacia dentro. 

—Yoongi, qué bueno que has venido, ¿Estabas muy ocupado? —Pregunta Gabriel dentro de su despacho, donde anteriormente se encontraba sentado leyendo algunos papeles entre sus manos, pero al verme, rápidamente se levanta dejando lo que estaba haciendo para acercarse a mí y abrirme por completo la puerta —. Sé que es tu hora de trabajo en el almacén, pero me han llegado unos papeles importantes del laboratorio, y quería platicar contigo. 

—¿Conmigo? —Pregunto, pasando al despacho una vez que Gabriel me ha cedido el paso. Rápidamente inspecciono el lugar, dándome cuenta que no hay muchas cosas; Sólo estantes de libros, un escritorio, sillas y un botiquín de primeros auxilios junto a la ventana —, ¿Sobre qué?

—¿Cómo sigue Jin? No he podido ir a visitarlo ya que me la he pasado en el laboratorio desde hace dos días —Dice sentándose de nuevo, para después indicarme con la mano que yo también tome asiento, así que lo hago para que yo pueda contestar. 

—Mal, Gabriel. Ayer salió de su habitación para trabajar en su área, pero se desmayó después de una hora. Hoy también salió y está en los huertos ayudando, pero no habla con nadie. Ni siquiera con Jimin,  parece que está ignorándonos...

—Dios, debe ser horrible para él. Yo también perdí a mi esposa y sé cómo se siente todo ese dolor que está pasando ahora. Deberían decirle que descanse, no hay problema con eso. Todos somos humanos y necesitamos un respiro de toda esta mierda en algún momento. 

—Le dijimos, pero simplemente nos contestó "Sólo déjenme en paz, no quiero ser inútil en este lugar" y siguió en los huertos. Realmente no sabemos cómo ayudarle, no quiere que lo hagamos. Jamás lo había visto así de destruido...pero lo entiendo, es nuestro líder y pasó por tantas cosas, tantas muertes...creo que explotó después de tantas emociones retenidas.  

—Dejen que pasen unas semanas para que se calme. Su alma está herida, pero logrará ser el mismo de antes, no se preocupen. Si no, él va a sentirse presionado y terminará por golpear a alguno de ustedes...sólo necesita tiempo para sanar —Dice, después de dedicarme una pequeña sonrisa que yo correspondo sin muchas ganas —. Con respecto a eso, sabes que te he llamado porque tú eres el sucesor de Jin por ahora, y debes enterarte de lo que descubrieron mis científicos.

Y por un momento, levanto la mirada rápidamente. 

—Esto es de hace seis días... —Dice entregándome una videocámara encendida. Cuando la tengo en mis manos, corro el video que se encuentra en pausa. Éste me muestra la pantalla de alguna computadora que parece estar conectada a un microscopio; Y en él, hay manchas rojas moviéndose rápidamente y con violencia de un lado a otro —. Te presento al virus, Yoongi. Esa bacteria roja es el causante de millones de muertes. —Rápidamente lo miro a él, y luego desvío mi mirada hacia la cámara de nuevo. Pasan alrededor de cinco segundos, cuando unas extrañas manchas amarilla aparecen por uno de los costados del video dónde se encuentran todas las manchitas rojas, moviéndose rápidamente hasta ellas. Todo parece una pequeña guerra entre ellos, y de pronto, las manchas amarillas comienzan a "comerse" a las rojas rápidamente, y así, destruyéndolas —. Lo que ves en color amarillo es la cura... — pero después de unos segundos, todas esas manchas rojas que parecían haberse ido, pronto se regeneran, comiéndose de nuevo a las manchas amarillas hasta desaparecerlas a todas y luego, el video termina por fin. 

—¿Qué sucedió? ¿Por qué ya no están las manchas amarillas? —Pregunto dejando la cámara entre mis piernas, para después voltear a ver a Gabriel, quien suspira tomando los papeles que anteriormente estaba leyendo para entregármelos. 

—La cura no dura mucho, pero es un gran avance. Nada de esto hubiera sido posible sin el chico que decidió sacrificarse para sacar la inmunidad de su sistema. Lamentablemente murió hoy en la mañana y sólo pudieron sacarle un poco más de sangre antes de que se fuera de este mundo. Las hojas que te entregué son los contratos que firmaron con el chico para someterlo a ese tipo de pruebas. 

—¿Y no hay más gente inmune en este lugar? —Pregunto desesperado.

La cura estaba en nuestras manos, bueno, la mitad. 

—No queremos sacrificar a nadie más, Yoongi. Aquí no es un matadero, y con esto, podríamos salvar a la humanidad, o por lo menos ayudar. 

—¿A qué quieres llegar a todo esto, Gabriel? ¿Por qué no buscamos a gente que esté interesada en lo de la inmunidad? Posiblemente haya alguien que quiera hacerlo. 

—Todo este tiempo, hemos tenido contacto con un centro de control de enfermedades allá en México y les hemos notificado nuestro hallazgo

—¿Qué? Sé más específico, por favor. No entiendo nada, y estoy desesperado. La cura podría estar aquí entre nosotros, y quiero saberlo todo. Podemos detenerlo, Gabriel...podemos volver a nuestras vidas. 

—Éste refugio es tan preciado para mí por el simple hecho de toda la información valiosa que contiene. En México, hay científicos vivos todavía, escondidos bajo tierra y ayudando a la búsqueda del virus junto con los pocos países que aún siguen luchando por sobrevivir. Esto lleva meses tratando de ser solucionado, y hasta apenas hace unos días, lo encontramos. Sólo falta un lugar más grande y más seguro donde podamos trabajar y terminar el virus. 

—¿Estás diciendo que...?

—Sí, Yoongi. Nos vamos a ir de aquí antes de que los del otro grupo regresen y nos arrebaten todo lo que hemos logrado y viajaremos a México para terminar la cura allá. 

—Dios, esto es tan apresurado. ¿Cómo vas a mover a más de cincuenta personas hasta allá? Piensa en la gasolina, la comida y las posibles hordas de infectados en el camino. ¿Y si en el camino sucede algo y pierdes la cura? No está terminada como tal y podrías perder todo ese avance. 

—No tenemos otra solución, no quiero sacrificar a nadie más, no conozco a nadie que sea inmune que haya sido mordido y que haya sobrevivido al virus. Allá seguramente podremos juntar lo que tenemos con lo que ellos tienen y así terminarla. 

Y por un momento, me pongo a pensar. Quizá no fui mordido, pero un infectado vomitó sobre mí, y experimentaron con mi cuerpo en Noruega. 

Y sobreviví.

—Gabriel, creo que debo contarte algo...



DESTRUCTION ➢ Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora