Dioses y Demonios en la vida de una mortal

EL DEMONIO DORMIDO

Hoy me has visto del brazo con otro hombre y tus celos han aflorado de la peor manera; la locura se apodera de ti y tu reacción es la peor.

Has tomado tu caballo de acero y me lo has echado encima sin importar las consecuencias.

¿Acaso el caballero de acero no se conforma con un no? Hoy sientes tu orgullo de hombre y de noble pisoteado, ante los ojos de otros caballeros, esos oscuros que te acompañan, esos que no son compañía ni para el alma más negra que pise esta Tierra.

Recuerdo los días en que pisaste mi alma, mi sentir, mi querer. Recuerdo el día en que tomaste tu afilada espada y con esta dejaste una fea marca en mi piel, una marca que se cerró pero que sigue abierta y me molesta.

Ha salido el demonio que dormía en ti. Tu despecho es tan grande que tu boca no se contiene; me gritas llamándome loca, enferma y mentirosa.

Enferma de amor estuve.

Loca por creer en tu falsa lealtad y fidelidad y por creer que habías dejado a la dama blanca.

Mentirosa por mentirle al mundo y a mí que junto a ti sería feliz.