x D U E Ñ O

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El silencio de un momento sorpresivo, de un peligro que se asomaba en la expresión de mi rostro, ¿cómo debía reaccionar ahora?

La voz de alguien sonaba desesperada, venía a través del aparato electrónico y tal vez costoso del hombre trajeado. Desde donde me encontraba se escuchaba que exigía saber lo que estaba sucediendo.

---Yo...te llamo mas tarde...--- susurra pasmado el hombre, colgando al instante y guardando su celular en los bolsillos de su pantalón de vestir negro.

Estoy a punto de gritar, de reclamar el cómo se atreve a abrir la puerta de mi departamento, entrar y quedarse ahí parado, con un rostro que podía llegar a decir más de mil palabras, pero mis ganas de discutir se ven interrumpidas por el pequeño minino que baja del sofá y corre a los pies del hombre de cabello azabache, restregando su suave pelaje en la tela fina.

Sus maullidos de ternura, le dar a entender que su presencia necesitaba de amor de ese extraño.

Por alguna razón me siento traicionado...

---¿Mu...Muffler?--- aquellos ojos zafiro localizan a el pequeño minino que ahora se paraba con sus patitas traseras.--- ¿Eres tú?

Mu...Mu...¡¿qué?!

¡¿El gato se llamaba Muffler?! Y lo más intrigante de todo...¡¿El gato era suyo?!

"Muffler....Muffler..."

Estoy seguro que ya he escuchado ese nombre antes, ¡pero Dios! ¡Mente de teflón la mía! ¡No lo recordaba!

El hombre deja salir una amplia sonrisa, levantando el gato con la ayuda de sus largas manos pálidas, acercando su frente al rostro del minino para que éste terminara de lamerle con amor aquella zona sin ninguna arruga por sus expresiones fruncidas desde que entró.

---Te extrañé...--- susurró con algo de cariño.

Por mi lado, ¿qué se supone que era esto?
¿Un momento de reconciliación? ¡No! ¡¿Quien era este tipo?! ¡¿Por qué su llave pudo abrir a la perfección la puerta de mi departamento?! ¡¿Y por qué no hacía nada para correrlo de aquí?!

Carraspeo con mi garganta, llevando mis hombros hacia atrás y dejando que mi pecho salga debido a la gran bocanada de aire que doy.

Escuché que hacer esto hacía ver a la persona como intimidante, pero creo que me veía mas bien como un perro pequeño intentando seguir los pasos torpes de un gran Labrador de pelea.

Era un fracaso intentando ser intimidante...

Veo que ni el sonido que hice con mi garganta lo escuchó. Me hace sentir ofendido, o intimidado. Era más la segunda opción que la primera.

---D-Disculpe...--- hablo entre un volumen bajo.

¡¿Pero qué había sido eso?! ¡Estaba siendo un total niño en esta situación! ¡Debía actuar con firmesa! ¡Demostrar mi enojo y que éste no se quedara refugiado en mi mente para luego explotar en el momento menos indicado!

Lleno de aire mis mejillas y regreso a la posición "intimidante" de antes.

---¡Disculpe!--- elevo mi voz e inconscientemente golpeo con fuerza el suelo con mi pie izquierdo.

Me arrepiento de ese acto, llevando mis manos hasta la altura de mi pecho para juguetear con mis dos dedos índice.

Por fin su mirada azulada apagada se gira a verme como el minino que me observa curioso.

Cuando me lo proponía, podía ser rápido con las palabras. Pero fui un fracaso en este día lluvioso, porque al abrir la boca y sin voz alguna, el hombre trajeado ya había atacado con la pregunta en mi mente.

El Gato Negro  [SORAMAFU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora