A DESTIEMPO

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Anhelo la llegada de marzo, sólo para volver a verle desde una distancia prudente, porque ante los ojos del mundo eres prohibido para mí.

Tú, muchacho insolente y atrevido, me has tomado como si fueras un hombre, tus besos duelen porque son impropios y tus caricias lastiman, pero alimentan a este corazón y tu juventud me revitaliza.

Tus abrazos me dan refugio del juzgar del mundo; escondo mi cara y mi vergüenza en tu vigoroso pecho porque aunque te quiero con vehemencia y veneración, siento miedo de mi castigo.

Rápidamente vuelvo a poner los pies en la tierra y de un sólo golpe despierto, te grito en la cara que no te quiero, que para mí sólo eres un juego y un pasatiempo, trato de herirte para que te alejes de mí, pero tu amor es inagotable, te acercas y me besas y me dices al oído: "Qué importa lo que diga el mundo si lo que me importa eres tú".

Dioses y Demonios en la vida de una mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora