~Capítulo 13~

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No és tan fàcil deixar-se emportar pel vent quan bufa fort com sentiments
que han canviat per art de màgia, que han canviat per art de màgia

Per Art de Màgia

-¡Te pillé!

Rodeé con los brazos el cuerpo de Arthur que estaba un poco aturdido pero en seguida se dió cuenta de que era yo. Intentó soltarse de todas las maneras posibles.

-¡Idiota no me des esos sustos! ¡Ah y llevo media hora esperándote! Tsk... ¿y si me hubieran secuestrado? ¡No piensas!

No pude evitar reír, menudas ocurrencias. Era jodidamente adorable. Le dí la vuelta manteniendole pegado a mí. Se quedó mirandome por unos instantes, frente a mí, completamente bloqueado.

-Seguro que te habrían devuelto enseguida cejitas. -Me fulminó con la mirada. Intentó soltarse de nuevo pero mid manos presionaban su cuerpo. Me acerqué y lo besé y pareció acceder por un momento.

-¡Ah!.- Me había mordido. Lo solté enseguida liberandolo de mis brazos. -¡Me cago en todo! ¡Casi me partes el labio! ...¡Muy mal! Tendré que castigarte.

-No te tengo miedo culón.

-Pruébalo cejotas.

Cruzamos nuestras miradas, divertidas y llenas de orgullo. Y en un instante estaba encima mía, yo perdí el equilibrio y caí al suelo. Menos mal que estábamos es un parque y el suelo estaba blandito. Intentó pegarme pero lo detuve.

-¿Sabes que así estás precioso? ¿Te apetece hacer el amor conmigo Arthur?.-Él se puso muy rojo y sacudió la cabeza.- Sería muy divertido.

-Pero, ¿qué dices? ¿Estás loco? Seguro que aquellas chicas de allá nos alardean y todo.

Y entonces me besó. Lo dejé hacer, divertido, saliva y sabor a té. Jugué con sus labios ansioso. Era precioso. Era feliz, me encantaba. Dejé resbalar mi mano que acabó por casualidad en sus piernas pero se apartó riendo.

-No seas impaciente. Nos vamos, quiero un helado.

-¿Con el frío que hace? Luego me dices a mí loco.

El inglés se levantó y me tendió la mano, yo se la cogí y me levanté simulando una especie de baile de trasero imitando a las chicas esas que bailan tan bien. Me dió una palmada en el culo.

-Invito yo, pero deja de hacer eso.

-Pero si te encanta.

-Si, porsupuesto.

Me miró por un instante perplejo, con la ceja levantada y después aflojó para sonreír. Lo tomé de la mano. Me había sonrojado...era peor de lo que creía, me gustaba mucho.

La noche caía una vez más, una fría otoñal, cada vez más cerca del invierno. Dos chicos hablaban de todo y de nada, sonriéndose, la cabeza de rubio apoyada en el hombro del moreno con el helado medio derretido por las cálidas manos de este.

-Puaj voy a tirarlo...de verdad solo a tí se te ocurren estas cosas.

-Cállate, si te lo hubieras comido ahora no tendrías las manos sucias.

-¿Perdona? Eres tú quien quería un helado.

Tiró el helado a una basura cercana y se limpió con un pañuelo que tenía encima. Arthur rodó los ojos. Un semáforo acababa de ponerse en rojo. A la izquierda, había unos cuantos coches esperando a que el de delante del todo arrancara, después desfilan tranquilos a pocos centímetros de ellos. Oyeron el rugido del motor al frenar de forma brusca, las gomas chirriantes de los frenos, el humo que suelta. Y después, nada. Abrió los ojos. Arthur lo miraba.

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