El Gato Negro [SORAMAFU]

× S E N T I M I E N T O S

Cuando creí que después de terminar de comer, iríamos directo al edificio de los departamentos, Soraru-san pidió que diéramos un paseo por las tiendas de artículos preciados, entre otras cosas más.

Una vez más vuelvo a quedar fascinado por el carrusel que había visto en aquella salida con Amatsuki. Su precio no había bajado y temía que subiera de un día para otro.

Cuando me giro a ver a Soraru-san, el mayor se encuentra observando todo con cierto interés.

Me quedo como un idiota mirándole, sintiendo los latidos de mi corazón cada vez más apresurados.

¡Esto del amor se sentía increible! Pero tarde o temprano las cosas terminan o se convierten en algo que simplemente no esperabas.

Debo decir que también le temo al amor, esto debido porque tarde o temprano se acaba, y siempre hay un corazón que sufre la pérdida de ese sentimiento del otro.

¿Es que acaso el amor es un tipo de sedante temporal?

De pronto sus ojos se encuentran con los míos desde la lejanía.

Yo doy un respingón e intento aparentar que nunca lo vi, pero fallo en el intento y Soraru-san sonríe divertido.

---¿Quieres ir a otro lugar?--- me pregunta una vez que se acerca a mí.

---Yo....No lo se...--- siento mis mejillas arder fuertemente.

Soraru-san parece pensarlo también, pero al no encontrar otro lugar cercano al que ir, ambos regresamos en silencio al edificio que se encuentra a unas cuantas cuadras de aquella tienda.

Subimos las escaleas, escuchando como nuestros pies hacían algo de ruido al pisar los escalones. Llegamos en un abrir y cerrar de ojos a nuestros departamentos, y por alguna razón no quiero dejarlo ir.

No quiero cerrar la puerta de mi departamento y no verlo hasta el siguiente día u horas. No quiero vagar en mi departamento con el pensamiento de él en todo momento, y mucho menos dormir a solas en mi cama, despertando sin sentir el bulto de Muffler entre mis pies y a Soraru-san dormido pacíficamente a un lado mío.

¿Así eran los pensamientos de un hombre enamorado?

Abro la puerta de mi departamento con la esperanza de que el mayor me detenga, pero es tan obvio que no va a hacerlo y voy a perderlo por lo que resta del día.

---Mafumafu...--- su voz me hace sonreír como todo un idiota, girando mi cuerpo entero para verle con un brillo intenso en mis ojos carmesí.

---¿Si?

---Espero y algún día volvamos a salir juntos--- me sonríe mientras abre la puerta de su departamento.

---Ah...¡Si! ¡Claro que si!--- mi sonrisa no parece esfumarse en ningún momento. Ni si quiera cuando esperaba algunas palabras románticas como "Quédate conmigo".

Ambos entramos a nuestros departamentos, cerrando nuestras puertas para perdernos en el momento aburrido que restaba del día de ese Sábado.

[*•°*•°*•°]

Ya habían pasado algunos cinco días desde que acepté mis sentimientos hacia Soraru-san. Realmente no podían empeorar, ya estaba totalmente perdido en su silueta, en su voz y en sus ojos zafiro.

Suspiré resignado ante mi enamoramiento y decidí dejar mi teléfono en los bolsillos de mi pantalón.

Por fin había llegado a mi departamento, deteniendo el paso en la puerta al ver una rosa roja tirada en el suelo y envuelta en papel transparente.