LAMENTO AL VIENTO

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Óyeme, dulce viento, oye con serenidad mi lamento por un amor que me desgarró el alma, que no me dio más que dolor y llenó mis ojos de una golpeadora tormenta la cual no me da descanso.

Los pensamientos me han robado el sueño y la pesadumbre el apetito; por más que trato de recordar los dulces momentos, estos se esconden de mí como si mi pena fuera una enfermedad y no quieren contagiarse de esta.

Hoy sólo me rodeo de malas compañías y camino de la mano con el insomnio, y tengo largas charlas con la pena, y pensar que pude ser feliz con él, pero no era prudente ni correcto, al haber reconocido su amor habría sido colgada en alguna plazuela o azotada por inmoral e impropio comportamiento, pero ¿quién es prudente al amar?

Dioses y Demonios en la vida de una mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora