~Capítulo 10~

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El último que deje de amar pierde.

Chris Pueyo

João el hermano mayor de Antonio estaba en su despacho, vestido de forma elegante con un traje que había comprado con su madre un viernes después de salir del hospital, se encontraba revisando algunas facturas de la empresa para la que trabajaba. Al contrario que su hermano, él había estudiado economía y empresariales. Sacaba matrículas de honor, su padre no tardó en recomendarlo a varios amigos que tenían empresas importantes. Hoy en día trabajaba en una de las más importantes de Manchester e Inglaterra.

Una joven secretaria con una blusa blanca transparente por la que se podía apreciar su sujetador color crema entró a su despacho. Como siempre de forma educada.

-¿Señor?

-Si, dígame. -su mirada se dirigió hacía la secretaria con una sonrisa amable.

-Está aquí su jefe. -a João no le dió tiempo a decir nada ya que su jefe irrumpió en la oficina.

Era un chico alto, joven, con el pelo corto de color rojo intenso y bastante desordenado. Llevaba en la boca un cigarrillo a pesar de que no se podía fumar en las instalaciones pero el siempre hacía lo que le daba la gana. Tenía unos ojos verdes intensos. Su mirada era arrogante, fría y daba miedo. Iba vestido de forma elegante pero sin perder ese toque rebelde con un pendiente en la oreja derecha.

-Señorita gracias, ya puede marcharse.

-Claro. -La chica miró a João; a pesar de estar acostumbrada a tratar con hombres mayores, respetables y presuntuosos, Allistor Kirkland la ponía nerviosa. La secretaria esbozó una sonrisa a los dos y salió del despacho. Cuando se quedaron solos, Allistor se sentó en las butacas de piel giratorias situadas delante de la mesa del portugués. Se apalancó y sonrió de forma que daba miedo.

-Eliges bien a tus secretarias. -Apoyó las manos en la mesa. - Di la verdad, te las has tirado, ¿eh? O al menos lo has intentado y ella te ha rechazado. En ese caso yo la despediría y buscaría una mejor...quizás con más pechos.

João lo miró con cierto fastidio, pero no iba a caer en su estúpido juego.

-Allistor, ¿a qué has venido? ¿Tienes algún problema?

El pelirrojo se quitó el cigarrillo de la boca, se inclinó y echó todo el humo. En verdad era un fastidio.

-Tu padre ha llamado.

João se inclinó hacia atrás. Allistor aplastó el marlboro ya consumido por completo, lo tiró a la basura y le sonrió.

-Mencionó algo sobre un juicio, que tu hermano debía asistir y bla bla bla. ¿Sabes? No soy tu secretaria, aunque ya sé que te gustaría. -dijo con el mismo tono arrogante de siempre. - Llámalo. Y que no vuelva a pasar.

João se quedó atónito. La última vez que supo algo de Antonio había sido hacia ya tres días, y la única vez que había podido hablar había sido por teléfono, que encima apagó. Lo había buscado por toda la ciudad después de llegar a casa y encontrarse a su padre hecho un asco porque le habían dado una paliza, su madre llorando y a la vecina que al parecer había estado presente durante la pelea. Fue a casa de sus amigos pero lo único que recibió fueron negativas, solamente

Bella, su amiga belga, le dijo que Antonio se iría una temporada. Todavía no entendía muy bien lo que había pasado. Nadie le explicaba nada, sus padres actuaban extraño y, ayer justamente le dijeron que se iban a divorciar. João era un chico fuerte pero a pesar de eso no pudo evitar llorar. Ahora se encontraba en la oficina teniendo que lidiar con su molesto jefe e intentando no pensar en eso.

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