× N O C H E - A C O M P A Ñ A D A

2.1K 270 305
                                    

[*•°SORARU*•°]

El sonido de las manecillas moverse seguidamente por los segundos me dejaban estresado. La última cita de este día había finalizado hace media ahora, y en este momento arreglaba algunos papeles sin importancia de pacientes que habían terminado por completo su tratamiento.

Me costaba creerles cuando me tomaban con fuerza de las manos, me sonreían y exclamaban lo felices que estaban de encontrarse sanos emocionalmente.

Yo dudaba de mi trabajo, pues siendo un buen Psicólogo, no podía sanar yo mismo de mis problemas pasados.

"Tal vez mis métodos no funcionan con una mente cerrada como la mía" pensé, aunque tal vez sea algo más grave. Algo que ni yo mismo ni otra persona más pueda curar.

Porque me era absurdo antes creer cuando las personas decían algo como sentirse mejor si esa persona especia estaba ahí para apoyarlos. Era ridículo que alguien sanara tus heridas que otra persona había ocasionado tiempo atrás. Que tus malos pensamientos fueran esfumados por las caricias de alguien más. Todo eso era ridículo, sacado de una tonta novela juvenil. Pero al final resultó ser cierto...

De todas mis noches largas y llenas de lágrimas, hasta hace tiempo pude revivir lo bien que se siente dormir sin llorar. Dormir sin las pastillas tomar. Era como si mi propio problemita fuera asustado por la inocencia y torpeza de ese niño albino del departamento de enfrente.

Ya no había eco de sollozos en mi habitación, sino la risa contagiosa de Mafumafu a cada segundo.

Deseaba con locura que las yemas de sus dedos acariciaran con suavidad mi rostro, así como yo acariciar el suyo y sin dejar de mirarle.

Me había enamorado de él y creo que me ha costado un poco reconocerlo. Así como me cuesta demostrar con palabras lo mucho que lo amo.

Es cierto, me había confesado ante él el día que llegó al departamento totalmente borracho, estaba a punto de besarle para explorar su boca y terminar con otra confesión romántica al estilo tonto juvenil, pero Mafumafu no iba a recordar nada de esa noche. No iba a recordar como inició y terminó nuestro (y tal vez) primer beso, no iba recordar la manera en que se confesó y en la manera en que yo lo hice después. Todo hubiera sido como besar a otra persona, pero con el pensamiento de que ha sido el albino a quien he besado.

Tal vez sea hora de esforzarse y dejar más en claro mis sentimientos por él.

No con pensamientos ni con palabras que se las lleve el viento, sino con acciones que día a día ese albino vaya notando en mí.

---¿Qué tan difícil puedo enamorar a Mafumafu?

[*•°MAFUMAFU*•°]

El cielo se ve atacado por enormes nubes negras con relámpagos.

Odiaba los días en donde el escenario allá afuera parecía que iba a ser el fin del mundo.

Miro el reloj que cuelga cerca de la entrada a la cocina, preguntándome a que hora llegaría Soraru-san a su departamento.

También me pregunto si Muffler se encuentra bien. Si no tiene ganas de comer o de jugar.

Suspiro cansado sin haber echo esfuerzo en todo el día.

Si lo pensaba por minutos, fue Muffler quien inició esta locura amorosa en mí. Si nunca lo hubiera cuidado por una semana y Soraru-san no hubiera entrado a mi departamento con el pensamiento de que era el suyo, la situación en ese tiempo futuro nunca se hubiera realizado.

Tal vez a mí no me estaría gustando Soraru-san, no pensaría en él ni me vería afectado por cada acción que realiza.

Todo se fue creando poco a poco. Esta historia de amor a la que yo le veo un rechazo como gran final.

El Gato Negro  [SORAMAFU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora