Arthur sonreía. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. Aquel sitio estaba abarrotado; a lo lejos había un tipo vestido extravagante, en otra mesa un grupito de chicas que charlaba animadamente, en la del lado una señora que no paraba de regañar al que seguramente era su marido. Pobre hombre.
-Seguro que al llegar a casa le hace dormir en el sofá.
Arthur se había dado cuenta de porque lo había comentado. Este les miró por un momento.
-Luego puedo cantar otra canción para animarle.
Entonces de la nada apareció un camarero detrás de él. Parecía tener sobre cincuenta años, con la cara cuadrara y llena de pequeñas arrugas típicas de un hombre de aquella edad, con el pelo lleno de pequeñas canas que asomaban por los lados, nariz ganchuda y ojos color miel cubiertos por una fina capa de verde además sus cejas eran bastante espesas, labios pequeños y emanaba cierta aura de seguridad, seguramente llevaba aquí ya muchos años.
-Buenas señores, ¿qué van a tomar?
Me quedé mirando al inglés esperando su respuesta.
-Un Nestea.-No esperaba otra cosa por su parte, té helado.
-Yo una Coca-Cola.
Nos dejó las cartas para decidir que cenar. Siendo sincero no tenía mucha confianza en la comida inglesa pero por contra había decidido llevarlo a uno de esos típicos restaurantes modernos los cuales se suponía que servían comida decente. Ojeé la carta varias veces buscando la mejor opción cuando cierto plato llamó mi atención. Pedimos finguers de queso, brochetas de gamba y las típicas patatas bravas como entrante además pedimos otro plato para cada uno. Mientras esperábamos un grupo de chicas se levantó para, seguramente, ir al baño. Pasaron frente a nosotros, una de ellas nos sonrió y luego se volvió perdiéndose en el fondo de la sala pero dejando unas vistas un tanto interesantes; dos piernas largas bien finas y un trasero redondo aprisionado en una falda muy ajustada.
-¿Quieres una servilleta? Es que estás babeando como un perro.
Sus palabras me sacaron de todo pensamiento. No entendía a que venía aquello.
-Muy bien, acabas de cagar la noche.
-¿Qué?
-Vamos, corre, seguro que te está esperando en el baño con las piernas abiertas, no te cobrará, no parece de esas que lo hacen, fíjate que suerte, ¿ o ahora vas a decirme que es tu prima también?
-¿Por qué mi prima?
-Porque al parecer todas son tus primas aquí.
-Solo tengo a Sophia aquí...
-Entonces la has mirado porque te ha gustado.
-¿Acaso tú no la has mirado?
-Ni muerto.
-Pensé que te había gustado.
-No me gusta ella, menos tú.
-Me sorprendes...
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que eres un celoso de cuidado y un amargado.
Arthur estuvo a punto de levantarse, le cogí del brazo a tiempo volviéndose a sentar. De la nada apareció en camarero quien dejó los entrantes y las bebidas. Se me ocurrió algo.
-Oiga, traiga un buen vino.
-Con mucho gusto señor.
Al parecer se sintió satisfecho al saber que iba a dejarle elegir pero bueno eso ahora no me preocupaba. Miré a Arthur.
-¿Estás bien? Venga no quiero que peleemos ahora...
-Oh, yo no estoy peleando, es más si quieres podemos ir a la mesa y cenar con ellas.
-Claro para que las mires tú.
Me reí. La chica volvió a pasar por delante de nosotros. Arthur la llamó.
-Disculpe señorita, ¿puede venir?
Ella curiosa se acercó. No sabía sus intenciones pero no parecían ser muy buenas. Me daba miedo.
-Gracias, mira, él es Antonio, guapo, ¿verdad? Quería acostarse contigo pero no se atrevía a decirtelo.
La chica se quedó estupefacta al igual que yo.
-Bueno yo...
-No te preocupes yo soy su primo.
Creo que por primera vez en mucho tiempo me sentía con ganas de que me tragara la tierra. ¿Hasta dónde iba a llegar?
-¿Esto es una broma?
-En absoluto.
Decidí intervenir de una vez.
-Sí lo es, disculpalo, es que no comer le afecta...mire señonita sus amigas ya se van y creo que debería ir con ellas.
Ella algo confusa se alejó para irse con sus amigas. Joder que mal rato.
-Muy bien has conseguido humillarme, te felicito.
-Gracias gracias aunque es una pena que no te haya dado el número.
-Una verdadera lástima.
-Tenía las tetas operadas, tampoco valía la pena.
Se llevó un trozo de queso a boca sonriendo triunfal.
-No me he fijado en eso estaba más concentrado en su culo natural.
-Realmente tengo serias dudas sobre eso pero bueno el tuyo es operado, si quieres para estar seguro lo podemos comprobar luego.
-¿Sabes qué no es natural tampoco? Tus cejas.
Me dió una patada por debajo de la mesa.
-¡Ai! ¡Encima tendrás morro!
Precisamente llegó el camarero con el vino y el resto de cosas. Le dí las gracias.
-Espero que sepas apreciarlo como se debe porque este vino es muy bueno.
-¿Cómo el culo de la tipa?
Nos echamos a reír.
-Anda come tontorrón.
Y seguimos comiendo, sirviendonos más vino, riendo, contándonos hechos del pasado que nos parecían importantes o simplemente se quedaron en meras anécdotas divertidas. Arthur me ponía más vino y a veces me hacía abrir la boca para canastar comida, no parecía el Arthur serio y callado parecía otro distinto pero sin perder su esencia, parecía más...felíz y sólo el hecho de que saber que está más alegre hace que me sienta bien conmigo mismo.
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Hola!
Gracias por leer como siempre <3
Siento que sea corto pero creo que está bastante bien, me gustaría saber vuestra opinión, es que pensé tal vez en hacer caps no tan largos o hacer unos largos y otros cortos...agh no lo sé.
Pd:
Esto de preguntar a las chicas por esa clase de cosas viene de família cofcofScottcofcof 😂😂
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Intocables
RomanceNo siempre el primer amor será el único y el último. Siempre existirá un segundo el cual te ame y te acepte tal cual como eres a pesar de tus errores, como el primero no supo hacer. Arthur Kirkland vuelve a Londres después de pasar una larga tempor...