Y PARA MAÑANA ¿QUÉ?

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Él me observaba con apetito y lanzaba miradas descaradas a mi boca mientras saboreaba la suya sin cesar. Luego de un rato se acercó a saludar, saludo al cual yo me rehusé a contestar por su insolente e imprudente actuar.

Comienzo a caminar rápidamente por la calle desierta. Tú, como delincuente, me acechas y persigues mientras yo trato de huir de tu indecoroso actuar. De pronto ya no oigo tus pasos; miro sobre mi hombro y no te veo.

De la nada me asaltas por la cintura y tu mano se va hasta mi boca, cierro mis ojos porque tengo miedo de lo que siento pero es imposible, caigo en lo profundo de tus ojos marrones y quedo inmóvil ante estos.

"¿Cómo te atreves a escapar de mí?", me preguntas con los ojos llenos de ardor. "No he podido olvidarte porque cada día te pienso", me dices, robas palabras de dante "Yo te amo, deseo y extraño, cada día siento hambre de ti; si ya no me amas, dímelo, porque con gusto y dolor te daré mi corazón y me llenaré de dicha al verte comer de él, pero no te alejes".

Mientras yo, con mi espalda pegada a la pared y llena de asombro, te contemplo, mis oídos saborean tus palabras llenas de pasión, quito tu mano de mi boca y mi pecho agitado se calma, lanzas preguntas que lastiman y cortan como cuchillas que matan. Regresas a tu primera pregunta: "¡¿Es que ya no me amas?!"

"Porque te amo es que me alejo y es porque si mañana no te tengo, ¿con qué me quedo?"...

Dioses y Demonios en la vida de una mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora