Capítulo 28

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Cada persona se refugia de la realidad de alguna forma, para Sophía era la música. 

Recuerdos

La depresión llegó a Sophía a la edad de doce años. "Es solo un juego de niños..." decía su profesora. Un juego de ñiños era jugar al pilla pilla o ver quién era más rápido en una carrera...hacer el vacío,mirar con desgrado, insultar, claramente no lo era. Los profesores, como muchas veces, se lavaron las manos diciendo aquella famosa frase. Un día, en una excursión, la niña que le hacía la vida imposible la empujó, además de decirle cosas muy feas y ser pateada por su sequito. Aquello hizo que algo en su mente se activara, y, con clara violencia y rabia se acercó a ella para darle en la cara. Aquella niña antes de que la mano llegara a su cara, por mero impulso, se echó hacia atrás, con tan mala suerte de tropezar y caer por las escaleras. Aquello la dejó en shock. La niña se dio en la cabeza con tan mala suerte de quedar en coma. Fue todo un escándalo y sus padres la terminaron cambiando de colegio. Ella, por un breve momento se sintió bien, pero aquella sensación la atormentó. "Psicópata", la llamó la madre de la niña, el día que dijeron que aquel coma no tenía remedio y la niña falleció. Aquello hizo que tuviese pesadillas. Y entonces se mudaron a Londres. Sus padres pensaron que el cambio sería favorable pero Sophía no se relacionaba, no hablaba, era como un robot, que se limitaba a hacer solo las tareas que le daban, a veces incluso llegaba a encerrarse en el baño para llorar. Tenía miedo de herir a alguien. Ante aquel panorama fue a visitar al psicólogo. Sophía tuvo miedo de ir, alegando que "no estaba loca". Para una niña como ella ir a esos sitios era sinónimo de no estar bien de la cabeza pese que ella sabía que en el fondo era una mala persona y se lo merecía. La psicóloga la envió al psiquiatra. Allí entró asustada pero la calidez de aquel señor de bata blanca hizo que la joven Sophía confiara en él. Aquella visita cambió su vida. Fue cuando se apuntó a música. En el mismo isntante que sus dedos tocaron las teclas del piano, Sophía se sintió liberada. "La música es libertad", le dijo su profesora.  Le salvó la vida, aún así, a medida que uno se hace mayor entiende que no es oro todo lo que reluce. La música es libertad pero también puede llegar a ser cruel, y la depresión no es algo que desaparezca de la noche a la mañana. Los estudios obligados y la música no siempre han sido compatibles, y el estrés es mucho mayor. Aquello hizo que tuviera su primer ataque de ansiedad a los catorce. La presión, la exigencia, la disciplina, el tener que sacar  buenas notas, sus padres y la muerte de su estimada abuela fue el detonante. Otra vez fue llevada al psiquiatra quien ahora le invitó a que tomara un descanso dela música, pero esta lo rechazó, cayendo otra vez en depresión y ocasionales ataques de ansiedad. La situación duró un año, y entonces conoció a Isabel . Era una mujer liviana, que le enseño el arte de saber reír. El día que se conocieron Sophía salía de música. Hacía frío.  Todo estaba en silencio y la única iluminación que había era la luz amarillenta de las farolas de Londres. Sophia se frotó las manos heladas.

—¿Por qué siempre tocas tan triste?

Una voz suave hizo que la chica se diera la vuelta en busca del dueño de aquellas palabras. Casi se quedó sin aliento. La niña la miró con una sonrisa.

—Pareces sorprendida, ¿acaso un músico no trasmite como se siente a través de la música? Yo lo he oído y sé que estás triste.

Sophia se quedó helada. Tragó en seco y miró a la chica con curiosidad. Nunca antes la había visto por allí, y desde luego no parecía tocar nada ya que no traía ningún instrumento. La niña se acercó hacia ella, sonriendo de forma sincera, y entonces abrazó a Sophia.

—Me llamo Isabel, seamos amigas.

Para sorpresa de Isabel, aquella niña, correspondió su abrazo. ¿Qué secretos escondía? No lo sabía pero si podía hacer que se sintiera mejor lo haría, después de todo la escuchaba todos los días mientras esperaba a su padre.

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Hola! Sé que ha pasado mogollón de tiempo desde la última vez que escribí algo. La verdad es que han pasado mogollón de cosas en mi vida, algunas para bien y otras para mal, pero de igual forma sigo manteniendo la ilusión y la esperanza de que todo va a ir bien.
Me enteré hace poco de que Hetalia va a volver. No supe como sentirme al respecto porque es un fandom al que dejé pero que todavía le sigo teniendo mucho cariño. Ya mencioné que iba a cambiar cosas de la historia porque la verdad li leo y me dan ganas de reír de lo mal que está! Que aún a estas alturas tampoco pretendo hacer ninguna obra de arte ni mucho menos, esto es Wattpad y esta historia no deja de ser un fic mediocre que se me ocurrió, pero bueno ya que lo hago pues intento hacerlo bien. Me di cuenta de que la relación de Arthur y Antonio ha ido demasiado rápido y la trama tiene cosas que no me gustan porque no seguían ninguna estructura. Y haber, quién demonios mete en casa a una persona desconocida?! O Arthur es un temerario o está mal de la cabeza...(aunque que esperarse de alguien que ve duendecillos).

Por otro lado también quería dar un trasfondo a los personajes, no me gusta que sean planos, me gusta que a la hora de hacer algo o tomar una decisión decir, ¿por qué actúa de esa forma? Y de alguna forma hacer ver que no todos los malos son tan malos ni todos los buenos son tan buenos. (No se si me explico) 
Además de que me gustaría poder ofrecer un fic diferente, donde se aborden varios temas como la depresión o que estrategias tiene una persona para poder enfrentarse auna enfermedad (que no se note que estudio enfermería)...lo que quiero decir con esto es que me gustaría hacer unos personajes en los cuáles los lectores puedan sentirse identificados de alguna forma, hacerlos más humanos y que la realidad sea algo más cercano.

Con todo esto, si es que alguien sigue leyendo esto darle las gracias por seguir aquí. No sé cuando acabaré esto, pero lo haré. Muchas gracias <3

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