Una semana después :
Al final el día había llegado. Habían sido varios aplazamientos pero allí estaba . Una parte de mi no quería estar delante de toda aquella gente, delante del juez, de la persona que había roto a mi familia...no tenía miedo pero tampoco me alegraba la idea. La sala se quedó callada cuando el juez se levantó haciendo un sordo ruido. Busqué con la mirada a mi madre, pero ella no estaba. Me sentí triste por un momento aunque por una parte me alegraba que no estuviera allí. ¿Estaría bien? No lo sabía. El juicio empezó, y tal cual empezó acabó.
-Este tribunal declara al señor Antonio Fernández Carriedo culpable de un delito de agresión y le condena a 10 meses de cárcel, pena que será conmutada por una multa de 7000 £ al carecer de antecedentes penales. Se levanta la sesión.
Un golpe seco en la mesa, el ruido de los papeles y algunas miradas indiscretas. Todo había acabado. Salí a paso apresurado, el estómago me dolía, tal vez por los nervios. Oí unas voces detrás de mí.
-Antonio. -mi hermano me puso la mano en el hombro. Yo ni le miré. Mi abogado caminaba junto a él. El juicio había sido muy pesado, quería largarme lejos.
-¿Y papá? ¿Dónde está?. - torcí los labios, lleno de impotencia. Él suspiró.
-Olvida eso ahora. Hemos pagado la fianza pero sabes que debes de controlarte.- me miró muy serio.
-Tu hermano tiene razón, no te puedes permitir el lujo de que esto vuelva a pasar o si no ya sabes lo que puede pasar.
Le quité la mano del hombro de mala gana y caminé hacia la salida.
-Ya te llamaré.
Bajé las escaleras del tribunal de justicia de Manchester lo más rápido que pude. Necesitaba escapar lejos. No estaba de humor y yo, solamente tenía ganas de una cosa, pero lamentablemente estaba lejos de mí. No parecía real era como un sueño. Subí a mi moto, me puse el casco y la arranqué. Tenía un buen rato de autovía para llegar a Londres pero no me importaba. Conducir me despajaba y eso era lo que necesitaba en ese momento. Joder, que ganas.
Una moto avanzaba tranquila, el viento acariciaba sus caras cubiertas por un casco. Gilbert y Arthur iban al local de siempre a compartir unas cuantas copas. Habían llegado. Un tipo grandote parado frente a la puerta los saludó y les hizo entrar, se conocían. Dos enormes altavoces retumbaban en lo alto lanzando sonidos escandalosos. La barra estaba repleta de personas que reían y hablaban en voz alta, en la pista todos hallaban como locos con una copa de alcohol en la mano.
-Hey Arthur, ¿a qué no te puedes creer a quién he visto?
Gilbert llegó de la nada con dos copas, era ron con hielo y limón. Arthur cogió la copa dando un trago largo.
-Déjame adivinar, ¿Sophia?
-¡Muy listo cejitas!
Los dos se asomaron. Allí estaba ella junto a sus amigas, bailando despreocupada, divertida, como si nada le importara. Iba vestida con un bonito vestido de noche con unas medias negras y zapatos a conjunto. Guapísima.
-Muy bien Romeo, ¿por qué no vas a por ella?
-¿Y dejarte aquí solo? Está claro que no puedes vivir sin mí.
El inglés le pellizcó la nariz.
-Deja de ser un arrogante y ve a por ella. Además estoy esperando a alguien.
-Vaya y yo que te creía un aburrido...
-Cállate cara pollo.
Y entonces el alemán desapareció entre la muchedumbre en busca de aquella chica que le había robado el corazón. Arthur se había quedado solo. Se acercó a la barra a pedir otro ron con hielo. Se sentó en una se las sillas de la barra. Estaba desilusionado, se quedó con el vaso vacío entre las manos. Sabía que por mucho que bebiera no llenaría el vacío que sentía.
-¿A qué viene esa cara tan larga? Madre mía, no debería de dejarte solo tanto tiempo.
Se volvió exultante hacía él, que le sonreía. Arthur se tiró a sus brazos arrancándolo de toda esa confusión, de toda esa gente enloquecida, de esos tipos que saltaban frenéticos, enloquecidos por la música. Antonio besó sus labios, que tenían un ligero sabor a ron, sus manos rodearon su cintura. Otro beso, esta vez más pasional. Esos ojos ahora tranquilos lo miraban con amor.
-Bueno señor Kirkland, ¿nos vamos?
Le mordió la oreja divertido. Estaba claro que necesitaban estar solos. El inglés asintió con una bonita sonrisa, esa que tanto había añorado.
--------Lo sé...😂😂 pero es que estoy baja de imaginación y no me viene la inspiración divina. Pero trataré de hacer lo mejor ya que tengo buenas ideas para los próximos capítulos. Creo...
UvU(capítulo actualizado)
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Intocables
RomanceNo siempre el primer amor será el único y el último. Siempre existirá un segundo el cual te ame y te acepte tal cual como eres a pesar de tus errores, como el primero no supo hacer. Arthur Kirkland vuelve a Londres después de pasar una larga tempor...