DÉJAME VER

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Me contempló como se contempla una hermosa lluvia de estrellas, porque mi piel regalaba destellos de luz iluminando por completo la habitación. Tú me pides que no me oculte porque quieres disfrutar de mi desnudez, porque la deseabas desde hace tanto tiempo, mientras que mi pudor no tiene control; hasta mis caderas se sonrojan, evito mirar tus ojos y los cubro con mis manos, pero es inútil porque aún percibo tu mirada, tus manos tocan mi ombligo y, al igual que una guitarra, tocas mis cuerdas hasta llegar a mi garganta, pegado tu vientre a mi espalda te agitas de manera desmedida y me arrastras al descontrol; penetras en mis más oscuros pensamientos dejándolos al descubierto.

Disfruto del sabor de tu sudor, que se desliza por tu manzana de Adán hasta el nacimiento de tu pecho, bebo de este hasta saciar mi sed, luego me hundo en un profundo sueño amarrada de tu cuello, le pido a la noche que no se valla y que haga de este momento algo eterno sin término, pero la realidad golpea mi ventana regresándome a mi marchitada vida y lánguida rutina.

Dioses y Demonios en la vida de una mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora