Diría que el jodido frio que estaba haciendo me había obligado a levantar, pero estaría mintiendo. Crecí en Rusia, el frio creo que ya ni me afecta. En verdad lo que me hizo despertar fueron los picoteos, de lo que me imagino que eran pájaros, contra las grades paredes de cristal que separan la biblioteca del exterior.
Extrañada mire alrededor. No recordaba haberme acostado en la cama. Si mal no recuerdo, me quede dormida al lado del piano, cuando estaba leyendo. Bueno, qué más da, seguro alguno de los chicos entro, y me subieron.
Estire mi cuerpo como un gato, haciendo sonar casi todos mis huesos, para luego volver a recostarme, y bostezar.
¿Qué hora es?
Miré mi teléfono, el cual tenía poca batería ya que anoche, obviamente me quedé dormida, y no lo puse a cagar.
Las 9:03 de la mañana.
Con pereza, aparte las mantas de encima mío, y arrastre mis pies hasta el baño. Llene la bañera, e improvisando, ya que no tenía mis productos de siempre, le eche gel de cuerpo. No crearía espuma, pero al menos el agua olería a mango con coco.
Me desvestí, y sin prisa me metí. El contacto del agua casi hirviendo chocando con mi fría piel, me dio un escalofrío, aunque se sintió bien.
No estoy segura cuanto tiempo pase en la bañera, pero sé que cuando salí, el agua ya estaba fría, y la piel de mis dedos arrugados. Procedí a meterme en la ducha para enjabonarme el pelo, y el cuerpo. Salí de esa, y con una toalla envuelta alrededor de mi cuerpo, eche pasta de dientes en mi cepillo de dientes, y me cepille mientras buscaba que ponerme.
Decidí por ponerme unos vaqueros normales, rotos, un top corto de alguna banda de rock que no conocía, y unos botines negros con tacón. Fui a juagarme la pasta de dientes, para después vestirme. Escogí ponerme ms aros grandes dorados, junto con mi reloj del mismo color. Me seque el pelo con el secador, me eche crema en la cara, ya que mi piel era muy seca, y salí de mi habitación.
Se sentía como si mi estomago fuera un león rugiendo por comida. Procure no hacer ruido, ya que no sabía si todos estaban levantados.
En la cocina no había nadie, lo cual me alegró. Hay gente a la que no le gusta estar sola, pero a mí sí. Disfruto de mi propia compañía. Creo que es porque así tengo tiempo para pensar en mis cosas, y no tengo que hablarle a nadie. Soy una antisocial, lose.
Me serví un café, con una sola tostada, ya que no había nada más. Tendremos que ir a supermercado hoy, porque apenas queda comida.
—Buenos días.
Me sobresalte del susto, y mire al intruso que había interrumpido mi hermosa soledad.
—Hey.
—¿Qué tal has dormido? —pregunto mientras habría la nevera. Hizo una mueca de disgusto al ver que la nevera estaba vacía.
—Bien, ¿y tú?
Esto es raro. No llega a ser incomodo, peor si es raro. ¿Como se supone que debo de actuar después de todo lo que paso ayer? Liam parecía normal, su misma expresión de ceño fruncido, y el mismo tono de voz, aunque era de esperarse, ayer no pasó nada como para que me hablara de manera diferente, y con el tono duro que siempre usa. ¿No?
—Bien.
Silencio. Aunque no era incomodo como antes, ahora yo tomaba mi café tranquilamente mientras él se comía los cereales que se preparó.
—Oye, solo quería agradecerte por lo de anoche. Fui a tu habitación cuando terminé hablar con mi madre, pero estabas dormida—dijo.
¿Ósea que fue el quien me paso a la cama?
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IVÁNOV
ActionSoy Astrid Ivánov, nacida en San Petersburgo, Rusia. Hija directa de Dimitry Ivánov, jefe de la Mafia Rusa. Me mude con esperanzas de cambiar mi vida y de dejar la Bratva atrás, pero lo que no sabía era que me encontraría con alguien peor que yo, a...