× I N E R T E

1.7K 209 248
                                    


[*•°*•°*•°]

Observaba el paisaje de carretera desde mi asiento. El día había acabado, y con eso la gran sorpresa de mi madre y su viaje, también.

La música de fondo me estaba haciendo quedar dormido. Era una mezcla de violín con piano, pacífica, sin más que decir.

Al cerrar mis ojos, lo primero que aparece en esa oscuridad es Soraru-san. Me sonríe sensual y me extiende su mano con tanta confianza, que yo quiero cogerla cuanto antes y ser llevado por él a algún lugar magnifico donde solo podamos estar los dos.

Cuando me doy cuenta de lo que pienso, me sonrojo violentamente y aprieto mis ojos por mis ya absurdos pensamientos.

Todavía falta un tramo de camino muy largo. Creo que llegaré hasta la noche. Hago un puchero sin explicación alguna y me dejo llevar nuevamente por la música, durmiendo un par de horas hasta despertar por el hambre.

[*•°*•°*•°]

---¿Estas seguro de querer llegar aquí?--- mi madre le echa un vistazo al gran edificio.--- ¿Y si te sientes mal por la comida de la playa?

---¡Estoy muy bien, mamá! ¡Todo fue increible!--- le doy un gran abrazo y un beso en la mejilla.

Ella me sonríe amable, acariciando mi mejilla con cariño. Se da la vuelta y entra a su nuevo coche que ha comprado y del cual esta muy feliz de tener.  

---¡Ten mucho cuidado!--- me despido de ella con un movimiento de mano, mientras la veo alejarse por las calles iluminadas gracias a los postes de luz.

Al entrar con mi maleta, no esta la recepcionista o alguien en el living. Me encojo de hombros y decido tomar el elevador que me lleva en segundos a la segunda planta. Al salir y llegar a la puerta de mi departamento, saco las llaves de ésta y doy una mirada rápida a la puerta de Soraru-san.

"¿Estará en casa?"

Al abrir mi puerta, mis ojos captan primero un lindo ramo de flores rojas y una blanca en medio de ellas. Tienen un gran listón rojo y están a lado de una caja envuelta en papel de regalo con un moño del mismo color que el listón. 

Mis ojos se agrandan y una gran sonrisa sale de mis labios.

Corro como todo un niño emocionado por el regalo, observo la pequeña caja, no encontrando ni una nota, pero teniendo las sospechas de quien ha sido el tremendo detalle.

Las rosas ya se ven un poco secas, por lo que rápidamente las libero del listón y el papel casi transparente en el que venían envueltas. Coloco agua en un jarrón que tengo por ahí y coloco las rosas en éste, llevándola hasta la mesa pequeña de madera que hay en la sala principal. 

Ahora, es el momento de abrir el regalo.

Me deshago del listón y del papel de regalo, quedando la pura caja con ese color café que hay en muchas. Abro la caja con cuidado, pues el contenido se siente algo pesado, y al liberarlo todo, creo que me he quedado mudo por largos minutos.

No reacciono, ni mucho menos parpadeo.

Frente a mis ojos está el ya soñado carrusel que ya antes había visto en algunas tiendas. Ese que juré que compraría algún día, cuando haya ahorrado el dinero para tenerlo.

Lo observo en varios ángulos con sorpresa. Estoy evitando fuertemente sacar al aire las ganas de gritar de alegría.

---¡Es tan lindo!--- es lo único que puedo expresar sin sacar mi voz chillona y dejar a alguien lastimado de los oídos.

El Gato Negro  [SORAMAFU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora