× A M O R

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---Muchas gracias por haberme prestado su sueter, Soraru-san--- le sonrío al mayor aunque él no pueda verme.

No se si ha sonreído, no se si esta pensando algo mal de mí, pero desde que ambos salimos de aquel callejón, su actitud fría ha desaparecido de la faz de la Tierra.

Siento una punzada de dolor, pues esperaba que él también correspondiera a mis sentimientos, pero en todo lo que llevamos juntos y en el trayecto a casa, no hubo una respuesta suya ante mi vergonzosa confesión.

¿Me ha rechazado con su silencio?

---No tienes que agradecer, Mafumafu--- se gira a verme con una sonrisa demasiado extensa en sus labios.

Siento mi corazón latir nuevamente con violencia, mis mejillas se sienten calientes, como si una fiebre comenzara a atacar mi cuerpo por la lluvia... Aunque si lo vemos de ese modo...puede tener sentido.

Muffler descansa en mis piernas cubiertas por un pantalón de frío que Soraru-san me ha prestado.

De hecho, la ropa que llevo puesta es de él. No me permitió entrar a mi departamento y me ordenó darme una ducha en su baño.

No pude evitar sentir mariposas en mi estómago cuando estuve ahí dentro.

¿Soraru-san no me quería dejar solo? ¿Siente lástima por mis sentimientos? ¿Es eso?

Sigo acariciando la pequeña cabeza del minino mientras veo al mayor moverse en toda su habitación.

Esta buscando algo sin llegar a verse preocupado. Quiero pensar que son más pastillas para una próxima gripe, pero de su segunda mesa de noche saca un pequeño sobre color azul. Lo observa por unos segundos, suspira y se acerca a mí con aquello en su mano.

---Quiero que leas esto y me des tu opinión...--- me entrega el sobre y yo lo tomo con ambas manos.

---Ah... De acuerdo...--- abro el pequeño sobre y saco la hoja blanca doblada en cuatro partes.

Lo vuelvo a mirar de reojo y me dedico a leer el contenido de la carta.

Para:....

Si quisiera recordar cuando fue la ultima vez que me enamoré, sería en la etapa de secundaria. Desde entonces han pasado muchos años desde que mi corazón no se ve afectado por la presencia de una persona... No hasta ahora.
Había olvidado el sentimiento de "Amor". No recordaba mis dudas ante mi físico o como debía comportarme ante esa persona especial. Errores siempre los he notado, pero nunca antes me había afectado a un grado de hacerme pensar si algún día mereceré el amor de quien ahora estoy enamorado.
Yo, comparado con él, soy impuro, estoy destrozado, no creo propinarle felicidad a su vida.
Soy tan amargado...tan gris... Temo que los colores que lo rodean se vean afectados por mi aura sin color.
Si tan solo pudiese haber evitado fijarme en él, las cosas serían diferentes. Mi sentido de vida y amor serían diferentes.
Lo amo desde su presencia frágil hasta sus ojos carmesí, desde su cabello albino hasta su torpeza en olvidar las cosas. Lo amo hasta el momento en que duele, en que no soporto más este sentimiento y quiero sacar mi corazón de mi pecho para no sentirlo nunca más. No porque sea incómodo, sino porque mi amor nunca será correspondido.
Me enamoré de la inocencia y torpeza en persona. De mi vecino que es más pequeño que yo. Me enamoré de alguien llamado Mafumafu.

Al terminar de leer la carta, mi corazón me exige que lo deje libre.

Mis ojos se elevan hasta encontrar los suyos. Esas esferas color zafiro que me observan preocupado porque ya he terminado de leer su carta.

El Gato Negro  [SORAMAFU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora