Sophia salió del estudio de música. Estudiaba allí por las tardes las lecciones de piano. La música era muy importante para ella, como dijo Jonh Green, "Algunas personas tienen vidas, algunas personas tienen música", ella era una de esas personas. La música de Chopin sonaba en armonía en su cabeza, movía los dedos al compás, <<Un dos, un dos>>, aquella balada No. 1 in G minor, Op. 23 hacía que a cualquiera se le revolviera el estómago. Chopin, gran compositor francés.
-Una ballada que empieza con un primer tema basado en la melancolía y la lírica seguida de un segundo tema cantábile, agitándose con vigor desde el piano donde ambos van chocando... creando un contraste muy expresivo, finalizando con una espectacular coda complicada y unas octavas descendentes que ocasionan un gran impacto...
Había estado hablando en voz alta. Avergonzada porque algunas personas la estaban mirado, escondió la cara en la bufanda que llevaba puesta. Una señora mayor sonrió al ver a la joven así. No lograba entender que acababa de pasar y a medida que se iba alejando del lugar recordaba aquellas imágenes de sus manos tocando la partitura. Por alguna razón sonrió emocionada.
-Mamá he vuelto
-Hola cariño, ¿todo bien?
Su madre apareció por la puerta y esta le dio dos besos para saludarla.
-Por cierto ha llamado alguien, no lo llegué a coger pero seguro que era para ti.
Le entregó el teléfono fijo. Acababa de entrar a su casa y alguien ya la reclamaba, seguro que era la torpe de su mejor amiga con algunos de sus dramas diarios. Miró el registro de llamadas y, en efecto, había sido Isabel. Pulsó el botón de llamar y a los dos segundos ya la tenía al otro lado de la línea. Su madre sonrió, ella se dio la vuelta para no ser espiada.
-¿Se puede saber que pasa ahora? No me digas que es alguno de tus dramas diarios...
-Me ofendes...¡Nada de eso!
-No grites por favor, mis oídos van a explotar por tu culpa.
Caminó hasta llegar a su habitación para poder tumbarse en su cama. Estaba agotada. Isabel habló después de aquella pequeña pausa. A saber lo que estaría haciendo pero seguro que nada bueno podría sacar de aquello, ni siquiera estaba segura de por que estaba así de nerviosa, lo podía notar a través del teléfono.
-Te comento...¿te acuerdas cuando los tres caballeros le dieron una paliza a Daniel?
¿Por qué le recordaba eso ahora? La palabra "Daniel" estaba de por medio y eso significaban problemas. Pese a que intentaba llevarse bien a veces le desesperaba su actitud, como la de aquella noche, no creía o al menos no quería aceptar que era así.
-¿Sí?
-Pues bien, resulta que Daniel les ha dicho a todos en clase que "les partió la cara a esos mamarrachos y que luego tuviste sexo salvaje con él en la discoteca", ¿y sabes qué es lo peor? ¡Que tiene un maldito vídeo!
Se quedó sin aliento por un momento intentando asimilar todo lo que su amiga le acababa de contar.
-Imposible... es que no...¡¿Y cuándo se supone qué follé con él?! !Es que no lo puedo creer! Juro que voy a partirle la maldita cara...
-Es que tía lo más fuerte es que ni se parece a ti la que aparece en el vídeo...te juro que no lo entiendo...¿quieres que vaya a tu casa?
-Dime que tienes el vídeo...menudo marrón...soy protagonista de una escena porno sin ser yo...que bien todo...adiós a mi vida...
-Oye... no me seas melodramas que eso le pasó a Juliet y mírala ahora, además solo lo tengo yo, por suerte le cogí "prestado el móvil a tu amigo" y lo borré, soy una hacker lo sé, deberías agradecerme -sonrió satisfecha y llena de orgullo- No se lo ha pasado a nadie pero por si acaso revisé si lo había colgado en algún sitio y parece ser que no, además el tipo que se lo proporcionó se llama...
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Intocables
RomanceNo siempre el primer amor será el único y el último. Siempre existirá un segundo el cual te ame y te acepte tal cual como eres a pesar de tus errores, como el primero no supo hacer. Arthur Kirkland vuelve a Londres después de pasar una larga tempor...